EXPRESIONES
Se podría escribir un nuevo testamento de impunidades registradas en suelo oaxaqueño.
Desde la década de los años setenta, en el siglo pasado, se tienen referencias de casos de corrupción y de impunidad en el ejercicio de los tres niveles de gobierno y en el relacionamiento con los principales actores políticos que conforman un sistema de gobierno pútrido que engaña sistemáticamente con apotegmas históricos que nunca ponen en práctica ni son ejemplo de ello.
Ser funcionario o servidor público es sinónimo de corrupción, de abuso, de incapacidad, de conflicto de intereses, de enriquecimiento ilícito y de impunidad.
Los casos de aplicación de la justicia son contados y más bien considerados como “chivos expiatorios” que se cocinan porque “no supieron hacer las cosas”.
En la política y en la función pública, robar es un arte, y solamente los pendejos se dejan atrapar.
De esa forma, sexenio tras sexenio siempre hay ejemplos de corrupción y de impunidad.
Y éste sexenio, el de Gabino Cué, el que nos engañó con el cambio, es uno de los más aberrantes.
Los corruptos identificados como Salomón Jara (delfín de AMLO para la gubernatura), Netzahualcóyotl Salvatierra, Jorge Castillo, Perla Woorlich, Alberto Vargas Varela, Germán Tenorio, José Zorrilla, Daniel Juárez, diputados locales y federales, etcétera, son prototipo de impunidad.
Quien no ha sido “aviador” cobrando flagrantemente en el viejo IEEPO o en cualquier otra instancia pública, testaferro o compadre, se distingue por su ineficacia y complicidad en las funciones de gobierno.
En este desglose, se tiene que incluir a todos aquellos “líderes sociales” que cobran grandes cuotas de chantaje, así como a varios “comunicadores” y medios de comunicación locales y nacionales que tasan su “prestigio” informativo.
La corrupción y la impunidad son flagrantes y galopantes en todos lados.
No se salva nuestro aparato de justicia que detiene órdenes de aprehensión a conveniencia e interés del ejecutivo estatal.
Hasta la iniciativa privada coadyuva en el flagelo, ahí está el señalamiento del ex gobernador Ulises Ruiz, que descubre que la empresa ADO pagó 5 millones de pesos a Flavio Sosa para que no secuestraran sus autobuses.
¿Cómo no decir entonces que Oaxaca es sinónimo de impunidad y corrupción?…..
Oaxaca de Juárez, Oaxaca; martes 1 de septiembre/2015.
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