LIBROS DE AYER Y HOY
Ante del fracaso de los liderazgos gubernamentales, políticos, religiosos, académicos e intelectuales, urge voltear la mirada a las excepciones que se dan en esos grupos y a las nacientes voces que surgen en otros contextos.
No queda claro si la situación del país es solo por la raquítica solvencia de los liderazgos morales o veníamos arrastrando desde hace décadas una rala contextura ética que hizo aguas en estos tiempos.
Los teóricos podrán explicarlo. Hace años, un poeta argentino me señaló los tiempos que nos faltaba vivir a los mexicanos – y que ya estamos viviendo-, y enumeraba como un final algo horrendo, un militarismo similar al que ellos han vivido.
El pleno ejercicio de la ciudadanía es lo que puede cambiar la situación del país y darle un rumbo democrático, si recordamos lo que pensaron en su momento los miembros del grupo El Espectador que fue integrado por Víctor Flores Olea, Carlos Fuentes, Jaime García Terrés, Enrique González Pedrero, Francisco López Cámara y Luis Villoro.
A lo largo de las etapas del país, se han formado grupos de eruditos, pensadores que devinieron en intelectuales orgánicos algunos con cierta presencia hegemónica ¿lo serían ahora esos políticos o asesores que solo piensan en los enormes salarios; académicos cerrados en sus propios criterios para dar una cátedra altanera, jerarcas que se oponen a derechos fundamentales, funcionarios que arrastran las concepciones derechistas de algunas universidades de paga?
El Espectador, un proyecto de disidencia intelectual es un trabajo de tesis que navega hacia la edición libresca. Fue escrita por María Susana Nava Ángeles para obtener el título de licenciatura en ciencias políticas y administración pública en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en 1993, pero su contenido está vigente ante la crisis de que hablábamos arriba y puede convertirse en una importante guía de las urgencias que tiene el país.
Los seis intelectuales se agruparon en torno a una revista El Espectador, que causó ámpula porque exhibía ya desde 1959, las carencias fundamentales del sistema priísta y planteaban, unos, la profundización de la democracia como sistema de vida, en tanto que otro, Villoro, la miraba como un paso importante hacia la implantación socialista.
Durante más de una década los miembros de El Espectador apoyados en los teóricos más renombrados- Gramsci, Max Weber, Karl Mannheim, entre otros-, hicieron el esbozo de lo que podría -y puede- ser México; un intento por introducir al país los marcos teóricos que precisaba.
Destacan dos puntos importantes en ese aporte, la responsabilidad del intelectual ante los problemas del país y sobre todo su acercamiento a las clases populares y el impulso a un sindicalismo libre e independiente.
Después, cada uno deambuló por separado, en muchas representaciones, obras escritas, cátedras, literatura como el caso de Fuentes y la intelectualidad orgánica se les atravesó por el camino. Vale la pena hacer un análisis sobre todos los conceptos que manejaron estos intelectuales y se hará una vez que la académica Nava Ángeles imprima su libro.
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx
