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La guerra y rencillas

MUJERES Y POLÍTICA

Y en tanto una guerra pone en riesgo al mundo, en México, en Oaxaca libramos todas las batallas y somos una especie de sobrevivientes.

Ataque-en-Siria-

Lo sucedido en Siria, el ataque químico y luego la respuesta bélica de Estados Unidos de Norteamérica, léase Mr. Trump, nos revelan la gravedad de una buena parte de la humanidad, la parte que sostiene el sartén por el mango, el poder real, el poder que decide quien vive y quien muere.

Simplemente no se entiende. Las víctimas de todas las edades, nos ponen en el más arcaico de los momentos, como cuando no había derechos humanos (al menos declarados), cuando la fuerza era (pero sigue siendo) la “razón”. Como la razón impuesta por las religiones y la sangre corrió (y sigue corriendo) por cada continente, en el nombre de Dios se produjeron (y se siguen produciendo) todas las atrocidades.

Crueldad sin límite, ocurrió y sigue ocurriendo por el color de piel, del exterminio a la esclavitud, vergonzosos aprendizajes, hasta el holocausto nazi, incomprensible por siempre.

La guerra es una industria que produce miles, millones de personas asesinadas, víctimas de la ambición desmedida, del fanatismo y, peor aún, de la ignorancia.

De todas esas guerras, hay una que se ha mantenido por los siglos, basada en fundamentalismos igualmente arcaicos, una guerra sutil tan cruenta como las otras, donde el campo de batalla es la vida diaria, el espacio común, el lugar de convivencia diaria, la gota que cae sobre la piedra y la horada. La guerra contra las mujeres porque se piensa en ellas como seres a las que se ordena, se mandata y se les designa, seres inferiores, a las que se debe mantener fuera del poder.

La bitácora de la misoginia es brutal y avasalladora. La liebre salta por cualquier lado, en cualquier lugar, a cualquier hora. Cuando no es un honorable juez, es un funcionario de cualquier espacio de gobierno o un presidente municipal, un expresidente de México, un religioso, un maestro frente a la clase o un ex dirigente del movimiento estudiantil del 68 con un micrófono en mano, o un esposo enojado que rocía gasolina y prende fuego a su pareja, cada uno desde su espacio de poder. No importa quién sea o quién haya sido, el odio hacia las mujeres brota porque la semilla la tienen sembrada en lo profundo o apenas bajo la piel y brota, cualquier día, sin razón, sin nada, solo brota.

Así la guerra, la guerra que ensombrece la vida y produce muerte. Y puede ser la guerra como ahora sucede en Siria, donde vemos el ataque con misiles al mismo tiempo en que ocurre, como si observamos la guerra de las galaxias. Y luego los niños y niñas muertas, las mujeres muertas, los hombres muertos, la desesperación, la crueldad…pero tenemos que seguir y apagamos el televisor y nos vamos. Igual que hacemos cuando vemos a mujeres rascando la tierra para encontrar los cadáveres de sus hijos ¿en Siria? No, en México. Como cuando sabemos de las mujeres asesinadas cada día, seis, dicen unos, siete, afirman otros ¿En Siria? No, en México y observamos que nos han vacunado contra esa y todas las violencias, que la indignación nos dura poco, poquísimo. No es para menos, llevamos al menos un decenio sobreviviendo a una guerra no declarada ¿en Siria? No, por supuesto que no, en México.

Rencillas políticas

En Oaxaca la omisión hacia los hechos que afectan a las mujeres por parte de los gobiernos es cosa grave. Las instituciones responsables de las políticas públicas desde una perspectiva feminista o de género y su transversalización en todos los quehaceres de gobierno han quedado rezagados desde hace varios años. Con Gabino Cué el sexenio completo se perdió y con Alejandro Murat hay tiempo para no repetir la historia, historia que, por cierto, cuesta vidas y esas vidas son de mujeres.

Ese es el pequeño detalle, la violencia desmedida, que en sólo cuatro meses ha dejado 36 asesinatos, 11 de ellos considerados feminicidios, aunado a la falta de políticas públicas desde esa perspectiva para brindar servicios calidad, en programas de educación desde la igualdad, presupuestos gordos para resolver la problemática, campañas contra la misoginia machista que se refleja cotidiana en todos los ámbitos y a cada ratito. Es voluntad política la que se requiere.

Por otro lado, un conflicto entre el expresidente municipal y hoy Secretario de Administración, Javier Villacaña, y el actual munícipe José Antonio Hernández, tienen al garete las políticas públicas para contrarrestar la desigualdad de género y atender a las mujeres que sufren violencia. La manzana de la discordia son los intereses de un tercero, un político de malas intenciones llamado Hugo Jarquín (su nombre real es Hugo López Martínez, pero decidió adoptar el apellido materno de su mamá Oralia Martínez Jarquín). Este político se apropió en el trienio pasado del Instituto Municipal de las Mujeres y claro del Refugio municipal. Digo se apropió, pero fue en realidad una especie de concesión.

No sé a ciencia cierta qué favor pagó el hoy funcionario estatal al militante del PRD, pero la acción equivocada fue “pagarle” con los asuntos de las mujeres y ahí empezó la debacle del Inmujeres de Oaxaca de Juárez que terminó convirtiéndose en escuelita para hacer collares y pulseras. Hoy la historia se repite en todos los sentidos. Hace tres años, la entonces titular del Inmujeres municipal, Eva Patricia Bravo Espinosa, realizó una persecución al personal del llamado Refugio o Cavi. Hoy, la actual directora del Inmujeres, Elia Pérez Martínez, irrumpe en el lugar, junto con otras funcionarias por instrucciones de su jefe y pariente.

Hace tres años, pues, Jarquín se apoderó del Inmujeres de Oaxaca de Juárez y del refugio. Hoy, Hernández Fraguas busca deshacerse del Refugio y de todo lo que huela a obra villacañezca, en medio de todos estos intereses está un nuevo inmueble construido en el trienio anterior, con dinero público que gestionó el entonces diputado federal Hugo Jarquín, unos ocho millones de pesos, pero no por buena gente sino porque ese lugar sería su coto de poder municipal, así de simple.

Hernández Fraguas no quiere broncas con Jarquín, quien solo basta con que haga ¡Bu! Para que todo el mundo tiemble y la forma de deshacerse “del problema” es que el refugio pase a manos del gobierno estatal, pero de acuerdo con la Secretaria de la Mujer Oaxaqueña, Miriam Liborio, lo que le falta es dinero o sea no tiene presupuesto.

Mientras son peras o son manzanas, el viejo refugio, construido en el trienio de Gabino Cué (2002-2004), sigue en manos de gente de Hugo Jarquín, por lo que Hernández Fraguas decidió cerrarle la llave, el dinero se acaba y el lugar está en malas condiciones. Total ahí atienden a mujeres pobres y maltratadas, eso no les importan, es lo último que les viene a su memoria.

Por eso hay que recordarles que, a ese lugar, hoy en condiciones deplorables, han llegado mujeres con historias terribles de violencia y en esas paredes han encontrado un refugio que les ha permitido salvar sus vidas y a veces la de sus hijos e hijas.

Es una lástima que las rencillas políticas, las ambiciones de un tercero y la omisión de quien hoy gobierna, le den al traste a una política pública a favor de las mujeres. Ojalá el Instituto Nacional de la Mujeres o la Red Nacional de Refugios puedan poner en su lugar a estos tres mosqueteros que quieren la guerra y no la paz. A ver qué dice el gobernador Alejandro Murat a quien con estas acciones le echan a perder sus bonitos discursos.

jarquinedgar@hotmail.com

 

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