VILLA DE MITLA, Oaxaca, abril 12.- A Abelardo Ruiz Acevedo, presidente municipal de Mitla, y Javier Bautista Olivera, presidente de Bienes Ejidales, no les quedó otra opción más que ponerse del lado del pueblo y firmar el acta de convenio de NO a la construcción de la 28 Zona Militar en este Pueblo Mágico.
Después de varias semanas de incertidumbre, debates, dimes y diretes y de repulsa popular, alrededor de las 10:00 horas del domingo 9 de abril arribaron a Mitla aproximadamente 17 militares, entre ellos tres coroneles que pretendían realizar una reunión privada con ejidatarios y comuneros de la población; sin embargo, habitantes que se percataron de esta situación convocaron al pueblo a reunión urgente, lanzando cohetes.
Una vez reunida la población en la plaza municipal, Mario Alberto Lizárraga, Coronel de Brigada, dio a conocer el proyecto, aludiendo que su estancia en la comunidad permitiría crear un cuerpo de policías militares, conformado por miembros de la población que estarían al servicio de los mitleños, trayendo consigo una derrama económica con equipo necesario para el tratamiento de basura y aguas residuales que pudieran generar.
A pesar de esta propuesta los habitantes mantuvieron su postura de NO a la Base Militar en Mitla y pidieron que los militares fueran respetuosos de los acuerdos que el pueblo había tomado anteriormente, en realizar una asamblea general entre las autoridades correspondientes y el pueblo.
Alrededor de las 18:00 horas, ciudadanos de la comunidad se congregaron nuevamente para reafirmar su postura ante las tres instancias involucradas, y a pesar de que fueron invitados de manera oficial, sólo acudieron el presidente municipal y su Cabildo, así como el presidente y tesorero de Bienes Ejidales, ausentándose los representantes de Bienes Comunales.
Después de que le dieran lectura a la Orden del Día, en punto de las 19:41 horas el Edil dio por instalada de manera oficial la asamblea general, posteriormente algunos ciudadanos tomaron el uso de la palabra, lo que fortaleció el rechazo al proyecto militar.
De entrada dijeron que el agua no es suficiente para abastecer a la comunidad, menos si los militares se establecen en el Pueblo; Mitla es un pueblo tranquilo, no es necesaria una Base Militar, además los militares traen a su propio personal, por lo que no habría fuentes de trabajo para los nativos.
Aclararon que existen familias que viven en zonas montañosas con escasez crítica de agua, y es mejor darles a ellos alguno de esos terrenos y no a los militares; las personas que han querido recuperar terrenos o ser parte de los ejidatarios y comuneros se les han puesto trabas, hoy cuestionan por qué a los militares no les ponen peros y toman en consideración su oferta.
Manifestaron que el establecimiento de la Zona Militar sería un Mitla sobre otro Mitla, porque al haber militares, personas ajenas a la comunidad vendrían a establecer negocios y bares irregulares, trayendo como consecuencia otros problemas sociales.
Actualmente, en Mitla se puede caminar tranquilamente a cualquier hora de la noche sin ningún temor y no estar reprimidos por un toque de queda; y con una Zona Militar en la población lejos de crear una derrama económica ahuyentaría al turismo, debido a que la presencia de militares siempre es alarmante y además a los turistas les agrada la tranquilidad que este Pueblo Mágico ofrece.
Otros recuerdan lo grato que era caminar y jugar libremente por el campo y les gustaría que tanto hijos y nietos de las generaciones venideras puedan disfrutar de sus campos.
Otros participantes dijeron NO a la Zona Militar, pero sí a proyectos que favorezcan el desarrollo económico, cultural, educativo y social de esta población, aludiendo que los terrenos que pretendían ceder para el establecimiento de la Zona Militar sean donados para la construcción de alguna escuela o de una universidad, que mucha falta le hace a la juventud mitleña.
Luego de haber escuchado las diversas opiniones dadas por la ciudadanía en contra del establecimiento de los militares en este Pueblo Mágico, el presidente municipal reiteró lo dicho en una radio local:
“En lo que a mi administración compete, no apoyaremos el proyecto de la Zona Militar”, asimismo en la asamblea propuso levantar un acta de mutuo acuerdo entre las presentes autoridades y el pueblo, recalcando que él se debe al pueblo, ya que los ciudadanos lo colocaron como autoridad; yo me debo a ustedes, ustedes me colocaron en este lugar, yo debo defender sus intereses”.
Javier Bautista Olivera, presidente de Bienes Ejidales, manifestó en su oportunidad que por la mañana los ejidatarios pretendían realizar una asamblea para definir si apoyarían o no al proyecto y por consecuencia ceder o no sus terrenos, sin embargo el pueblo no lo permitió.
Asimismo, dijo que “nosotros no estamos dando nuestros terrenos, no hemos dado nada, simplemente ellos vinieron a proponer un beneficio que nosotros lo vemos como perjuicio”.
Como respuesta a su irresolución, Bautista Olivera recibió silbidos y abucheos por parte de la población, con la que exigían definir su postura ante la situación y minutos más tarde dijo: “Yo me comprometo a no dar nuestras parcelas para este proyecto”.
El pueblo quedó satisfecho porque de manera unánime se llegó a este acuerdo y además después de muchos años se realizó nuevamente una asamblea general, tomando en cuenta la opinión del pueblo e invitaron a las autoridades municipales, ejidales y comunales, a que convoquen y pidan el consenso del pueblo antes de tomar decisiones por él.
Por último, un ciudadano sintetizó: “Aquí se vio manifestada la democracia, podemos decir que la democracia no es una palabra muerta, porque aquí si se ha tomado en cuenta la opinión del pueblo y la democracia reside donde el pueblo manda”.