ISONOMÍA
Es increíble pero está sucediendo. En el nivel nacional hay un tendencial de conflicto destructivo de Morena que no se detendrá si no interviene el líder máximo del proyecto de transformación nacional.
En el estatal, la tendencia no es diferente: sectarismo, cooptación, inmovilismo y opacidad han llegado a límites extremos.
En esta coyuntura la gran tarea es hacer que el partido funcione. La parálisis no ayuda a nadie. Por más que se le busque, no hay más que propiciar el funcionamiento institucional del partido que debe mover al amplio potencial de simpatizantes de AMLO. Esa es la energía colectiva pura que debe apuntalar el proyecto de transformación.
La dirigencia actual tiene la oportunidad histórica de frenar esa caída precipitada de Morena, si interioriza que la catástrofe arrastrará a todos los grupos dirigentes, pero lo peor y más injusto es que colapsará también las posibilidades de reivindicación de nuestro pueblo.
Y ahí, nadie tiene derecho a dilapidar las oportunidades que abrió el proyecto de la 4T.