ISONOMÍA
En un entorno de cerrada batalla por la hegemonía política en el país y de crisis de liderazgo nacional y estatal del partido Morena, el pasado 18 de julio se conformó el Movimiento por la Transformación de Oaxaca (MTO) que coordina el Maestro Francisco Martínez Neri.
Se trata de un movimiento estatal potente, amplio e incluyente, destinado a hacer historia en la lucha por la defensa del proyecto 4T, asumiendo las particularidades de nuestro estado.
El movimiento nace con la ventura de tener liderazgo con experiencia, perspectiva estratégica y, sobre todo, con el prestigio necesario para hacer convocatoria amplia a un gran número de simpatizantes del proyecto de cambio que no se sienten representados políticamente.
El concepto es más que interesante en la medida que se presenta como respuesta a las expectativas y necesidades de amplios grupos organizados y también de ciudadanos.
En la coyuntura nacional se despliega permanente acoso de los contras de la oposición cuestionando el proyecto de cambio que abandera AMLO. Por lo pronto, la estrategia del gobierno federal está a la ofensiva y crecen los activos del Presidente.
Sin embargo, no sucede lo mismo con la base partidaria agrupada en torno de MORENA que debería dar soporte organizativo y base popular a la defensa del proyecto de cambio nacional.
Por el contrario, en el nivel nacional el proceso de polarización de los grupos y las deficiencias en los liderazgos generan profundas dificultades para alcanzar consensos en torno a la dirección del partido y serias graves institucionales socavan la credibilidad de MORENA.
Aún con sus tensiones y en un tendencial a la baja, ese partido conserva todavía la ventaja para los comicios del 2021. Sin embargo, las cosas pueden cambiar.
De modo agravado, en nuestro estado de Oaxaca, además de la crisis nacional de Morena, se acompaña una importante parálisis y desintegración en donde se han imposibilitado las tareas organizativas y las que corresponden a la articulación de la agenda Oaxaca de la 4T.
Tal parece que los poderes fácticos que dominan en el partido tienen una estrategia, paralizante y de desorganización que permite espacios más amplios de acuerdos cerrados y excluyentes.
Sólo paliado por las políticas públicas asistenciales del gobierno federal, persiste el drama de nuestro estado que conserva los indicadores de bienestar y de rezago más adversos del país.
Asimetrías políticas y sociales, pobreza extrema e inexistencia de estado de derecho son el producto de un estado de cosas donde prevalece la ineficiencia del aparato público en su vertiente estatal, incluyendo a los tres poderes y al nivel de gobierno municipal.
Lo que se ve no se juzga. El MTO y su liderazgo nacen con una gran capacidad de convocatoria a la que han respondido cientos de ciudadanos, organizaciones e incluso amplios sectores de la izquierda oaxaqueña que prefiguran la construcción de un gran movimiento que ya se coloca como un factor muy importante en la conformación del escenario electoral del 2021.
El proyecto MTO está subsanando un vacío de liderazgo en Oaxaca. Contra la estrategia desprestigiada, excluyente y empobrecedora de los grupos tradicionales y prevalecientes en la izquierda oaxaqueña, incluyendo a Morena.
El MTO y su Coordinador están llamando a generar poder social alentando la participación, la organización para la defensa del Proyecto nacional de la 4T y para hacer realidad este mismo proyecto para la particular realidad de Oaxaca. Ahí, sin duda, se genera un polo organizativo de gran potencia.
El éxito de AMLO se fundó en la estrategia de develar, descubrir ante la sociedad mexicana, las profundas contradicciones de las estructuras sociales y políticas de nuestro país y hacer una propuesta de solución en un contexto de profundo hartazgo de la sociedad.
Algo similar sucede ahora con la emergencia del MTO y su Coordinador que propone superar las contradicciones centrales de nuestro estado y, al mismo tiempo, apoyar el Proyecto nacional de cambio.