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Eduardo Ibarra

Por fin: Privilegian la salvación de la humanidad

Utopía

Sin el crecimiento sostenido del clamor en Estados Unidos y otras latitudes, pero también sin la diplomacia de vacunas emprendida con mucho éxito por la República Popular China y la Federación Rusa, resulta incomprensible el apoyo de Joseph Biden a la suspensión temporal de las patentes de los inmunológicos para combatir el SARS-CoV-2 y su depredadora covid-19.

La decisión de la Casa Blanca revierte la política de Donald Trump de impedir una exención temporal de las barreras de protección de propiedad intelectual y se suma a más de un centenar de naciones que buscaban negociar sobre la exención, impulsada por Sudáfrica e India, hasta sumar un centenar de gobiernos de igual número de países.

Finalmente se impuso no sólo el interés humanitario sino también el más común de los sentidos, en la voz de Katherine Tai, representante de Comercio de EU, cuando aseguró: “Ésta es una crisis sanitaria mundial y las circunstancias extraordinarias de la pandemia del covid-19 exigen medidas extraordinarias”.

Por supuesto que los voceros de tan poderosos como minoritarios intereses de las farmacéuticas que forman parte de los 200 corporativos más ricos e influyentes en el orbe, pusieron el grito en el cielo con el argumento de que la humanitaria medida sentaría un precedente “desastroso para la innovación e investigación”.

Stephen Ubi, presidente de la Pharmaceutical Research and Manufacturers of America, acusó: “En medio de una pandemia mortal, el gobierno de Biden ha dado un paso sin precedente que minará (sic) nuestra respuesta global a la pandemia y pondrá la seguridad en entredicho”. Ni una palabra respecto a que sólo en EU seis consorcios recibieron del gobierno de Trump 10 mil 761 millones de dólares mediante recursos a fondo perdido. Y contratos de suministro de fármacos que no existían y de viabilidad incierta.

“¡No tienen llenadera!”, diría el presidente Andrés Manuel, gobierno que ya superó los 20 millones de vacunados, pero Ciro Gómez Leyva insiste en comparar a México con USA, ignorando que “Entre el 30-40% de los estadunidenses no contempla vacunarse, lo cual daría al traste con la estrategia de lograr inmunidad de rebaño para el otoño. El titánico esfuerzo del gobierno de Biden se topa con la ignorancia y los prejuicios de un sector de la población” (internacionalista Gabriel Guerra).

El principal asesor médico de Joe Biden para la pandemia, reconoce las “legítimas preocupaciones” de las empresas gringas para mantener sus negocios, pero (siempre hay uno): “No puedes tener a personas muriéndose en el mundo porque no tienen acceso a un producto que los ricos sí poseen”. Y que tendrían acceso a un biológico hasta 2024.

La plausible decisión de Biden ayudará a EU a competir en la diplomacia de vacunas, donde es la última potencia en entrar a esa carrera, con Pekín y Moscú que la dejaron muy atrás. El gobierno de Xi Jinping –nombre que no logra memorizar López Obrador) entregó o vendió vacunas a 90 países y exporta más dosis que todos los demás. 70 naciones reciben la vacuna del Estado ruso, presidido por Vladimir Putin (no “Putín”, Carmen Aristegui, como dices desde 1999).

En agudo contraste, sesionó presencialmente por primera vez en dos años el G-7, los cancilleres de las “principales economías mundiales”, lo cual es falso, para criticar a Rusia, por “su actitud irresponsable en Ucrania” y llamar a China a “respetar los derechos humanos”. Nada sobre los biológicos y la plausible decisión de Biden. Lo que muestra el trato que da el imperio a sus “aliados”, cuando se sientan en la misma mesa con la Casa Blanca en la “cabecera”, como describe Biden la igualdad entre los Estados.


Eduardo Ibarra Aguirre

Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).

Colaborador desde el 12 de abril de 2021.


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