Utopía
Finalmente, por fortuna, estamos en la antesala de la veda electoral del día 3, que no es otra cosa que la suspensión de las actividades públicas de promoción de los candidatos, sus partidos y membretes que inundaron los medios de comunicación de la más anodina y mentirosa publicidad partidista que lo mismo llamó a “cortarle los güevos a los violadores”, “defender la vida desde la concepción”, combatir sin cuartel la corrupción desde las siglas propiedad de grupos y antes cacicazgos que florecieron con el aceite corruptor que hizo funcionar al sistema político mexicano durante décadas, entre muchísimas otras expresiones divorciadas del más común de los sentidos.
El próximo domingo millones de ciudadanos que sería deseable fueran la mayoría del padrón, sufragarán para elegir a 15 gobernadores, 500 diputados federales –de ellos 200 de representación proporcional–, 30 congresos estatales de igual número de estados y la Ciudad de México, y 1 900 ayuntamientos y juntas municipales, así como alcaldes y concejalas en la capital.
Hablamos de más de 21 mil candidatos que bregan por ocupar un cargo de elección popular, los cuales si usted los multiplica por los 10 partidos o franquicias arrojan un total de 210 mil ciudadanos. Y si tal carrera pública no ofreciera atractivos dividendos y un mejor futuro, tenga la seguridad de que más de la mitad no estaría en esos trotes arriesgando su integridad física e intelectual como sucedió con más de 400 mexicanos, 13 de ellos asesinados. Ni siquiera se pelearían con sus dirigentes ni los ofenderían a gritos con el adjetivo de vendido, tampoco tomarían por asalto sedes partidistas ni abundarían las mentadas, empujones y golpes.
¡Ah! La más noble de las actividades humanas convertida en su contrario por pequeñas porciones del poder político, porque también existe el económico, financiero, bursátil, criminal, religioso y mediático, pero muchos colegas prefieren olvidarlo en su quehacer.
Conforme se acerca la hora de la verdad, el presidente Andrés Manuel, solicita a los que cubren las mañaneras “no hablemos de cuestiones político-electorales; no lo hemos hecho, porque hay pasiones desbordadas, hay nerviosismo y tenemos que actuar con responsabilidad y serenidad”. Demasiado tarde pues el Tribunal Electoral lo exhortó a constreñir sus pronunciamientos a las restricciones constitucionales en propaganda gubernamental en el proceso electoral hasta el término de los comicios, ya que estimó que el Informe de 100 días del tercer año de gobierno fue propaganda personalizada. Tiene razón el Tribunal.
Pasiones desbordadas y nerviosismos que las oposiciones partidistas y empresariales, cobijadas en la súper manoseada sociedad civil, y que lidera el plutócrata Claudio X. González y los historiadores Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín en funciones de dirigentes políticos, se disponen a judicializar la contienda para obtener en tribunales lo que no serán capaces de ganar en las urnas, como lo mostró Parametría, en la voz de Francisco Abundis. Temprano tiró línea al respecto Leo Zuckermann con el argumento de la “intromisión presidencial”.
Analistas de Televisa fijaron los mínimos y máximos a conquistar el domingo para declarar un triunfo o una derrota de AMLO. Igualito que como lo hicieron anticipadamente las agencias AP y UPI en los años 70 que declararon triunfadores en las elecciones parlamentarias a los comunistas italianos, lo que éstos jamás vaticinaron, para enseguida convertirlos en “los grandes derrotados”. Viejo truco.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.