Utopía
Rebasados los primeros 2.5 años de gobierno de la todavía muy popular Cuarta Transformación, para unos, y para otros no sólo impopular sino repudiable, el feminicidio no sólo no retrocede como delito en México sino creció en 7% en los primeros cinco meses del año en curso.
En general los delitos del fuero común, aquellos que están o deberían de estar en las manos de los cuerpos de seguridad pública de los estados y municipios, los agentes del Ministerio Público y los jueces locales, aumentaron en forma sensible; mientras que los delitos del fuero federal disminuyeron en 27.2%.
Y entre los del fuero común destacan el robo a transeúnte que aumentó 6.4%, el robo en transporte individual incrementó 19.3%, el robo en taxi subió 26.5% y el feminicidio creció 7%. Por si lo anterior no bastara en términos de impacto mediático, sobre todo en vidas humanas perdidas, los delitos con mayor crecimiento fueron la violación sexual con 30% y la trata de personas en 47%.
Porcentajes muy altos que seguramente tienen vinculación con la pandemia del SARS-CoV-2 que genera la enfermedad covid-19 –misma que ya presenta algunos síntomas de reactivación en México–, y que puso patas para arriba a todos los países del planeta, sobre todo a los de grandes concentraciones urbanas y con un poderoso sector de los servicios. Por supuesto que, derivado de lo anterior, la crisis económica acaso sin precedente que generó, excepto en la República Popular China.
Los todólogos siguen el pésimo ejemplo del trío Los Aguilar –Héctor, Jorge y Leo– , como algunos de los que modera Genaro Lozano en Sin Filtro, incluido él mismo, quienes en automático proclaman el fracaso de la “militarización de la seguridad pública”, como fórmula facilona que no explica nada, pues lo que arrojan los datos proporcionados en la mañanera del lunes 21 es que no existen buenos resultados donde la seguridad pública y la impartición de justicia están bajo el liderazgo institucional de gobernadores como el tamaulipeco Francisco García Cabeza de Vaca –el presunto jefe intelectual de lo que denominan Cártel de las Vacas Locas– y el jalisciense Enrique Alfaro que demostraron ser extraordinarios como críticos de las políticas y programas del presidente Andrés Manuel, pero omisos en el cumplimiento de las obligaciones con los gobernados en materia de seguridad pública. Llegan, incluso, a exigirle a López Obrador que cumpla con las funciones y tareas que a ellos corresponden y que juraron cumplir ante el Congreso de Tamaulipas y el de Jalisco.
Entre las disminuciones de los ilícitos del fuero federal destacan los delitos fiscales con -27.1%, los financieros -21.3%, los de la delincuencia organizada -19.7%, los relacionados con armas de fuego y explosivos -5.5%, los patrimoniales -5.2% y los homicidios dolosos bajaron poco, pero disminuyeron 2.9%. Los secuestros retrocedieron 28.8%, respecto al mismo periodo del 2020, y en toda la administración de la 4T -60.4%.
Entre los delitos que aumentaron: los cometidos por servidores públicos se elevaron 8.1%, contra la salud 8% y los electorales 137.7%, por la contienda política.
Salvo su mejor opinión, mientras la mediocracia oligopólica, en particular Televisa y Televisión Azteca, persista obtusamente en transmitir contenidos en los que las mujeres son presentadas como objeto sexual, cosificadas en detrimento grave de su rol como sujeto social, resultará muy cuesta arriba por no decir que imposible, que disminuyan la violencia intrafamiliar, las violaciones y el feminicidio en nuestro país.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.