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Eduardo Ibarra

“Pa’ lo que sea Canel, pa’ lo que sea”

Utopía

Hasta las movilizaciones en apoyo al sistema económico y político cubano, y en respuesta a las dominicales del día 11 y sus demandas legítimas la mayoría, pero bien instrumentalizadas por la Casa Blanca y la mafia cubana de Miami, Florida, fueron presentadas por Televisa como “Protestas en Cuba” con caracteres gigantes. Alguna factura cobran los directivos del consorcio de Emilio Azcárraga III y 12 de los plutócratas de México. Allá ellos y su pérdida de credibilidad.

Las “protestas en Cuba” del sábado 17 tuvieron como centro a La Habana, con sus 100 mil movilizados que para demandar el fin del “bloqueo, la agresión y el terror” del gobierno de Joseph Biden quien “ha vuelto a lanzarse con todo para destruir la sagrada unidad y la tranquilidad ciudadana” (Díaz-Canel, dixit), se percibe insuficiente, con todo y actos simultáneos realizados en las 14 provincias cubanas.

A pesar de la contundencia del discurso del presidente Miguel Mario, como señalan observadores, insistió en que las marchas antigubernamentales fueron “artificialmente fogueadas” mediante una campaña desde Florida, con el aval del gobierno. Y para sorpresa de Washington demandó “Cesen la mentira, la infamia y el odio. Cuba es profundamente alérgica al odio. ¡Y jamás será tierra de odio! No se construye nada bueno del odio. El odio nos roba tiempo para amar y hasta el amor mismo”.

Odio fue lo que expresó el presidente de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos –cofundada por Mariclaire Acosta, la después subsecretaria de Derechos Humanos con Vicente Fox–, al vomitar ante un trabajador de la Embajada de Cuba en México: “¡No me toques negro, maricón!” El racista y homófobo René Bolio, vinculado a dirigentes del Partido Acción Nacional, se quejó ante los reporteros y repitió su desplante que es la negación misma del derecho humanitario.

También es odio lo que obnubila las entendederas para interpretar la nueva realidad mexicana –la de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Haití, Perú y Venezuela–, y que busca sembrar en el imaginario colectivo conductas y actitudes beligerantes, de confrontación, en detrimento de las percepciones divorciadas de las filias y las fobias que destruyen las posibilidades para el diálogo, el debate, la negociación y el acuerdo políticos.

Hoy es de la mayor importancia conceptual y política la formulación de Díaz-Canel Bermúdez respecto a la mentira, la infamia y el odio, el compromiso de que la isla “jamás será tierra de odio”, entre otras razones porque, en efecto: No se construye nada bueno del odio. Que no es otra cosa lo que revelan los 60 años de bloqueo económico y comercial contra el pueblo cubano que es el principal afectado por la política criminal de gobernantes demócratas y republicanos, con la relativa excepción de Barak Obama, que la practican bajo la muy hipócrita bandera de la democracia y los derechos humanos que no pocos aliados de Estados Unidos los niegan en forma sistémica.

Y con la visión de “Cuba de amor, de paz, de unidad, de solidaridad. Cuba de todos los cubanos que, estén donde estén, trabajan para verla avanzar con sus propias piernas y brazos hacia un destino de prosperidad posible”, es perfectamente viable materializarlo.

Más aún cuando se revisarán “los posibles errores gubernamentales que se han cometido en los dos años anteriores”, rescatarán la obra social de la revolución y darán mayor atención a los sectores vulnerables del país, porque “Cuba es de todos”. Salvo que USA prefiera la opción ofrecida en el malecón habanero.


Eduardo Ibarra Aguirre

Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).

Colaborador desde el 12 de abril de 2021.


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