Utopía
La Comisión Federal de Competencia Económica, mejor conocida por su abreviatura compuesta de Cofece, es uno de los múltiples órganos “autónomos” formados durante 1982-2018 –el muy impopular neoliberalismo hecho gobierno y políticas públicas–, como parte del entramado de organismos paraestatales para cubrir las insuficiencias del abundante y costoso aparato gubernamental en los tres poderes de la Unión y los tres niveles del Ejecutivo. Lo cual catapultó el monto del presupuesto de la Federación hasta el punto de duplicar la deuda pública con Felipe Calderón y su respectiva repetición con Enrique Peña.
Es también uno de los órganos “autónomos” favoritos de la crítica presidencial en las mañaneras –el medio de comunicación más escuchado, leído y comentado en México aunque a muchos colegas les causa neurodermatitis de contacto, para decirlo en forma educada–, en buena medida porque sus integrantes se rebelaron en contra de la disposición constitucional de que ningún funcionario debe ganar más que el presidente de México.
Decía un hidrocálido extorsionador de políticos desde un semanario de manufactura muy escandalosa, que duele más una patada al bolsillo que a los testículos. No le faltaba razón a Armando Vázquez Granados, los de la Cofece, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral, entre muchos, no soportaron que su espléndido tren de vida y de gastos se viera reducido por un señor que tiene una concepción de la vida y del servicio público diametralmente distinta y se enfrascaron en un desencuentro mayor que aún no queda claro si benefició o perjudicó más a las mayorías.
Lo que sí quedó claro es que de algo sirve la comisión encargada de la “promoción y defensa de la competencia económica”, función que debería ser de la Secretaría de Economía que coordina la culiche Tatiana Clouthier, pero este es otro tema.
La semana pasada la Cofece aplicó una serie de multas por 903.47 millones de pesos a empresas y personas físicas que se coludieron para fijar precios en el mercado de la distribución de medicamentos. Las conductas ilícitas de las cinco empresas y más de 20 personas involucradas generaron un daño al mercado de 2 359 millones de pesos. Es decir, el monto de las multas es mucho menor que el daño económico causado, para no hablar del sanitario y la integridad física de los pacientes, pero es el máximo monto que puede imponer la Cofece como multa. La legislación, al parecer, protege también a los intereses de los duopolios y oligopolios, como dicta la lógica de la máxima ganancia para el gran capital.
Las diferentes acciones ilícitas, informó la Comisión Federal de Competencia Económica, se realizaron en distintos periodos; sin embargo, la investigación se enfocó de 2006 a 2016, durante los sexenios del guerrerista Calderón Hinojosa y el corruptísimo Peña Nieto.
La burocracia dorada de la Cofece justifica enhorabuena su existencia –sus anuncios son malísimos por demagógicos– e involuntariamente da la razón al presidente Andrés Manuel López Obrador en sus persistentes y hasta reiterativas denuncias sobre la corrupción que imperó en todo el sector y los “distinguidos” secretarios de Salud, el chantaje al que fue sometido por las gigantes farmacéuticas y distribuidoras –aún nos debe AMLO los nombres de los políticos que las mueven– y el terrible daño que hicieron en forma criminal a la salud de los mexicanos, mismo que sólo la obnubilación de la oposición plutocrática y partidista se niega a reconocer.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.