Utopía
Olga Sánchez Cordero, presidenta del Senado, hace una denuncia que de suyo es harto preocupante: Existen en el primer círculo del presidente Andrés Manuel, conductas y prácticas machistas que ella padeció como la primera mujer secretaria de Gobernación que fue.
Así lo dijo “en tono molesto” la también exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: “quiero decirles que alguna gente cercana al presidente desvalorizaron mi trabajo permanentemente, a pesar de que yo me esmeraba por cumplir la responsabilidad del cargo de secretaria de Gobernación, una de las posiciones más importantes y difíciles también para realizar. Pareciera que estas pocas personas, con la desvalorización que hacían de mi trabajo, se retroalimentaban en sus machismos”.
Abundó que pareciera que esa desvalorización era como demostrar la superioridad y la alimentación de ese patriarcado y de ese machismo; quien lo sufre es quien lo está diciendo. Y mucha gente me dice: cúrate las heridas, dale la vuelta a la página, cierra el capítulo, no continúes dándole vueltas a lo que obviamente fue algo tan negativo para ti. Lo que da idea de los agravios sufridos por una feminista que como ninguna representó esa visión en la SCJN y en el Poder Judicial, por supuesto que no de manera perfecta, pues tal condición no existe.
Mas también es cuidadosa al aclarar: “Quiero dejar muy puntual aquí, y muy claro, que el señor presidente Andrés Manuel López Obrador siempre me trató con una gran deferencia, respeto y consideración”. Abundó la jurista que sustituyó a Obrador durante los días que se resguardó en Palacio Nacional, por contagiarse de SARS-CoV-2. Y que “muchísimos de los integrantes del gabinete del presidente fueron también generosos, amables, corteses”.
El clima misógino o permeado por él, llegó más lejos. Cuenta Sánchez Cordero que sus más cercanos colaboradores le sugirieron que no aceptara la presidencia de la Cámara de Senadores, porque “no tenía la experiencia, después de haber presidido el pleno de la Suprema Corte”. Y eso consta en un chat, y lo grabé, y lo tengo guardado para mi memoria, advierte doña Olga. (Víctor Ballinas y Andrea Becerril, La Jornada, 9-XII-21),
Tampoco es ajeno el hecho de que muchos medios de comunicación la renunciaban, un día sí y otro también desde el primer año de gobierno de la Cuarta Transformación y su líder, respaldado ahora por entre 65 y 71% de los ciudadanos, lo que desquicia a opositores como Felipe Calderón, el amo y señor de los montajes con su brazo derecho Genaro García Luna, y la historieta del tren ficticio que inventó Joaquín López-Dóriga o Lord Chayotes desde los años 70, cuando José López Portillo le regaló el yate que aún disfruta.
Los opinólogos también se pasaron y mucho de la raya con la señora que entonces despachaba en el Palacio de Cobián, al aplicarle afirmativamente la frase de López Obrador de que “no soy un florero” o “no estoy aquí como florero”. Una cosa es la discusión y la polémica en los medios y otra, muy distinta y preocupante, los prejuicios hacia las mujeres que tienen pleno, absoluto, derecho a protagonizar en el espacio público, en todos ámbitos institucionales.
Seguramente a no pocos funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno y los tres poderes de la Unión, pero igualmente de la iniciativa privada y de la llamada sociedad civil, no les estorbarían los cursos y talleres que brindan organismos de los diversos feminismos, pero todos convergen en la defensa y promoción de los derechos de las mujeres.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.