La ciudad y sus personajes
Estas líneas y la serie de pinturas de vagabundos que les comparto es una invitación a visibilizar y dignificar a los seres que están desamparados a causa del olvido, en donde la justicia no se hace presente, ni hay protocolos sociales y sus historias pocas veces son contadas. Estas personas encarnan la desesperación, la locura, el consumo de sustancias prohibidas socialmente que, para ellos, son el oxígeno que les permite continuar.
En el Censo de Población y Vivienda 2021 del INEGI, se reporta que existen a nivel nacional 105 albergues o dormitorios públicos en donde se les da atención a 3,816 personas en situación de calle, entre las que se cuentan 1,020 mujeres y 2,796 hombres. Lamentablemente estas cifras van en aumento debido al distanciamiento social ocasionado por la pandemia que actualmente vivimos.
El vagabundo es definido como el ser errante, sin un camino trazado dentro de la aceptación social, ni un número de domicilio al que llega la correspondencia, o toque el amor de su vida, o tenga un trabajo estable que pueda darle raíces en un lugar.
Estos personajes han sido plasmados a través de la historia del arte e interpretados de manera magistral; no los veamos sólo como cuadros colgados en una galería o estampas de libros y revistas dentro de un librero. Te invito a que la próxima vez que estés delante de un vagabundo, además de ayudarle de alguna manera acorde a tus posibilidades, le obsequies un saludo, un gesto amable, sonrisa o un par de palabras de aliento, recuerda ellos no son seres invisibles, también son personas.
Estas cuatro serigrafías en papel, tituladas “Vagabundos en la Noche” y editadas por el talentoso impresor Raúl Escobedo en el Taller el Hachazo en la Ciudad de México en septiembre 2021, están acompañados con un poema de la escritora y periodista Teresa Gil.
VAGABUNDO
Algún día, pasarán mis días
y la noche me cubrirá la cara.
Pero hoy, me visto de colores
voy hacia el viento solo,
dulce viento,
mi mejor compañía.
Paso por los senderos del maíz
cubiertos
y como sus semillas
crudas, llanas,
sin esperar el fuego.
Un hombre me ha tirado una piedra
una mujer me insulta.
Voy corriendo…
Alguien ha dicho que los descastados
los que no crean reinos,
deben de ser proscritos,
que no les den comida,
los persigan
y si pueden los maten.
Sepultados,
la maldición eterna.
La vida me mostró una encrucijada
la bondad, el amor, el pan caliente,
una madre.
Yo preferí la noche
y un camino.
Rodrigo Aridjis
Nace en Contepec, Michoacán, en el seno de una familia ligada a las artes. Desde muy pequeño su madre, maestra y paisajista reconocida en su medio, lo inicia en el gusto por la pintura. Su obra se enmarca en la tendencia del arte figurativo. Sin embargo, no puede delimitarse en escuela o corriente alguna, ya que sus pinturas se orientan por la realidad, pero no la plasman.
Colaborador desde el 13 de diciembre de 2021.