Libros de ayer y hoy
Tras ganancias millonarias, una entidad bancaria Citibanamex, se aleja en parte. Mientras, las empresas mexicanas agudizan la carestía.
Quizá les afectará, pero de entrada ¿qué les puede importar a millones de mexicanos que Citibanamex abandone al país después de haberlo saqueado y solo deje una oficina para atender a los más ricos? Al pueblo le preocupan en este momento los precios de los comestibles de supervivencia, que subieron la cuesta de enero rápidamente empujados desde diciembre cuando ya se notaba la avaricia empresarial.
Y con esos comestibles fundamentales, estuvieron los más necesarios o más apreciados para unas fiestas como las que acaban de pasar, que se lanzaron al aire de la codicia.
Los informes de Coneval dicen que el alza de la canasta básica, (que se llama así porque es la que puede mantener a alguien vivo), comenzó desde hace seis años, pero el ajuste de los últimos meses rompen el récord del alza y dejan hecho polvo al nuevo salario mínimo.
Las carnes de res ya son imposibles para las clases proletarias, pero el aumento traidor se ha dado en frutas y verduras, del tipo de la cebolla, los limones, las naranjas, las papas.
Estas últimas en relumbre de reivindicación, carísimas en la última semana. Los humildes productos se elevan también junto a su precio en símbolos, frente al poderío de un sistema, de una clase poderosa que enviaba millones de ganancias al extranjero, mientras millones vivían en la pobreza y la miseria.
La paradoja vale en el caso de Citibanamex que ejemplifica la forma como los países ricos siguen en el saqueo en términos formales, mientras la cebolla ingrediente fundamental de nuestra salsa y comida, se esfuma por cara, de la cocina de los pobres.
Los cultivos de frutas y verduras en manos de grandes productores
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural prevé un buen año 2022 en cultivos que tanto precisa el pueblo mexicano como son las frutas y las verduras. México ha llegado a ocupar el noveno lugar en el mundo como exportador de esos productos.
Aunque tiene el primero en aguacate, el segundo en fresa y zarzamora, el tercero en una larga lista.
INEGI considera que es poca la superficie del país que se aplica a cultivo agrícola, solo el 16 por ciento con 32 millones de hectáreas, un alto porcentaje de las cuales están en manos de grandes productores.
En la Ciudad de México su gobierno informa de 371 hectáreas para cultivar maíz, amaranto, nopal y maguey. El surtido de otros vegetales llega del estado de México y su más cercano surtidor, es en parte Texcoco.
La carestía lleva a grandes núcleos a los mercados públicos y a las centrales o a cultivos caseros de verduras. Como parte integrante de nuestra vida diaria, las verduras también se pueden prestar para la alegría. De mi libro Lo que no se dijo (Editorial Groppe 2015), página 94:
Trascendencias
Leyó en el anuncio:
“Planta hortense, de hojas divididas, flores en umbelas, fruto en aquenio, tallo fistuloso y raíz carnosa”
–Debe ser fabuloso -exclamó sorprendida y muy interesada decidió contestar el anuncio. Lo hizo de una manera breve, pero con descripciones muy contundentes.
“Planta con raíz fusiforme, amarilla o rojiza, jugosa y comestible”. Y subrayó un añadido: “Muy dulce”.
–Debe ser fabulosa -dijo él al leer el mensaje y decidió contestarlo.
Fue así como se conocieron (y se casaron, claro), el apio y la zanahoria.
La cebolla como símbolo en Miguel Hernández, el comunista
De la profundidad de su poesía expresada en varios libros, el poeta Miguel Hernández nos dejó un símbolo perenne de las atrocidades de la tiranía: la cebolla. Verdura que calma el hambre al ser mezclada con el pan, mientras los triunfadores del franquismo se apoderan de la riqueza de la patria, conmueve al infinito porque es el hijo pequeño el que se alimenta de ese olor cebollesco tan penetrante.
No hay más para enriquecer la leche que la madre le da. Lo más terrible para él ( ya que su hijo sobrevivió) es que en la cárcel ni siquiera el nutriente elemental calmaba la amenaza en los pulmones de Miguel Hernández.
Tres años después de pasar en la cárcel de Torrijos, mientras lanzaba su poesía en servilletas de cocina, en su celda, Miguel murió de tuberculosis en 1942.
Su lucha contra el fascismo y su posición como comunista no necesitaron las balas que mataron a Federico García Lorca, el otro gran poeta asesinado por Franco. Con el hambre y el bacilo de koch al acecho, fue suficiente. Aquí dos seguidillas de Las nanas de la cebolla (Editorial Naranjo Argentina 2013)
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla.
Hielo Negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba
con sangre de cebolla
se amamantaba
Pero tu sangre escarchaba
de azúcar,
cebolla y hambre.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.