Utopía
Cometen un serio error político y ético los que junto con el abogado Javier Coello Trejo decidieron que éste encabece la promoción jurídica, y harto mediática, de las demandas ministeriales en contra del doctor Hugo López-Gatell por la presunta responsabilidad, individual, en la muerte de más de 300 mil mexicanos por el SARS-CoV-2.
Y el principal error de cálculo consiste en el muy negro pasado ministerial, policiaco y político del chiapaneco nacido en San Cristóbal de las Casas, en donde se inició en el servicio público como agente del Ministerio Público hasta ser designado por José López Portillo (1976-82) como fiscal especial para el combate a la corrupción, con el antecedente de la tesis El Ministerio Público frente a la corrupción priista.
En esa tarea se ganó el mote del Fiscal de Hierro, por encarcelar a 1 200 funcionarios en su papel de fiscal anticorrupción, bajo las órdenes del impresentable procurador Óscar Flores Sánchez y durante uno de los sexenios con más escándalos de corrupción y frivolidad presidencial. Misión durante la cual forjó un compadrazgo con un ícono de la corrupción y la criminalidad policiaca, Arturo Durazo Moreno.
Antes de concluir el sexenio del impulsor de la primera reforma política significativa, Coello Trejo se convirtió en secretario general de Gobierno de Chiapas, gobernado por Absalón Castellanos Domínguez (1982-88), estado en el que tuvo una vida de escándalos enmarcados por la polémica y su mano dura para enfrentar los conflictos sociales.
Ramsés Ancira recordó: “No olvido la anécdota de Coello Trejo arrojándose con sus 120 kilos de peso sobre indígenas chiapanecos, causándoles estallamientos de vísceras”. Y libró también una guerra de difamaciones con sus adversarios del gabinete del general, que fue cortada de tajo con su destitución a principios de 1984; como apunta el analista en periodismo político Pablo Cabañas Díaz.
Fue el presidente Carlos Salinas –motejado como homúnculo criminoide– quien lo rescató al nombrarlo subprocurador de Investigación y Lucha contra el Narcotráfico, con tres encargos: detener al cacique del sindicato petrolero Joaquín Hernández Galicia, recuperar las joyas robadas del Museo Nacional de Antropología e Historia, y capturar al narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo. Encomiendas que cumplió con un alto costo en vidas y apoyado por el grupo Tiburones, comandado por Guillermo González Calderoni.
El nombre de Javier Coello también fue ligado a otros escándalos, como cuando su escolta fue acusada por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal de ser la autora de violaciones sexuales en la zona de Perisur. Vera Margarita asegura que el violador era el ahora defensor fracasado de Emilio Lozoya Austin y la profesora Mónica García. Pero exitoso en los casos de María Asunción Aramburuzabala en la denuncia por presunta extorsión en contra de Teresa Adriana Pérez Romo, esposa de Joaquín López-Dóriga; como representante de Jorge Vergara durante el litigio en contra de su exesposa, Angélica Fuentes, por presunto fraude, con lo cual logró que ella quedara fuera de la empresa Omnilife y del equipo de futbol Chivas del Guadalajara.
Coello Trejo trabajó en los dos lados de la mesa a la hora de estar en un juzgado, envuelto en el escándalo y acusaciones de violaciones a los derechos humanos. Sólo que ahora dio un paso demasiado delicado al defender a fallecidos por covid-19, pues obliga a tener la cola limpia para acusar al prójimo de negligencia criminal con el apoyo abierto, en un tour mediático, de los principales noticiarios de radio y televisión, Aristegui incluida.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.