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Tere Gil Portada

Se buscan escritores para una biblioteca en Sonora

Libros de ayer y hoy

Promueven concentrar la creatividad estatal y hacer la selección y promoción regional, de autores.

El libro, ese gran condenado de la tecnología, se carcajea a diario de los pronósticos y toma nuevos bríos en momentos fatales, cuando su presencia en supervivientes, ha sido uno de los grandes consuelos de esta etapa.

Eso lo revivifica desde su papel impreso y desde lo digital y lo eleva no como un condenado al que hay que despedir, sino como un gran salvador que alienta y enseña.

Quizá por eso las campañas del Fondo de Cultura Económica (FCE) toman otro sendero y las editoriales agazapadas por la poca inversión, levantan el rostro para volver a empezar.

El escritor Carlos Moncada Ochoa de Sonora, con su gran aliado el poeta Ernesto García Núñez y el apoyo de grupos culturales como el colectivo Sonora Queherida, lanzaron la idea de una biblioteca de escritores y poetas sonorenses y de aquellos que sin serlo, han escrito sobre ese estado.

Todo entrará, hasta los malos libros que como aquellas viejas películas de Juan Orol se revivifican con el tiempo y a lo mejor se convierten en obras maestras. Nunca se sabe. El aporte hasta este momento iba en centenares y seguían llegando.

El resguardo de libros tuvo una función política y de represión

Los libros son tan peligrosos que han sido objeto de todo tipo de represión, quemas, sustracciones, alteración, escasez, prisión y muerte. He buscado en diccionarios y en unos no he encontrado la palabra biblioteca, que para otros es la definición escueta de un resguardo de libros para préstamo en determinadas condiciones.

La historia de esos locales que salvaguardan la cultura, está vinculada desde luego a los libros, aunque no siempre. En la Mesopotamia se llamaban así los lugares donde los escribas llevaban registros de funciones de una ciudad y de paso del control de la ciudadanía, convirtiéndose por lo tanto en centros de delación.

Siempre hubo lugares donde esconder los libros, aunque formalmente se habla de sus orígenes en Grecia y se pondera la famosa biblioteca de Alejandría que sufrió un incendio que destruyó buena parte de la historia de la antigüedad.

En la Colonia, cuando la Inquisición se daba vuelo en las pesquisas de los que se ilustraban,  los libros fueron objeto de custodia también y en etapas posteriores de los oscurantismos tanto religiosos como culturales se trataba de contener en ellas aquellos libros que tenían el amparo eclesial o de los poderosos y ocultar y quemar aquellos que abrían los ojos.

La historia de la quema de libros se suma a la quema de bibliotecas, imprentas y librerías. Y después, en lugar de tener libros resguardados para el préstamo, se pasó a las modernas librerías que empezaron a cumplir la función de vender libros en lugar de prestarlos ¡Un negocio!

Los cambios en las bibliotecas y la fiesta de la cultura

Los datos que se proporcionan sobre existencia de bibliotecas en el país son variables porque se van creando otras, se suman  empresas y escuelas particulares y la cifra se pierde. En 2017 se mencionaban 7 mil 413 públicas y  200 privadas.  

Excélsior da la cifra de las entidades con más bibliotecas en el país, que encabeza el Estado de México con 703. Otra lista oficial, daba cifras que parecen inverosímiles porque al estado de Hidalgo lo pone con ¡una! y a Sonora con 48.

De acuerdo a otros datos del gobierno de Sonora, en 2018, había en ese estado 148 bibliotecas. A la capital del país le colocan cerca de 300 bibliotecas con instalaciones en cada alcaldía, pero no se engloban las privadas.

Hay que tomar en cuenta además, todas las bibliotecas donadas por personajes que se insertan en las ya instaladas o se crean otras nuevas. La forma de recopilar libros en todo caso tiene un sistema y para que sea auténticamente una  biblioteca, se necesita un proyecto. La Unesco lanzó un método sobre esos proyectos para que tuvieran mayor efectividad allá por 2017.

A nivel mundial parece que el tema de las bibliotecas disminuyó un poco por la inserción del libro en la vida digital. Datos de la universidad de Siracusa de hace hace tres años, no incluía a Estados Unidos entre los países que encabezan cifras, en cambio señalaba a Eslovaquia con 138 bibliotecas por cada cien mil habitantes, a Palaos con 113 y  a Finlandia con 110.

Aquí el FCE está tratando de promover esos recintos en todo el país. Aparecen en la lista del infotecario Samuel Castro Ponce que reune 15 libros infantiles, muchos de México y del FCE. precisamente, para impulsar las bibliotecas y la lectura.

De ahí tomé Una niña llena de libros de Jeffers Oliver, del FCE, de 2017.

Crea gran entusiasmo biblioteca para escritores sonorenses

El periodista y escritor Moncada Ochoa informa periódicamente sobre los libros que llegan de todo Sonora y del país con materiales que tocan el tema del estado o contienen literatura o poesía.

Dice que su sala ya no da para más, pero sigue esperando. Con determinado número, el gobierno de la capital oficializará la biblioteca y será una de las novedades en un país en donde no se han especializado así los autores de la vida escrita, aunque si hay algunas entidades que tienen grandes volúmenes enclaustrados, así sea de memorias de la presunción de sus gobernantes.

Teresa de Jesús Gil Gálvez

Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.

Colaboradora desde enero de 2017.

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