Investigaciones Sociales
Los cambios en los centros históricos en América Latina en general y en nuestro país en particular se deben en gran medida a las políticas urbanas, debido a que en un primer momento se inició con la recuperación de los monumentos considerados históricos, bienes inmuebles que debían conservarse, a la par se impulsó el tratar de mantener las viviendas de estos llamados centros históricos, con la intención de mantener la arquitectura original con antecedentes coloniales.
Sin embargo, tal parece que estas políticas urbanas tienen más tendencia al desplazamiento de la población que habita estos centros históricos porque se ampliaron los derechos de los comercios por encima de los derechos de la ciudadanía para habitar en condiciones dignas en estas zonas.
Si bien, a partir de estos cambios surgió en Estados Unidos el término “gentrificación”, para este caso no lo quiero retomar para evitar el uso de conceptos ajenos a América Latina y sobre todo porque deja de visualizarse lo importante en estos fenómenos, que es el desplazamiento forzoso de la población que habita los centros históricos, forzoso porque existe presión de los negocios que se establecen en estas áreas para expulsar a los habitantes, bajo el argumento de privilegiar al turismo por sobre toda otra circunstancia.
En este sentido, los comercios de todo tipo van en aumento en el centro histórico de Oaxaca, principalmente hoteles, restaurantes y bares, hecho que sobre todo incide en el uso y disfrute de estas áreas, ya que, a pesar de la reglamentación del Instituto de Antropología e Historia (INAH) para evitar la modificación original de los inmuebles de estas áreas, en general notamos el aumento excesivo de las terrazas que se construyeron, dejando la duda de ¿cómo existen permisos para construcción de terrazas?; sin embargo, si algún habitante de esta zona quiere realizar una mínima mejora a su vivienda tiene que atravesar por la solicitud de diversos permisos que van desde el color de pintura que usará en la fachada hasta lo que considera mejorar porque aparentemente debe estar de acuerdo con el orden arquitectónico del centro histórico.
Por otro lado, el ruido que aumenta cada vez por las nuevas terrazas con música en vivo y salones de fiestas en pleno centro que se permitieron, están generando esa presión para expulsar a los habitantes, de tal forma, se observa lo que anunció la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el informe Fronteras 2022: ruido, llamas y desequilibrios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, publicado este 17 de febrero del 2022, en el que menciona que el exceso de ruido que generan los autos, las industrias y las actividades de diversión generan un peligro creciente para la salud pública.
Así es que la contaminación acústica en las ciudades representa un peligro letal por las enfermedades graves que se desencadenan, además de afectar a la ciudadanía afectan a las aves e insectos urbanos que intentan sobrevivir, por tanto, recomiendan aumentar las áreas verdes y en general mantener los hábitats adecuados además de sostener la conectividad ecológica.
Sin embargo, contrario a estas recomendaciones tenemos que en el centro histórico de Oaxaca se privilegia el aumento del ruido y los comercios de servicios, lo cual generó que los habitantes de una zona cercana al centro expresen su inconformidad y demanden sus derechos a vivir de forma digna en su entorno, es decir, que detengan el ruido excesivo que va en aumento, que se privilegie el derecho de los habitantes antes que los centros de diversión.
Por tanto, considero que el término de “gentrificiación” no es apropiado para el centro histórico de Oaxaca que en principio nunca ha sido un centro abandonado por sus habitantes tal como refiere el término de gentrificación, más bien, se les ha ido expulsando por la presión de los ruidos y otros inconvenientes alrededor, es decir, nunca ha tenido que entrar el Estado a realizar recuperaciones de inmuebles como en el caso del centro de la Ciudad de México o el centro de New York.
En este caso, los que están muy pendientes de la forma como se eleva el plusvalor de estos inmuebles son las inmobiliarias porque están al acecho de que habitante se va para comprar o rentar.
En el caso de los inmuebles que están deteriorados es porque los permisos para hacer mejoras en las casas resulta un camino sinuoso y el tipo de mejora que se permite lleva costos elevados, contrario a los permisos que se otorgan para construir terrazas.
De esta forma, vemos como poco a poco el centro de la ciudad de Oaxaca es para comercio, para diversión, para turistas y cada día menos para los habitantes de la ciudad, más derechos para el comercio, menos derechos para la ciudadanía, salvo si quieren sólo ser parte del conjunto de servicios. Además del tipo de turismo que vemos circular por el centro sin las medidas del uso de cubre bocas, sin el mínimo respeto a la ciudadanía local porque tal parece que con el hecho de venir a realizar una corta y mínima derrama económica es suficiente para dejar de respetar el entorno.
Karina Sánchez Juárez
Doctora en Ciencias Sociales y Humanísticas de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, con especialidad en Estudios Rurales, Desarrollo y Política. Profesora-Investigadora de tiempo completo del IISUABJO e integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Actual Directora de “Cuadernos del Sur”, Revista de Ciencias Sociales.
Colaboradora desde el 21 de febrero de 2019.
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