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Rodrigo Aridjis Portada

Maestro: soñador y sembrador de una nueva nación

La ciudad y sus personajes

Estimado lector, te comparto mí obra “La Maestra”, composición realizada sobre papel con la técnica del pastel. La pintura está compuesta por dos personajes: un niño que sostiene el árbol del saber, y la maestra, con una falda compuesta por libros que representan las bases del conocimiento.

En tiempos pasados, el ser Maestro era un privilegio dentro de la sociedad. Su figura representaba al conocimiento y la promesa de un futuro para las nuevas generaciones. Actualmente esta noble profesión se ha desvirtuado, por muy diversos factores, entre ellos, las carencias que, a estas alturas de un nuevo siglo, aún continuamos arrastrando.

Parecerían remotas esas imágenes de maestros caminando en zonas rurales, por caminos polvorientos, para llegar a sus escuelas y dar la cátedra a los niños, ávidos de conocimiento, en escuelas precariamente construidas. Sin embargo, esto continúa siendo una realidad para muchos. 

En nuestro país la infraestructura del Sistema Educativo Nacional y en particular de la educación básica, no es suficiente para garantizar una educación óptima. Estas carencias se profundizan en medida en comparamos las zonas urbanizadas y rurales del país.

Por mencionar solo unos datos, de acuerdo a la organización México Evalúa, en el país existen 198 mil 192 escuelas públicas en este nivel. Con respecto a los servicios básicos, 27% de ellas no cuentan con servicio de agua potable, 31.6% no cuenta con lavabos de manos, 14.9% no tiene electricidad.

Si continuamos enumerando las carencias, éstas se vieron agravadas con la reciente pandemia mundial de COVID-19, donde la situación abrió una enorme brecha digital. El sistema educativo mexicano ya enfrentaba problemas, pero el coronavirus vino a marcar una diferencia entre ricos y pobres.

La educación en línea representó un reto para la mayoría de los hogares mexicanos, pero también, una gran barrera para aquellos niños que no contaban con computadoras en casa y servicios de Internet accesibles. Según una encuesta de 2020 de la Universidad Iberoamericana y la UNESCO, en México, el 78.6 por ciento de las personas reportaron dificultades para continuar con la educación de niños y adolescentes en casa, por alguna de las siguientes razones: 48.5 por ciento por falta de computadora e internet y 31.4 por ciento por falta de apoyo por parte de los maestros. 

Ante este panorama y considerando los recortes del gasto en infraestructura educativa, que suman una reducción de 54% en los últimos ocho años; para 2021 se aprobó un gasto de 15.4 mil millones de pesos, 12% menos que lo ejercido en 2020. 

La única solución visible es retomar los preceptos e ideales de personas como el gran educador y reformista José Vasconcelos, quien fue el primer secretario de Educación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), durante el gobierno del presidente Álvaro Obregón.

Vasconcelos visualizo, por ejemplo, las Misiones Culturales que abanderarían la gran “cruzada contra la ignorancia”, para formar a los primeros profesores. La iniciativa contemplaba invitar a profesionales, artistas multidisciplinarios para crear escuelas donde se pudiera primeramente alfabetizar a las comunidades y después enseñar oficios para mejorar las economías locales. Cabe mencionar que artistas como el gran Leopoldo Méndez, Alfredo Zalce, Pablo O’Higgins, Fernando Gamboa, Alva de la Canal, Francisco Dosamantes participaron en este tipo de proyectos. 

Sin duda este tipo de estrategias no servirían de nada si no vienen acompañadas de una revalorización del quehacer diario que, los más de 1.2 millones de maestros, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, se dedican a esta noble profesión. 

Por eso los invito amables lectores a que este 15 de mayo, “Día del Maestro”, felicitemos y reconozcamos la importancia de esta figura fundamental de nuestra sociedad. Ninguna verdadera transformación cultural, ideológica o política quedara fundamentada, sino es reconociendo el trabajo de los maestros como vehículo del cambio para conseguir una mejor vida en sociedad.

Rodrigo Aridjis

Nace en Contepec, Michoacán, en el seno de una familia ligada a las artes. Desde muy pequeño su madre, maestra y paisajista reconocida en su medio, lo inicia en el gusto por la pintura. Su obra se enmarca en la tendencia del arte figurativo. Sin embargo, no puede delimitarse en escuela o corriente alguna, ya que sus pinturas se orientan por la realidad, pero no la plasman.

Colaborador desde el 13 de diciembre de 2021.

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