Utopía
“Todos los cárteles del narco que actúan hasta nuestros días fueron fundados en el gobierno de @FelipeCalderon”, asegura Martí Batres, el secretario de Gobierno de la Ciudad de México. Y detalla: “La Familia Michoacana se fundó en el 2006. CJNG se fundó en el 2007. Cartel de los Beltrán Leyva se fundó en el 2008. Guerrero Unidos se fundó en el 2011. Los Templarios se fundó en el 2011. Calderón gobernó de 2006 a 2012”.

Cierto es que los datos hace meses que circulan en las redes, pero no como envío de la segunda autoridad del Ejecutivo capitalino, la ciudad más poblada del país y en muchos aspectos la más importante. Pero tampoco eso le da el valor de prueba irrefutable y Batres sabe bien, el que se ríe se lleva. Así que estará preparado para la andanada que le prepara el que se lanzó a la alberca con Sergio Pérez.
Muchos ejercen como deporte acusar a tientas y a locas de narco a quien se le pega la gana. Tanto que el querido Ramón Ojeda Mestre decía: “En México, el que no es salinista, es puto o narco. Yo puedo ser lo primero y lo tercero, nada más”.
Cuando integrantes de la clase política, casi en retiro por razones biológicas, entran en el juego de tirar excremento porque ya no forman parte del erario (Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega) o para ayudar al compadre Alejandro Moreno a bien enterrar al grupo que se autodenomina con sentido del humor Revolucionarios, y para ello cuentan con la cobertura de Aristegui, en desesperada puja por acercarse un poco al tamaño de las audiencias de Ciro Gómez, la cosa adquiere otras connotaciones. Y los argumentos salen por doquier. Como en esta parrafada de insinuaciones de Julio Hernández López:
“Cierto es, a juicio de este tecleador, que las estampas de difícil acompañamiento, como Ovidio liberado; el saludo a la madre de El Chapo; las visitas a Sinaloa, a Badiraguato y sus alrededores; las declaraciones tan generosas hacia la delincuencia organizada, y la realidad criminal desbordada en todo el país (la insuficiencia y fracaso de la política de abrazos, no balazos) llevan a reflexiones en busca de corrección e impelen a advertir que el crimen organizado no debe avanzar en posicionamientos políticos. (La Jornada, 3-VI-22).
El presidente Andrés Manuel para no variar fue directo, al grano, ante los despropósitos tan seniles como oportunistas de don Francisco y don Porfirio y sus periodistas de acompañamiento mucho más voluntario que involuntario, “expaladina de la libertad de expresión”, llamó Obrador a María del Carmen y ésta no deja pasar una para victimizarse, para presentarse como heroína, aunque sólo ella sepa de qué, pues se trata de una exitosa empresaria.
El reto presidencial es claro: Prueben mis nexos con el narco. “Si tienen pruebas, que las presenten. Que dejen de calumniar. Es muy lamentable, vulgar, bajo (…) Creo que es un asunto de nostalgia y, con todo respeto, de la edad”, emplazó López Orador en la mañanera del viernes 3, al referirse a las voces que con diversas declaraciones han asegurado que tendría un pacto con la criminalidad organizada.
Y de plano se pitorreó de sus detractores. “Tampoco crean que me preocupa mucho, en primerísimo lugar porque estoy muy tranquilo con mi conciencia; y en segundo lugar porque es falso, completamente falso, yo no establezco relaciones de complicidad con nadie, por eso puedo enfrentar a la mafia del poder, a los delincuentes dedicados a la violencia, a la delincuencia organizada y a la delincuencia de cuello blanco, sí puedo enfrentarlos”. ¿Así o más claro?

Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
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