Utopía
La iniciativa del presidente Andrés Manuel para una tregua mundial de cinco años para evitar guerras bélicas y comerciales, así como la petición a Estados Unidos, China y Rusia para que acepten la propuesta, resulta sumamente oportuna por el complejo escenario internacional en el que se presenta, también debido a que es la primera que formula un jefe de Estado y porque involucra explícitamente a la Organización de las Naciones Unidas, de la que México forma parte de su Consejo de Seguridad como miembro no permanente.
El jefe del Estado mexicano respondió a pregunta expresa durante la mañanera del jueves 4: “La postura de nuestro país es de que no haya guerras, que se eviten las confrontaciones bélicas, que se busque mediante el diálogo acuerdos. Está el mundo como para acordar entre todos los pueblos, las naciones, una tregua de cuando menos cinco años para poder enfrentar la crisis que afecta a los pueblos, una tregua que cese la guerra, la confrontaciones, las provocaciones, que las cosas queden como están”.
Explicó López Obrador que “Una vez que se detengan los enfrentamientos, en especial la guerra de Rusia y Ucrania y que en cinco años, esto lo podría hacer la ONU, se haga un revisión, pero que todos hagamos el compromiso de no apostar a la confrontación, las guerras, desde luego, a la guerra bélica, pero también no apostar a la guerra comercial, porque nos afecta a todos”.
Con la conjugación de ironía, el privilegio de los intereses populares y cierto realismo pero con una dosis de utopía, aseveró que “No es mucho pedirle a Estados Unidos a Rusia, a China, que acepten esta propuesta, y se podría plantear en la ONU. Ningún gobierno del mundo puede y debe actuar de manera irresponsable y aquí no se trata de maniqueísmo, de buenos y malos, aquí se trata de tomar en cuenta la necesidad de los pueblos por encima de los intereses de gobiernos y de grupos de poder económico, el interés general, el interés de los pueblos. Parece utopía, pero eso es lo que se necesita”.
En efecto, sobre todo cuando se prefigura una escalada en la confrontación entre Washington y Pekín por la provocadora visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, a Taiwán, isla que es reconocida como parte de la soberanía de la República Popular China en base a un consenso global, ratificado por USA en tres declaraciones conjuntas, pero que a la congresista de 82 años de edad y nada más 35 años de ejercicio, le importó un bledo. Lo que es peor, con el apoyo del presidente Joseph Biden en víspera de su cumpleaños 80 y muy dado a saludar fantasmas en los actos gubernamentales.
Confrontación sino-estadunidense que se presenta cuando el mundo tiene el desafío de encontrar una salida negociada a la guerra entre Rusia y Ucrania, la interrupción de las cadenas de suministro por las sanciones impuestas por Occidente a Rusia, la crisis inflacionaria que colocó a la economía en situación delicada, además de los efectos de la pandemia de covid-19.
No es un secreto que la sociedad estadunidense es una de las más agitadas por la irritación social por la carestía de la vida y el desempleo, y que dos terceras partes de la ciudadanía no brinda su apoyo al presidente Biden, “el buen hombre”, al decir de AMLO. Esto sucede a tres meses de las elecciones intermedias.
Tampoco puede ocultarse, entonces, el propósito de Biden y Pelosi de desafiar a Pekín en Taiwán y a Rusia en Ucrania –armándola en forma casi ilimitada–, para impulsar agendas propias, domésticas, del país de las barras y las estrellas, pero con planes imperiales.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
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