Libros de ayer y hoy
Los cánones señalan que el pasado siglo fue del Poder Ejecutivo, como el siglo XIX lo fue del Legislativo. Aunque discutible, hay algo de verdad y se refuerza en el segundo caso, porque los mexicanos sufrimos la dictadura de un presidencialismo que ni el más absoluto rey hubiera ejercido.
Todas y cada una de las características se han analizado en escritos, y en vivencias repetidas, y las anécdotas son muchas, de ahí que cuando los opositores hablan de la forma de frenar el hiperpresidencialismo a través de una norma que proteja a sus coaliciones, suena a risa. Muchos de ellos, que inclinaban la cerviz ante el presidente en turno, caracterizaban en medidas al sacrosanto personaje y ampliaban en leyes la soberana presencia, ahora mencionan esa palabreja y la someten a critica.
Los que pasaron sobre esas normas y medidas en ese tiempo, sufrieron las más diversas conjuras y desprecios y algunos, por ahí se dice, hasta la muerte. Olvido, rechazo, hundimiento y en algunos casos utilizados como chivos expiatorios fueron resultados de la vida interna del sistema. Los demás, los que se encontraban fuera, los que no contaban, partidos de izquierda, el PAN en sus inicios y personajes que no cedían a la presión, fueron víctimas de persecución, cárcel y … lo demás.
El Hiperpresidencialismo que ahora sale a colación y que fue eso en la etapa priista, no aparece por ningún lado ahora y no sabemos a qué se refieren los opositores con su iniciativa. Pero si los opositores al PRI en sus momentos de gloria hubieran planteado algo así, no sabemos cuál hubiera sido su destino.
El 68, el 10 de junio, Jaramillo y mil actos más de hiperpresidentes
Nunca se supo de aquel estudiante que en un acto de Carlos Salinas de Gortari, le gritó usurpador. Inmediatamente fue detenido, sometido a presiones y según se dijo fue dejado libre. Para entonces ya era ley que los sagrados en el país eran el presidente, su esposa, su madre, su familia y… la Virgen de Guadalupe.
Nada en contra ellos y si alguien, como aquel musicólogo cercano a Bellas Artes que violó la norma y fue cesado de inmediato, se pasaba de la raya tenía su castigo. Los hechos de sangre que nutrieron al sistema siempre quedaron evadidos de la comunicación pública, aunque las voces populares fueron en tono bajo. No pudieron callarlo porque fue público y notorio, con Gustavo Diaz Ordaz en el 68, ni con Luis Echeverría en el 10 de junio y con otros en su momento.
Sobre Adolfo López Mateos tratan de encubrir el caso de Rubén Jaramillo y su familia, para poner por delante sus frases sobre la energía eléctrica. Pero la oscuridad trasciende de la luz que tanto le festejan. Miles de casos se pueden señalar, maestros en la cárcel, pintores, líderes estudiantiles, guerrilleros, líderes políticos de oposición.
La lista es tan extensa que para los adoradores del jefe del ejecutivo, el siglo XX en efecto lo fue de ese personaje, que interpretó al revés los valores que anteponían los que pronosticaron y signaron ese siglo, para un personaje de gran valor.
Fracaso estrepitoso en CDMX y la Tichi Paredes quiere ser presidenta
La vida cotidiana con sus apabullantes alzas de precios, no les importan a los que viven para buscar la presidencia de la República. No es la cereza del pastel, es la cereza en sí misma, como esos campos cubiertos de berries, que han mermado las tierras productivas.
Cada día salen no uno, sino muchos aspirantes, los más absurdos, además. Las risas que se esparcen, les vale, ellos quieren llegar al máximo sitio al que aspiran multitud de mexicanos. Tal vez, como dijo el oscuro Alito al referirse al precandidato del PAN en el Estado de México, que muchos se mueven aunque saben que no tienen agallas, para ver que sacan.
No es raro por ello, que la tlaxcalteca Beatriz Paredes Rangel, exgobernadora, exdiputada, exembajadora, expresidenta del PRI y muchos otros ex, se haya apuntado y les pone la información adecuada como buena discusera que es, a sus pobres adláteres.
La señora, que algunos la han tomado en serio, no recuerda el fracaso estrepitoso cuando intentó ser jefa de gobierno de la capital de la República. Sus títulos de los que dependen sus ex, fueron en el marco de un priísmo que daba y repartía, pero es difícil enfrentarse realmente en las urnas. Sus votos fueron un poco más altos que los que obtuvo como tercer puesto en el 2018, su partido, 16.40 de la votación.
Ella apenas rebasó el 20 por ciento, frente a uno de los punteros actuales de Morena, que ganó, Marcelo Ebrard. Hay que reconocer sin embargo, que doña Beatriz, una mujer versada y atrevida, les planteó a los suyos una hiperpresidencia que desde luego ella debería de encabezar. Imposible anhelo.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.
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