Al pie de una foto
En todos los niveles del país, la revuelta. Antonín Artaud, México y Viaje al País de los Tarahumaras
En el marco de la celebración del día internacional de la fotografía tuve el gusto de participar el viernes 19 de agosto del 2022 en las actividades que El Museo Archivo de la Fotografía de la Ciudad de México implementó para festejar el aniversario de este singular y poderoso lenguaje visual que sin duda ha revolucionado el mundo por su gran poder de persuasión y su maleable capacidad de adaptación. Invitado por Daniel Vargas el joven y muy entusiasta director del Museo me sumé al trueque de fotografías con jóvenes y talentosos fotógrafos, así como con maestros muy destacados de la imagen; León Colón, Augusto Vázquez y Pedro Tzontémoc.
La fotografía que les comparto esta vez queridos lectores es del maestro Tzontémoc y se trata en sus palabras de “una cocina tarahumara” la maravillosa imagen en blanco y negro ahora forma parte de mi colección particular pues generosamente el maestro también participó en el intercambio o trueque fotográfico. Sé que Pedro Tzontémoc discípulo de Katy Horna, es un estudioso de nuestras culturas indígenas y como tal un gran caminante que conoce muy bien la sierra Tarahumara del el norte del país, pues en algún punto de su larga trayectoria, en el último cuarto del siglo pasado realizó varios viajes, guiado por los pasos del escritor francés Antonín Artaud quien llegó a México en 1936 para iniciar un increíble periplo que podemos leer en su libro México y Viaje al país de los Tarahumaras publicado por el Fondo de Cultura Económica.
Después del intercambio fotográfico, Augusto Vázquez, Pedro Tzontémoc y el de la voz procedimos a la revisión de una gran cantidad de portafolios de los jóvenes fotógrafos en la que aficionados, curiosos serios, estudiantes en su primera madures y profesionales en busca de nuevos horizontes tuvieron oportunidad de entablar un dialogo enriquecedor y constructivo en la que todos los protagonistas se llevaron más certezas y también muchas interrogantes de este moderno arte popular.
Fue una experiencia grata y honrosa el hacer equipo con Pedro Tzontémoc y disfrutar analizando y compartiendo nuestra opinión de las muy diversas maneras, estilos, corrientes y enfoques con los que se aborda la creación de la imagen. Debo resaltar el gran nivel técnico y creativo de los jóvenes que se acercaron a pedir una opinión crítica o alguna sugerencia de su trabajo, en general las propuestas que revisamos tenían mucha claridad y sentido, la intención de esas miradas a veces furtivas era un discurso de búsqueda, cuestionamiento y propuesta.
En estos jóvenes creadores pude identificar con su interés en varios temas que tienen que ver con una genuina preocupación por la realidad y los contextos sociales propios de su época: la violencia mediática a través de la fotografía, la fotografía documental y su lugar en la era digital, el tratamiento al paso del tiempo y los recuerdos, la fotografía como representación del cuerpo humano en el contexto de la persecución y lo políticamente correcto, la estética de las emociones ante la posibilidad de transgresión y la fotografía como estilo de vida entre muchos otros.
Por una parte, el mejor regalo para mí ha sido atender las inquietudes de estos comunicadores en ciernes que pronto sumarán su percepción e interpretación del mundo a la pléyade de medios de comunicación que incidirán de forma determinante con su narrativa visual en una opinión pública hoy adormecida y engañada, a la que urge despertar y transformar con más y mejor información ceñida al rigor periodístico y códigos de ética. Y por otra escuchar las disecciones y análisis que realizó el maestro Tzontémoc a partir de su gran experiencia de los variadísimos portafolios fotográficos con su impresionante caudal de discursos visuales; sólidos, turbios, estructurados, barrocos, conceptuales, lúdicos algunos, muy pocos balbuceantes, pero todos ellos pletóricos de ganas por compartir a través de las imágenes su verdad.
Escuche con atención las muy inteligentes disertaciones del maestro acerca de tópicos clave para la fotografía; el tiempo y sus relaciones pasado-presente-futuro y su materialización en una imagen. De las posibilidades infinitas de transformar el pasado, para acceder al presente y a partir de la memoria, el recuerdo y sus confines nebulosos realizar en un ejercicio fotográfico conceptual muy pertinente, valido y creativo una resignificación de nuestra percepción de la historia personal y el origen de nuestra existencia.
El Museo Archivo de la Fotografía está ubicado en la calle de Guatemala no 34 en el centro de la Ciudad de México, frente a Templo Mayor y a espaldas de la Catedral Metropolitana y en una de sus salas se expone la muestra retrospectiva de Pedro Tzontémoc “Arqueología Visual de la Memoria 1974-2020” y reúne en una síntesis de 30 años de trabajo la obra del artista visual, formada por 200 piezas en las que además de fotografías se pueden admirar objetos personales como piezas de su laboratorio y su cámara.
Dentro de la exhibición que durará 3 meses se realizarán actividades paralelas como conversatorios con el fotógrafo, y la presentación de algunos de los libros emblemáticos; Locuracurálocura, Tiempo suspendido y fotografía sobre la ruta de Antonio Artaud en la sierra Tarahumara.
Fernando García Álvarez
Nací enamorado de la luz y desde muy joven decidí ser artesano de sus reflejos. He sido aprendiz y alumno de generosos mentores que me llevaron al mundo de las artes y la comunicación. Así he publicado mis fotografías y letras en diversos foros y medios nacionales e internacionales desde hace varias décadas. El compromiso adquirido a través de la conciencia social me ha llevado a la docencia.
Colaborador desde el 10 de diciembre de 2021.
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