Libros de ayer y hoy
¿Por qué el Senado de la República, tan girito en otras cuestiones, ha dejado de lado un tema tan peligroso como las llamadas terapias de conversión? Pese a que nueve estados del país penalizan a quien ejerza o presione en esa actividad, no ha sido legislada a nivel federal.
Olga Sánchez Cordero que presidió ese cuerpo legislativo hasta hace poco, ha señalado como un importante pendiente de esa cámara, entre otros temas, este que trata de revertir a una persona gay y que para la ONU es considerada tortura.
Ese absurdo amasijo de situaciones que se aplican a los homosexuales para obligarlos a que tomen el camino de la heterosexualidad, no siempre muy correcta por cierto, tiene una raigambre conservadora casi siempre de origen religioso y en el fondo se yergue la vieja historia que se trata de destruir, la que señala que el líder cristiano Jesucristo era homosexual.
Se auto incriminan algunas de esas religiones ya que en especial en la iglesia católica, no solo se promueve esa práctica atentatoria de los derechos humanos, sino la que impone el celibato a sus miembros oficiales, como un atentado a la propia naturaleza de hombres y mujeres.
La Conapred considera la terapia de conversión, acto discriminatorio
En pleno siglo XX, la homosexualidad era considerada por la ONU una enfermedad. Fue hasta 1990 cuando la OMS la eliminó como tal. Eso da una idea de lo lento que avanzan las ideas y verdades siquiátricas y sicológicas en ese organismo.
La Asociación de Siquiatría Americana, había señalado ya desde 1973, que el homosexualismo no estaba considerado enfermedad y es un organismo que ha estado haciendo llamados permanentes para que se elimine de los países esa absurda terapia llamada Esfuerzos para corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG).
Se considera que en Estados Unidos cerca de un millón de homosexuales han sido sometidos a conversión y lo mismo se traslada a países latinoamericanos. Absurdo es también que en el llamado continente culto, la cuna del occidentalismo, Europa, solo ocho países penalicen esa conducta.
Actualmente sucede lo contrario en 69 países integrados a la ONU, que penalizan no la conversión, sino la homosexualidad, sobre todo en África. La OMS y sectores independientes de voluntarios que sin pertenecer a la ONU son apoyados por ésta, hacen una labor persistente en la erradicación de la terapia de conversión y advierten de situaciones terribles con las que se enfrentan los que acceden a las mismas.
Algunos de esos efectos debido a lecciones que les dan y actitudes que les imponen, en muchos casos apoyados por medicamentos, orillan a profundas depresiones, incluso al suicidio. Son las ideas del conservadurismo, ya expresadas en la búsqueda de una reversión personal, que el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) considera discriminación y la ha denunciado para que sea eliminada en el país.
La CDMX encabeza la penalización de la terapia de conversión
La peligrosidad de los ECOSIG, que además de devastación personal incluyen graves delitos como la retención de la libertad, ha llegado incluso a la academia y la propia UNAM en apoyo de la ONU, lanzó en su momento junto con ese organismo, en 2019, una guía para enfrentar la situación y alertar a los profesionales de la medicina a tomar cartas en el asunto.
Y mientras el legislativo federal le da largas a los cambios al Código Federal de Procedimientos Penales para incorporar el rechazo a la terapia de conversión, la CDMX se adelantó y desde julio del 2020 sancionó esa conducta.
Le siguen 8 estados y otros la tienen en discusión. Puebla la aprobó con 33 votos a favor y ninguno en contra. Nuevo León la propuso a través de Movimiento Ciudadano. Se ha denunciado en tanto, que la aplicación de la terapia es un gran negocio y en el fondo es lo que más se expresa, la ganancia. Lo primero que hay que hacer se ha dicho, es cerrar las instalaciones que la aplican y promueven.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.
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