Libros de ayer y hoy
La humanidad no existiría si no hubiera tomado las palabras prestadas. En forma de sonidos que creaban un lenguaje, el antiguo humano le tomaba al viento, a los plácidos manantiales, a los animales gigantes, a los pájaros y a las piedras que rodaban, lo que él fue dominando para llegar a la palabra hablada. Otros la tomaron, la modificaron y enriquecieron para, dueños del papiro, el pergamino y el papel, volcar sobre ellos lo que habían descubierto: la letra.
Ya dueño del lenguaje y de la escritura ¿Qué hubiera sido de William Shakespeare si no vuelve los ojos a la edad media y descubre la tragedia de dos enamorados? ¿y que hubiera hecho otro, mencionaré solo a dos entre millones, William Faulkner, sin recrearse en el sonido y la furia del poeta de Avon?
Todo este prolegómeno me lleva a Las palabras prestadas (Libro de autores) de los dramaturgos Luis Mario Moncada y Martín Acosta, en las que develan los orígenes de algunas de sus obras, para usar el rito de la recreación y con el talento de cada quien, forjar una obra propia.
Todo mundo breva de lo ajeno y de paso lo enriquece
Esta columna independientemente de los comentarios del tema del momento, se nutre de la creatividad ajena. Por eso suelo insistir cada vez que menciono a un autor o a varios en el mismo espacio, los orígenes de su obras, sus influencias y hasta la convergencia del tema. En el caso de Salvador Díaz Mirón, abordado recientemente, lo relaciono con Víctor Hugo y en la anterior sobre El paraíso Perdido de John Milton, menciono la influencia epopéyica en sus 12 tomos, sobre todo de la Eneida de Virgilio.
¿Qué más influencia pudo tener el peruano Ricardo Palma que se nutrió de centenares que escribieron las tradiciones en los siglos XVII, XVIII y XIX, para formular las suyas, que relumbran en Perú? Algunos españoles encuentran influencia de poetas romanos en la poesía de Nezahualcóyotl, publicado en la famosa crónica Visión de Anáhuac de Alfonso Reyes. Cosa difícil porque el rey poeta no tuvo contacto con ninguno de ellos. Eso habla también de las formas de creatividad simultánea que se han dado en otras situaciones sin que hubiera contacto.
En la crónica de Reyes por cierto, aparece la frase de Humboldt sobre la región más transparente, que le sirvió a Carlos Fuentes para el título de su famosa novela. El conocido relato de Nathaniel Hawthorne La hija de Rapaccini, convertido más tarde en opereta en la que participó en determinado momento Octavio Paz, se maneja como influencia para el propio Fuentes, de Aura. También se menciona en esa obra la influencia de Los Papeles de Aspern de Henry James.
Y así, ahí nos vamos, no hay nada nuevo debajo del sol. Todo mundo echa mano de las palabras prestadas. Lo que importa en el préstamo cotidiano que todos tomamos o a lo mejor damos, es que en el centro, como decía el poeta, hay que poner talento.
Cuatro obras de Moncada y Acosta que han hecho época teatral
El libro Palabras prestadas especifica las obras que tienen esa característica, aparte de las personales. En el libro se vuelcan cuatro de las muchas obras que han escrito los dos autores que por décadas han navegado juntos en el quehacer teatral.
Moncada incluso como actor, director de grupos teatrales como el actual de la Universidad de Veracruz y titular de organismos de teatro y literatura como el Centro Cultural Helénico y el Rodolfo Usigli, entre otros, aparte del trabajo de investigación y publicaciones sobre el tema, con más de 20 libros y premios en el camino.
Martín Acosta se ha dedicado en buena parte a la dirección, ha sido muy reconocido en ese quehacer además de escribir y recrear obras. Ambos han estado juntos en muchas obras como la más reciente, la exitosa Junio en el ‘93, que ha sido representada en varios escenarios y ciudades, recreada por Luis Mario y dirigida por Martín.
En el volumen de 198 páginas, diseñado por la diseñadora y fotógrafa Aglae Abreu, se publican Carta al artista adolescente en memoria de James Joyce, Las historias que se cuentan los hermanos siameses, Hans Quehans, un payaso sin opiniones y la mencionada Junio en el ‘93. Palabras prestadas, tiene un destino de recreación meramente propio, de estos dos importantes dramaturgos Luis Mario Moncada y Martín Acosta.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.
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