Libros de ayer y hoy
La faramalla urdida por la derecha en torno a la tesis de la ministra Yasmín Esquivel Mossa, se convierte en uno más de los permanentes ataques e involucra, por desgracia, a la UNAM en la contienda. Habrá que ver si es legal que la casa de estudios intervenga en una polémica, que si bien la involucra, no tiene un juicio previo. Basada en un chismorreo político de un medio de derecha, que se extrapoló a los opositores, la UNAM cayó en la provocación y dio el puntapié acusatorio a la ministra, que desde luego debe usar todos los medios jurídicos a su alcance, como jurista que es, para parar tanto a su alma mater como a la miseria mediática de los que han hecho tanto daño al país.
Respecto al tema, el jefe del ejecutivo, AMLO, ha expresado que más daño han hecho los que apoyan esa denuncia, con sus imposturas, que el caso de una tesis que ha sido sometida a juicio sumario. Será el poder judicial el que decida. Otras tesis que han pasado por la historia siendo víctimas también de la misma faramalla tendenciosa, fueron las grandes tesis que han conmocionado al mundo, algunas expuestas por los comunistas mexicanos y otras, que ya forman parte de la historia de la humanidad, las de Marx y Lenin. A continuación damos una breve visión del contexto en que se han movido y se mueven las tesis de la izquierda, en el país.
Tesis de verdadero alcance empiezan a aflorar en la izquierda
La elección de un gobierno que desplazó al sistema tradicional priísta, en el que se puede englobar también al PAN, ha polarizado la situación en medios de comunicación que defendían a ese sistema. Un sector del llamado cuarto poder, que se subsume en este caso a poderes relegados, algunos capitalistas, grupos de derecha y ultraderecha, han iniciado una campaña permanente contra el actual gobierno, que tiene como finalidad recuperar el antiguo poder político.
Los casos se expresan de muchas maneras en los ejemplos de Nexos, Letras libres, el actual Proceso, la extraña situación del antiguo sindicato de Notimex hoy en huelga de cuatro años, la permanente postura beligerante del diario Reforma, las fake news y la virulencia de ciertos columnistas y articulistas. Frente a eso, aunque han crecido las voces democráticas en los medios, la posición de los trabajadores tradicionales de esos medios no se expresa en forma organizada, con vida propia. Intentan hacerlo, algunos por vías equivocadas, haciendo el juego a la derecha. Pero otras posiciones aparecen.
Los medios de comunicación en el comunismo
El Partido Comunista Mexicano (PCM), siempre siguió la línea de Lenin de crear un órgano de difusión que diera a conocer las metas y principios de su lucha en la vía al socialismo. Desde El Machete, pasando por La voz de México hasta el periódico Oposición, siempre tuvo un medio de gran calidad, vigente, con el aporte de intelectuales y personalidades aunque éstas no estuvieran dentro del partido. Incluso los medios que continuaron después de la fusión del partido con otras corrientes, tenían la idea de que un medio de comunicación era parte esencial de la lucha de la izquierda.
Hay que considerar, no obstante, que a partir de 1978 cuando se puso en vigencia la LOPPE, se reconoció la tesis leninista sin mencionarla, al fijar la obligación de tener un medio de difusión y de definición de principios, a cada partido. El PRI tenía el suyo, la República, pero ese partido no necesitaba por su parte, promover grandes medios en el interior, porque utilizaban el dinero público para comprar empresas privadas de la comunicación través de la publicidad y en el plan personal, a periodistas a los que se les oficializaba con canonjías, embutes o chayotes; éstos últimos, enlistados en las diversas oficinas de prensa.
La compra de conciencia fue el método de conseguir la difusión u omisión de lo que querían los gobiernos priistas. Y al mismo tiempo generó un profundo individualismo en los trabajadores de los medios.
La defensa de las tribunas, estratégica para los comunistas
Otra de las posturas fundamentales del PCM, fue la defensa de las tribunas en los medios burgueses u oficiales al grado de crear una polémica cuando Luis Echeverría se introdujo en el Excélsior dirigido por Julio Scherer y al que expulsó de la dirección con todo un equipo. El PCM decidió entonces tener una representación en ese medio, pese a la decisión que habían tomado algunas organizaciones de periodistas en contra. Entre ellas estaba la Unión de Periodistas Democráticos (UPD), organización creada en el impulso comunista, dirigida en ese momento por uno de ellos Antonio Cáram, y que había denunciado la agresión del gobierno de aquel entonces.
La toma de posición del PCM, demostró que había congruencia con su lucha porque los medios en general estaban en manos empresariales y los mismos trabajadores de la comunicación que pertenecían al partido, estaban conscientes de que era difícil encontrar empleo en medios de izquierda. No los había o eran muy precarios. Los que surgieron de aquella escisión, Proceso, tenía un cupo limitado y se nutría de la Democracia Cristiana y fue el Unomásuno el que dio mayor cabida a emigrados en un refugio en el que habitaban personajes de todas las ideologías.
El caso de Proceso está a la vista ahora y aquel Unomásuno, en pleno declive desde fines de los ochenta, terminó en manos oficiales y produjo un caso tan nefasto como el de Echeverría contra Scherer: la expulsión -lo tomas o lo dejas-, de parte de Carlos Salinas de Gortari al director de ese diario, Manuel Becerra Acosta, a un exilio a España, por haber dado tribuna a la Corriente Democratizadora de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y otros militantes priístas.
Los medios de comunicación en las células comunistas
Los periodistas que estuvieron en las células de periodistas del PCM no fueron formados por ese partido. Eran periodistas al ingresar al organismo y solo aplicaron los principios del socialismo a su actuar profesional; las líneas que daba el partido en sus tesis, congresos y reuniones. Células como la Froylán Manjarrez, Mario Gil en homenaje a dos grades periodistas de izquierda -Manjarrez fue uno de los constituyentes-, la de Unomásumo, entre otras, se nutrieron de un buen número de periodistas competentes algunos bien conocidos en los medios.
Como no se trataba de células públicas muchas veces se ignoraba la postura ideológica del periodista, pero se reflejaba en su trabajo. La posición ante la lucha obrera citadina, los sindicatos, los obreros agrícolas, los pueblos indígenas, reflejados en esas tesis, nutrían parte del trabajo periodístico, aun en medios burgueses que precisaban enfoques sociales para dar imagen.
Un periodista no puede renunciar a sus posiciones políticas e ideológicas
La vieja concepción de la democracia individualista que acuñó la historia del periodismo en Estados Unidos, sobre todo, delineó el principio de que un periodista no debe militar en un partido, mucho menos trascender sus posiciones a la información. Se trata de una agresión a la libertad de pensamiento y a la libertad de las ideas. Paradójicamente ha sido un periodismo que se nutrió de reglas estrictas que fijaban el comportamiento de ese periodista y que eran y son reglas legítimas- algunas con cambios actuales-, que se deben aplicar en la forma de obtener y volcar la información.
Si un género periodístico se aplicaba o aplica de acuerdo con esas reglas, puede haber no obstante una diferencia en lo que escribe un periodista de izquierda o progresista, que el resto de los comunicadores. Y no se ha violado ninguna técnica ni principio. Quienes se asustaban de ver periodistas que militaban en el PCM, eran sino abiertamente, miembros del PRI y PAN, en actitudes y comportamiento. Eso lo vemos a diario en la información, en la alharaca que se hace en la radio, en la forma como han sido utilizados los medios televisivos para agredir posiciones de izquierda y progresistas.
¿Qué hacer como periodista en el movimiento comunista mexicano?
El triunfo de Morena el primero de julio de 2018, dio un vuelco en el enfoque del Estado Mexicano. De haber tenido gobiernos depredadores, corruptos y en muchos sectores de derecha, triunfó un electorado de más de 30 millones que apoyó el proyecto de cambio de Andrés Manuel López Obrador y su impulso a una Cuarta Transformación (4T). Para formular esta, se tomaron en cuenta los procesos de cambio conocidos en la historia. No todo ha sido lineal, ha habido errores, decisiones sujetas a cuestionamiento y sobre todo, una campaña permanente de desestabilización, de parte de los perdedores de las elecciones, el PRI, el PAN, partidos de derecha y grupos de ultraderecha, así como personajes en muchos casos exhibidos y en otros, que permanecen en la oscuridad.
El Movimiento Comunista Mexicano (MCM), que surgió de los principios de aquel PCM con antiguos dirigentes y militantes de aquel partido, inició una nueva etapa en la lucha por el socialismo y ha declarado que apoya al actual gobierno, con una posición crítica. Lo considera un gobierno inserto en el neoliberalismo con un presidente que sin ser de izquierda es una persona congruente que busca el cambio en el país. En ese contexto, ¿cuál debe ser la posición de los periodistas, algunos antiguos militantes y otros que se han acercado al MCM para enfrentar esa campaña que busca cancelar toda propuesta de avance y retornar al viejo sistema de corrupción y saqueo del llamado PRIAN? La respuesta es más compleja.
Tomar en cuenta el periodismo tradicional y las nuevas tecnologías
Aunque más modernos en sus formatos, los medios escritos se guían, igual que la mayoría de los electrónicos, por buena parte de sus formatos tradicionales, sobre todo en la concepción de sus noticias, y aunque el oficialismo salió de todos ellos en estos tiempos por razones obvias, ese apego al pasado de parte de algunos, sigue presente en sus concepciones. Desean el regreso del viejo sistema.
Las nuevas tecnologías expresadas de muchas maneras, tienen una presencia más firme y copiosa en las redes, forma de expresión novedosa que abrió el espacio a millones de ciudadanos que carecían de una forma directa de expresión. El resultado con pros y contras, es una avalancha de comunicaciones diarias que rebasan en ocasiones, el acceso y la comprensión de muchos de los que intervienen. En esa avalancha se opina muchas veces sin conocer a fondo el asunto que se está tratando, se cuestiona sin profundidad y se le hace el juego a las noticias concebidas como fake news mentiras lanzadas para desacreditar, mentir o desestabilizar un proyecto.
Un alto porcentaje de los que participan en esas redes son ciudadanos comunes, profesionales diversos y algunos son periodistas. ¿Qué papel deben asumir los periodistas progresistas, en ese entorno tan complejo, diverso y sometido a un tiempo breve? En el caso de la prensa tradicional, la opción no ha variado mucho desde los tiempos del PCM: la presencia en tribunas, la reacción a los argumentos que presenta la derecha y la búsqueda de ampliar el círculo de participantes que en este caso puede abarcar varios sectores: periodistas profesionales, colaboradores, ciudadanos que opinan y que con la diversidad mostrada por los millones de electores que obtuvo la 4T, se puede obtener un nutrido grupo de participantes.
Hay que participar en las redes. Los ciudadanos aprendieron a opinar
Uno de los grandes logros de las redes, es que lograron extraer de los ciudadanos, su escondido deseo de opinar. Ahora todo mundo opina aunque esas opiniones puedan ser mal dichas o falsas. La conducción de los informes, la presencia diaria de periodistas progresistas en redes, puede llevar en los llamados muros por ejemplo, a que las ideas no se dispersen o se contaminen.
La intervención y respuesta debe ser congruentes, con propuestas, nunca con enfrentamientos. Es una gran oportunidad, abierta, de hablar de las luchas que encabezan los comunistas por un mejor país, por un cambio que beneficie a las grandes mayorías. La búsqueda de tribunas en los medios escritos sigue siendo válida. Hay espacios como las cartas al lector, las columnas invitadas, las entrevistas, las declaraciones, los trabajos especiales. Y una cuestión que es fundamental es la organización.
Con la UPD que surgió de las filas comunistas, se acabó aquel tipo de organizaciones y aunque aún existen algunas o se buscan nuevas, casi siempre es en función de la agresión que sufren periodistas o para denunciar sus muertes y desapariciones. Por lo general ignoran esfuerzos, con ánimos de atacar. La cuestión ideológica está presente, por lo general a la derecha. Hay pocos sindicatos en el medio y las luchas se han desviado a la búsqueda de mayores apoyos económicos de parte del gobierno y a la crítica cuando no se consigue. El individualismo se ha exacerbado en los medios porque es la mejor forma de control y de parte de los periodistas, de conseguir ventajas económicas. La lucha por la organización es importante, pero se avizora comprometida.
El Movimiento Comunista Mexicano (MCM) y su vocera tribuna comunista
Con la gran historia del PCM en sus principios, sus tesis, sus luchas y adecuados muchos aportes a la actualidad, el Movimiento Comunista Mexicano llega a los diez años de existencia. Algunos de los comunistas de antaño, dirigentes incluso, forman parte de este nuevo proyecto de izquierda, que va aireando los grandes propósitos que se tuvieron en el antiguo partido que dio tanto que pensar y de actuar.
En la síntesis de sus propuestas se habla de la dispersión de la izquierda y de la necesidad de fijar puntos de acuerdo que permitan caminar unidos en el momento actual. Creo que esa dispersión también se da en los trabajadores de los medios que son de izquierda, y de otros que tienen propuestas democráticas y progresistas. Una de las tesis leninistas por lo pronto se ha hecho presente en Tribuna Comunista, que ya arribó al número 516 de su publicación Un partido o un movimiento que quieren dar a conocer sus tesis y proyectos deben de tener un medio de comunicación.
Tribuna ha ido avanzado, en los últimos tiempos más rápidamente por su presencia, en las redes. Cubre un ámbito amplio con la oferta informativa sobre los grandes teóricos, los aportes de nuevas posiciones y la incorporación de puntos de vista diversos pero que coinciden en lo esencial. A través de su editorial ha puntualizado su postura frente al gobierno actual, el apoyo crítico y de orientación y aunque en ocasiones han sido duros, sus propuestas son claras y abiertas en torno a la lucha social, al avance hacia los fines que promueve la izquierda y el señalamiento de quienes han querido socavar un esfuerzo que si bien se da en el marco del neoliberalismo, busca despejar en algo las rémoras y perjuicios que dejaron lo anteriores gobiernos.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.
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