Utopía
Resulta un imperativo enriquecer nuestros enfoques sobre los indocumentados mexicanos en Estados Unidos, además de los documentados y que juntos suman 43 millones que hacen un aporte a la economía y la sociedad estadunidense imposible de ignorar, por más que Donald Trump, Ronald DeSantis y Gregory Abbott los vituperen y a la vez los empleen en sus empresas y residencias. Esto tiene que ver con la rentabilidad electoral de los discursos xenófobos.
Aparte de la politiquería discursiva republicana, cierto es que la visión predominante en México sobre los migrantes que “se mueren en la frontera son objeto de las políticas antimigrantes de Trump”, siendo una percepción veraz es insuficiente para tener la fotografía de la realidad, pues no contempla que “hay una resistencia a niveles de organización complejos”, como lo sintetiza Gaspar Rivera Salgado, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles y director del Centro de Estudios sobre México, en conversación con David Brooks y Jim Cason.
La visión del doctor en sociología es harto sugerente pese a la ausencia de los indispensables matices. “Hay un vacío enorme en el entendimiento de la larga trayectoria de lucha, de resistencia de los mexicanos en EU y de su capacidad, no solamente por sobrevivir, sino para proveer liderazgo a las luchas más progresistas en EU”. Pone de ejemplo la historia del sindicalismo en Los Ángeles y en California que “es sumamente importante, porque la lideran los mexicanos”.
Más que la descripción del fenómeno importa –como indocumentado y documentado que fui en el Valle de Río Grande en el primer lustro de los 60–, compartir algunas conclusiones del académico, como que ser migrante es sólo una parte de la experiencia, y no todo se reduce a eso porque van a la vanguardia de luchas progresistas y son también un universo complejo de actores políticos y sociales. Los mexicanos tienen que interaccionar con otros latinoamericanos y tienen que negociar esa relación.
Todas las luchas, por ejemplo, de resistencia contra políticas migratorias se han dado no solamente en la frontera, sino dentro de EU. Ahí se han construido muchas de estas organizaciones. Son mexicanos que quieren tener un impacto tanto dentro de EU como de México, que van a diseñar una estrategia complicada políticamente, van a organizarse para hacer esto. Y entonces tienes los ejemplos de migrantes mexicanos que han construido coaliciones para la lucha sindical, entre otras. Indicó que muchas de estas expresiones tienen una dimensión trasnacional.
En el ámbito laboral, las luchas en México y EU están ligadas porque las empresas que operan a nivel trasnacional son las mismas de ambos lados, y por lo tanto se requiere de esfuerzos transfronterizos para organizar a los trabajadores. No nada más es de norte a sur, también de sur a norte. Entonces, si las compañías tienen toda esta cadena productiva que extrae un enorme número de riqueza, bueno, y los trabajadores cuáles son las conexiones en los tres países. Realmente, la solidaridad transfronteriza de los trabajadores va muy por atrás de la estrategia consolidada del capital estadunidense, que está avanzadísimo.
Reconoce Rivera Salgado que tampoco todo esto es algo tan nuevo. Grandes organizadores como Bert Corona –relacionado con el Partido Comunista Mexicano–, a los anarcosindicalistas, a las interacciones entre actores políticos y culturales a lo largo del siglo pasado –luchas que incluyen el sindicalismo radical, la defensa de los derechos de los migrantes y los derechos civiles, la lucha en los campos del UFW, e incluso la solidaridad con las luchas de liberación en Centroamérica y Sudáfrica– y que continúa con nuevas generaciones en los ámbitos políticos, sindicales y culturales donde migrantes mexicanos y sus hijos/as ocupan puestos del poder municipal y estatal en California.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
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