Utopía
Durante décadas los electores no serán capaces de olvidar la extraordinaria pérdida que para junio del 24 sufrieron el miércoles 28, con la declinación videograbada de Lilly Téllez, una de las reporteras preferidas del impresentable Ricardo Salinas Pliego para golpear al gobierno capitalino de Cuauhtémoc Cárdenas (1997-1999), por la vía de impugnar torpemente al procurador Samuel del Villar.
La señora llegó al extremo de impedir el acceso a Del Villar a su propio domicilio mientras no le contestara las preguntas que le formulaba en forma “democrática”. Y el oligarca se saltó todas las trancas habidas y por haber, al dirigirse en cadena nacional de su empresa –Televisión Azteca, obtenida gracias al crédito a la palabra por millones de dólares que le otorgó Raúl Salinas de Gortari–, para linchar mediáticamente al ingeniero y cuestionar para qué queremos Cámara de Diputados, elecciones… Y todo porque asesinaron el 7 de junio de 1999 a Paco Stanley, uno de los conductores consentidos y presunto distribuidor de drogas en Azteca.
Tal para cual el patrón y la disciplinada reportera. Quién sabe por qué al ahora presidente Andrés Manuel se le ocurrió hace más de cinco años hacerla candidata a senadora por Sonora, para sorpresa incluso del hoy gobernador Alfonso Durazo, como lo informó el tabasqueño en una mañaneras. Y como era previsible la señora chaqueteó a las primeras de cambio y se adhirió a la bancada panista en Reforma e Insurgentes y con muchísimos desplantes y ocurrencias agresivas, particularmente en contra de López Obrador, empezó a perfilarse como la legisladora más beligerante, aguerrida y temida por la bancada de Ricardo Monreal, a la vez que la más usada para golpear y provocar a la Cuarta Transformación por el ultraderechista Julen Rentería, otrora subordinado del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, impresentable panista por corrupto, presunto homicida y pederasta.
El mayor acierto de Téllez fue concitar la repuesta militante y frecuentemente indignada de algunas senadoras de Morena que en el obsesivo afán de colocarla en su justo sitio, involuntariamente la proyectaron a soñar con la candidatura presidencial. Fenómeno parecido se produjo en las redes sociales al sobredimensionar los dichos de la periodista que ya despertó del dulce sueño y ahora busca enfrentar a “la oligarquía de Morena” y a “la vieja oligarquía”. Difícilmente tendrá las agallas, los tamaños para intervenir en empresa semejante debido a que es apenas subproducto de la lealtad al oligarca Ricardo Benjamín.
Por otra parte, las subidas y bajadas entre los aspirantes supuestamente presidenciales están a la orden del día en el Frente Amplio por México. Apenas comienza la travesía y ya declinó el exitoso gobernador de Yucatán, Mauricio Vila; el senador del Grupo Plural, Germán Martínez, quien lambisconeaba vulgarmente a Vicente Fox como presidente, entre otros.
Mientras tanto con el padrinazgo de Fox Quezada arrancó la operación mediática para inflar la candidatura de Xóchitl Gálvez, la presunta exmilitante de la Liga Obrera Marxista e indígena que agravia y desprecia a los pueblos originarios, como está ampliamente documentado en redes sociales.
No le falta razón a López Obrador cuando asegura que “la mayoría de quienes están participando quieren ser plurinominales, o sea, su papel de paleros les va a dar posibilidad de tener una pluri”. Fue más allá y añadió: “Ya tengo información que están recogiendo dinero para echarse a andar. Ya tienen el acuerdo”. Pero la hidalguense ya no cabe en las puertas del Senado y del PAN de lo inflada que políticamente está. Que se vea en el espejo de su amiga Téllez, antes de que sea demasiado tarde.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
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