Libros de ayer y hoy
Se asoma la Inteligencia Artificial (IA) para los periodistas, a través de Google. El ratón vaquero de patas grandes, güerito y que hablaba inglés, se coló en nuestra tierra y aquí fue objeto de una alegre sátira de parte de Francisco José Gabilondo Soler, el famoso Cri -Cri. Se trata de un ratoncito empistolado, soberbio, pero amenazante como nuestro vecino del norte, que ahora desde Texas propone las más aberrantes agresiones: ahogar niños para que no entren a ese país.
Las canciones infantiles de Gabilondo Soler tienen una gran profundidad crítica y el encanto de la belleza musical. Por algo han sido uno de los veneros de la infancia mexicana, a la que aún sigue nutriendo con sus versos, aunque cada vez menos con la invasión de series y juegos extranjeros. El ratoncito invasor que termina en la trampa (sueño mundial ante las incongruencias del loco Greg Abott), es la advertencia que surgió en el pasado sexenio, ante el anuncio de que la enseñanza del inglés en México va por buen camino y en dos décadas seremos bilingües.
Ahora nos llega de cerca el anuncio de que Google se meterá a la Inteligencia Artificial para moderar los artículos periodísticos y prestar auxilio a los periodistas. La noticia ha sido tomada con prudencia ante la posibilidad de la alteración informativa que no es remota. Nuestra posibilidad de país dependiente en muchos sentidos se impone en el camino de caer en ese proyecto, sin conocer sus verdaderos alcances.
Las nuevas ofertas digitales no toman en cuenta a los pueblos
El avance en las tecnologías, aunque muchas de ellas sean provechosas, no toma en cuenta, en primer lugar el grado de desarrollo de un país y además una idiosincrasia, que en caso de prosperar un proyecto impuesto, ignora la situación que tienen países como México y otros de América latina.
En torno al proyecto de convertir a México en bilingüe a partir del idioma inglés, se olvidó que existen 65 lenguas vivas -dato del censo de 2010; en años anteriores se hablaba de 68-, y 364 variantes lingüísticas ( dialectos) y no se ha definido oficialmente un idioma aunque al español lo hablen 98 por ciento de los mexicanos.
Debido entre otros datos a que el náhuatl, el segundo idioma más hablado en el país, también ocupa un lugar prevalente en más de 12 millones de hablantes. Cuando se refirieron al inglés como la otra lengua para hacer a nuestro país bilingüe, se manifestó un menosprecio a las lenguas originales, que como el maya, el otomí y el mencionado náhuatl entre otras, están en proceso de recuperación.
Hay varias organizaciones y personalidades que están haciendo ese esfuerzo ¿Qué sucederá si mientras nos imponen otros proyectos?
Otros proyectos y el fracaso en la intención de hacernos bilingües
En pronunciamientos públicos se ha aclarado que la enseñanza de lenguas extranjeras y el desarrollo digital enriquece y aumenta nuestro conocimiento y cultura. Nadie se opone a esa enseñanza y esos avances, pero en aquel caso, resultó ofensiva la forma de anunciarse y promover -con gran inversión además-, que México sería bilingüe por el inglés, soslayando nuestras otras lenguas.
Lo hicieron como una forma de adherirnos además, cultural e ideológicamente a Estados Unidos. La imposición de una lengua es histórica en la presencia del invasor. Los romanos dejaban regado el latín por donde pasaban. Los españoles impusieron su lengua a sangre y fuego en América Latina. Pero hay un ejemplo extraordinario que debería de ser tomado en cuenta en esta cruzada de convertirnos en gabachos de segunda. Los misioneros que catequizaban a los indios aprendían su lengua y dialectos para conocerlos mejor en lugar de obligarlos a aprender el español.
Recientemente conocí el caso de extranjeros, italianos sobre todo, que llegaban a las zonas indígenas y aprendían sus lenguas sin imponerles jamás su propio idioma. Ante la amenaza que está vigente, de que seremos bilingües a partir del inglés, desde el 2021 se ha reconocido que el avance en ese idioma no ha sido muy propicio y México está en el último de los niveles de América Latina, incluso de Ecuador y poca diferencia con Haití.
¿Qué sucederá ante apabullantes avances de un sistema dudoso como se presagia con la Inteligencia Artificial? Y sobre el idioma inglés, en contrapartida ¿Se convertirán en bilingües los 300 millones de habitantes estadounidenses y aprenderán el español en conjunto, para hacerlo? Nadie lo cree. La suya es una lengua de imposición, no de intercambio.
Gabilondo Soler y su verdad sobre el ratón vaquero
El ratón vaquero un cowboy hablantín, es una de las 263 piezas infantiles además de alrededor de 30 canciones populares, que dejó el compositor veracruzano, -1907-1990-, fluida, satírica, pegajosa y llena de un contenido crítico a la sumisión del idioma. El personaje que observa en su trampa a aquel malandrín ratón, le advierte como nosotros deberíamos advertir a los que nos quieren imponer otra lengua; “aunque hables inglés no te dejaré salir”.
De la vasta producción de Gabilondo Soler, el mítico Cri-Cri, que lo hizo famoso en el mundo e incluso lo llevó a una película mexicana y filmes de Walt Disney, se desprenden también los cuentos que escribió y hay un libro Cuentos para cantar y canciones para leer, que editó la SEP en 1999 y posteriormente lo hicieron otras editoriales: en 2015 entró a la Biblioteca Virtual.
Con su lista de canciones y los centenares de temas que utiliza y sus más diversos personajes, se podría hacer una gran obra musical, de las que está carente el país. Aunque ya hay musicales que se inspiran en sus canciones. Sobre su vida se han escrito varios libros y se le han hecho homenajes y erigido estatuas. Murió en una delegación de Texcoco en donde vivió por largo tiempo, a los 83 años.
De sus canciones escogería La muñeca fea y La merienda. En esta última para reírse del remolón niñito que le pone peros a todo a la hora de comer. Chiquión, dirían los norteños. Pero ahí va un retazo del ratón gringo, que tiene ojitos azules como el señor Creel.
En la ratonera ha caído un ratón con sus dos pistolas y su traje de cowboy Ha de ser gringuito porque siempre habla inglés a más de ser güerito y tener grandes pies
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.
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