+ Los terrenos de Riberas del Río Atoyac han sido disputados por diversas personas y organizaciones sociales durante años, pero nadie asume la responsabilidad ni cuidado por el deterioro ambiental ocasionado debido al desecho de residuos sólidos urbanos.
Oaxaca de Juárez, Oax.- A pesar del riesgo ecológico, las denuncias ambientales, los incendios provocados y los asesinatos ocurridos, el tiradero a cielo abierto habilitado hace un año por agremiados de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (Catem) sobre Riberas del Río Atoyac, a un costado del puente Valerio Trujano, continúa operando con total impunidad. Mientras que a menos de 100 metros permanece abierto el “Centro Temporal de Transferencia” a cargo del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez.
Si bien es cierto que en julio de este año más de 3 mil 500 toneladas de basura acumuladas durante casi un año fueron retiradas por el Gobierno del Estado y trasladadas a Veracruz con apoyo del municipio capitalino, el lugar sigue funcionando como centro de transferencia de Residuos Sólidos Urbanos, por lo cual todavía se acumula basura que después es trasladada fuera de la ciudad.
Sin embargo, esta problemática de la basura en la Zona Metropolitana de Oaxaca y el uso de las Riberas del Río Atoyac como basurero, ha ocurrido desde hace varios años. En julio de 2017, un conflicto entre los habitantes de la agencia Vicente Guerrero e integrantes de la organización Frente Popular 14 de Junio provocó que el tiradero municipal permaneciera bloqueado durante 9 días. Así que los camiones particulares que se dedican a la recolección de basura aprovecharon para incrementar sus cuotas y depositar la basura en este lugar, en donde se acumularon más de 8 mil toneladas de desechos, mismas que posteriormente fueron trasladadas al relleno sanitario de Villa de Zaachila.
Basura acumulada al margen de Riberas del río Atoyac, #Oaxaca. Ante problemática de cierre de basurero ubicado en #Zaachila. pic.twitter.com/OEJAj3ULt2
— PressLibre® (@PressLibreMx) July 9, 2017
Pero hace un año, tras el cierre de dicho lugar luego de operar por 42 años como tiradero de 25 municipios conurbados, recolectores de basura adheridos a CATEM comenzaron a descargar sus camiones sobre las Riberas del Río Atoyac, a la altura del mercado de madera de la Central de Abasto, convirtiendo esta zona en un basurero clandestino y en el que se prohíbe documentar cómo operan.
Y es que las personas encargadas del lugar han llegado a agredir a ciudadanos, medios de comunicación y hasta inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) que acudieron a verificar el tiradero por una denuncia. Aunado a esto, a principios de año se registraron al menos cuatro incendios de gran magnitud en dicho basurero, ocasionando una grave contaminación ambiental.
Por si fuera poco, el pasado 3 de octubre un trabajador del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez fue ejecutado a medio día en este lugar, cuando se encontraba elaborando el registro de los viajes de residuos sólidos solidos que ingresan al centro de transferencia. No obstante, algunas fuentes señalan que el sujeto estaba involucrado en actos ilícitos y el asesinato se trató de un ajuste de cuentas.
También cabe recordar que en junio de 2019, fue ejecutado en esta misma zona el líder de CATEM René Hernández y su escolta Manuel M.C, tras realizar un tequio en el área en donde pretendían construir un mercado orgánico. Después trascendió que el origen fue la disputa de terrenos ubicados sobre Riberas del Río Atoyac.
Entérate: Rene Hernández delegado de #CATEM en #Oaxaca. Uno de los heridos en ataque armado entre organizaciones de transportistas en tianguis sobre riveras del Atoyac. Fotos: @emestoax pic.twitter.com/4yRBrCgN7Y
— PressLibre® (@PressLibreMx) June 2, 2019
A pesar de toda esta problemática, pareciera que ni el gobierno estatal y municipal tienen control sobre lo que ocurre en los basureros clandestinos, pues apenas en abril de este año el gobernador Salomón Jara Cruz dijo que el playón el Río Atoyac del CATEM ya había sido cerrado. Pero resulta que el terreno sigue en poder de organizaciones sindicales que lo custodian -salvo el pequeño tramo en donde se encuentra el centro de transferencia del Ayuntamiento capitalino., sin que nadie se responsabilice de la contaminación ambiental que están ocasionando.