+ Una frase del pintor Diego Rivera motivó a la autora Florencia Etcheves, para crear al personaje principal de la novela “La cocinera de Frida”: “si en este mundo existe un paraíso, ese es Tehuantepec y si hay reinas y diosas, esas son las mujeres tehuanas”.
Oaxaca de Juárez, Oax.- Una adolescente huyó de Tehuantepec para evitar un matrimonio forzado. Se llevó consigo un atuendo de gala y un collar de oro con piedra de obsidiana, como posesiones valiosas. Viajó a la ciudad de Oaxaca y luego a la de México, donde conoció a Frida Kahlo y a Diego Rivera. Ahí empezó su historia, descubierta años después por Paloma, su nieta argentina, a partir de un cuadro misterioso.
Es la trama de la novela “La cocinera de Frida” (Planeta, 2022), obra ubicada en el México de 1937-1940, con Nayeli Cruz, una indígena del estado de Oaxaca, como personaje principal y con pasajes de la vida de Frida Kahlo y de Diego Rivera. De hecho, una frase del pintor motivó a la autora Florencia Etcheves, para crear al personaje principal: “si en este mundo existe un paraíso, ese es Tehuantepec y si hay reinas y diosas, esas son las mujeres tehuanas”.
En entrevista telefónica desde Argentina, la autora de “La virgen en tus ojos” y “La hija del campeón”, comentó su propia fascinación por las mujeres de Tehuantepec, población ubicada en los márgenes del Río del mismo nombre en el estado de Oaxaca, Sureste de México. “Cuando vi esos trajes usados en las velas, esos huipiles, los bordados, los peinados; esas mujeres tan potentes, femeninas y a la vez una suerte de reinas”, me encantaron.
“Y eran muy parecidas a la imagen con la que conocemos a Frida Kahlo. Esas faldas, las trenzas sobre la cabeza, los collares de monedas. Ella adoptó la imagen de las tehuanas para ser ella. También (ser) esa diosa del paraíso. En muchas biografías, se habla de su fascinación y orgullo por la mujer mexicana y destacaba a la tehuana”, agregó Florencia Etcheves quien antes de hacer literatura, fue reportera de nota policiaca en su país.
Precisamente la disciplina periodística, el encontrar un enigma e investigar para resolverlo, las características de la nota roja, la llevaron a viajar a México de donde solo la pandemia por COVID 19 la obligó a irse. También con esos elementos ambientó a la comunidad oaxaqueña, conocida muchos años antes en un viaje de amigas. La otra mitad de la novela se ubica en la Argentina actual y conocida bastante bien por ella.
Así, en “La cocinera de Frida”, “el encuentro se da entre una pintora conocida, una celebridad de época con una niña frágil, analfabeta, pobre de toda pobreza. Frida tiene mucho para ofrecerle y la adolescente le ofrecerá a Frida, algo más potente: el que fuera tehuana, porque además tenía todo lo que siempre admiró: la identidad de esas mujeres”, agregó Florencia Etcheves.
Uno de los aspectos en los que el libro hace énfasis es en la indumentaria de la pintora mexicana por cierto hija de la oaxaqueña con ascendencia española, Matilde Calderón: “Quienes no conocen México, creen que su vestimenta era un disfraz, ella era excéntrica, pero había adoptado en realidad una suerte de tehuanés”, detalló la escritora argentina.
“…En días de fiesta, vestía como las mujeres de su comunidad: falda y huipil con flores bordadas en hilos rojos y dorados. Huipil de talle corto, de muselina, bordado con motivos de flores y hojas en hilos purpura, rojo y carmesí intenso. La falda de terciopelo haciendo juego y el olan de encaje liso y almidonado. Colgando del cuello, el doblón de monedas de oro y para coronar la estampa majestuosa se había colocado el huipil de cabeza, cuyos múltiples pliegues de encaje, enmarcaban su rostro, haciéndola parecer una guerrera” (p.14).
La obra ha causado admiración, reconocimiento y gusto a las tehuanas de Oaxaca, quienes, en la Feria del Libro de Guadalajara en 2022, le manifestaron su alegría con Nayeli Cruz. “Estaban contentas, se identificaban con muchas anécdotas y recordaban los cuentos de sus abuelitas. Eso me emocionó”, dijo en la entrevista, Florencia Etcheves.
La obra ha sido traducida al polaco, italiano y francés. En Alemania ha estado entre las seis obras más vendidas. Mandan mensajes encantados con México, buscan dónde quedan estos lugares, están interesados por la cultura mexicana. Sin embargo, aún le causa cierto pudor, dijo, ser una autora argentina escribiendo una historia mexicana y con personajes icónicos de México embargo, quiso acercarse.
Y como hablamos de cocina, comentó sobre los platillos descubiertos en México. Le gustó recorrer comederos populares, conversó con quienes los preparaban; le contaron algunas recetas y secretos, así armó algunas recetas para el libro. “Toda la comida mexicana es una locura; aprendí a enchilarme y ahora a todo le pongo picante y me hace muy feliz”. Hizo “cata” de quesadillas, le encantan los frijoles, los tacos, los burritos. En Argentina dicen “vamos a comer mexicano” porque hay restaurantes mexicanos, comentó.
En cuanto a la relación entre Argentina y México, dijo que es de los países más elegidos para viajar. Además, su país tiene agradecimiento a México. “Jamás olvidamos que durante los años 70-80, México abrió los brazos para los argentinos. El cariño y la gratitud con México como con Perú, por habernos apoyado en la Guerra de Malvinas.
Ernestina Gaitán Cruz
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Reportera, articulista y free lance en La Jornada, Notimex, El Nacional, El Día Latinoamericano, Revistas FEM y Mira; Noticias de Oaxaca y Tiempo de Oaxaca. También llegó a colaborar en los Gobiernos de Guerrero y de Oaxaca.