Utopía
Las exigencias formuladas por el presidente Andrés Manuel desde Palenque, Chiapas, al presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, y al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, para que no se materialice la amenaza arancelaria al acero mexicano, en el primer caso, y el reclamo del gobierno de Ottawa para que México aumente los controles sobre los migrantes mexicanos, muestran claramente que el pecho del mexicano “no es bodega”, como siempre asegura, pero la diversidad de temas abordados y la improvisación sobre temas tan delicados no permitió la suficiente claridad en el diferendo con ambos países, durante una mañanera en la que, además, abrió frentes que parecieran innecesarios o por lo menos inoportunos cuando los desacuerdos con los dos socios del norte están, al parecer, a la orden del día.
Así contextualizó las exigencias López Obrador: “Aprovecho para decirle a primer ministro Trudeau y al presidente Biden, con todo respeto, que se entienda la circunstancia que se vive en México, donde se está llevando a cabo una transformación y hay un grupo reaccionario, de los corruptos que se sentían los dueños de México, que llevaron a la decadencia de México, que quieren regresar por sus fueros y como tienen mucho dinero se valen de todo”.
Más aún: “Me gustaría que el presidente Biden o sus asesores, el primer ministro Trudeau conocieran la campaña de ‘AMLO presidente narco’, ellos tienen la forma de saber cómo se arman estas campañas para que no participen en favor de esta guerra sucia, se abstengan de participar ayudando a la mafia del poder económico y del poder político en nuestro país”. Además de que intervenir “es inmoral, sobre todo porque este gobierno siempre ha tratado a las autoridades de Canadá y de Estados Unidos con respeto (…) no merecemos maltrato ni que se manche el prestigio de México, de sus autoridades, que a diferencia de antes fueron electas de manera legal y legítima sin fraudes electorales, entonces nada más que estén pendientes porque pues un jefe de Estado tiene tantas cosas que de repente sus círculos más cercanos o más lejanos toman decisiones que afectan las relaciones”.
Sintetizados así los planteamientos de Obrador y en sus propias palabras, no se puede omitir que, sin embargo, estimó que con Estados Unidos y Canadá hay muy buenas relaciones y no tienen por qué afectarse, no hay motivo. Y responsabilizó a las fuerzas del conservadurismo y sus voceros que cabildean en ambos países, con sus pares políticos e ideológicos, para complicar la muy exitosa relación trilateral. Y sentenció que son “balandronadas”.
A pregunta expresa de una colega, López Obrador advirtió que no irá a la Cumbre de Líderes de América del Norte de 2024 “si no hay (un) trato respetuoso de parte de Estados Unidos y Canadá”. Intentó atemperar la determinación explicando muy a su estilo que sólo le restan pocos meses en su gobierno y “no me gusta viajar mucho, me gusta viajar aquí, a Palenque, aquí me siento muy bien, de salud y de ánimo, hay muy buenas vibras”.
Lo dicho, dicho está. Y lo que el diario de Juan Francisco Ealy Ortiz presentó como un “amago”, en lo cual es experto El Universal y su dueño, para AMLO es una posición firme para desbrozar el camino que lleva la XI Cumbre de América del Norte en Quebec, el próximo abril, así como la ruta para las elecciones generales del 2 de junio en México, sin presiones ni intervencionismo extranjero como el que tanto promovió Xóchitl Gálvez durante su visita a Nueva York y Washington, y desde muy temprano el gris líder de Acción Nacional.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
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