Diario Ejecutivo
Este fin de semana se registró un hecho histórico durante la gira que realizaron el presidente Andrés Manuel López Obrador y la próxima presidenta de México Claudia Sheinbaum.
Lamentablemente el hecho no fue del interés de los medios de comunicación convencionales, por lo que pasó, casi, inadvertido.
Concretamente se trata de que Petróleos Mexicanos entregó formalmente al Instituto Mexicano del Seguro Social parte de los terrenos en donde se construiría la Refinería Bicentenario, prometida por Felipe Calderón, y que terminaron en una barda. Algo así como la barda de la ignominia.
“Este predio se entregó mediante una ‘donación gratuita’ entre Petróleos Mexicanos y el Instituto Mexicano del Seguro Social”, indica el documento de análisis costo-beneficio que el instituto ingresó a la Cartera de Proyectos de Inversión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
El proyecto denominado “Hospital General de Zona de 144 camas en Tula de Allende, Hidalgo” busca reemplazar al nosocomio que quedó “completamente inoperante” tras la anegación que sufrió el seis de septiembre de 2021 por el desbordamiento del río Tula, con un saldo de 14 pacientes muertos.
El terreno se encuentra sobre la carretera Tlaxcoapan-Teocalco, municipio de Tlaxcoapan, a 13.5 kilómetros del antiguo hospital, donde el riesgo de inundación se considera mínimo y tendrá una inversión de dos mil 56 millones de pesos entre la obra y el equipamiento.
De acuerdo con la nota de la Jornada (uno de los pocos medios que difundió la entrega oficial) señala: “el área donde se erigirá el nuevo nosocomio abarca 40 mil 484 metros cuadrados, apenas una pequeña fracción de la basta superficie de 700 hectáreas (siete millones de metros cuadrados) donde se levantaría la refinería. Y tiene un valor de mercado de 60 millones 479 mil 500 pesos, frente a los mil 500 millones de pesos que en su momento costó comprar la totalidad del terreno, en el año 2009.
En el momento de entregar el presido, el director general de Petróleos Mexicanos recordó cómo las administraciones neoliberales se dedicaron a “ordeñar” a la paraestatal. Narró que un ex secretario de Hacienda (José Ángel Gurría, el ángel de la dependencia) confesó que a Pemex “le quitábamos hasta 70 por ciento de los ingresos brutos –no de las utilidades–, le creábamos a Pemex una pérdida artificial. Se exprimió tanto a Pemex, que desde 2005 comenzó a emitir deuda para pagar impuestos y en los años siguientes para pagar gasto corriente”.
Pero de todos los abusos que se cometieron contra la empresa estatal, quizá el mayor fue precisamente “la barda de la ignominia” (o de todos sus sinónimos: afrenta, vergüenza, deshonor, ofensa, oprobio, agravio, injuria, denuesto, ultraje, baldón, deshonra, infamia, insulto, bajeza, descrédito, vilipendio, denostación, zaherimiento, jugada).
Por eso vale la pena hacer una cronología de los hechos:
El 18 de marzo de 2008, en el marco del 70 Aniversario de la Expropiación Petrolera, Felipe Calderón anunció la construcción de la Refinería Bicentenario con una inversión inicial de 12 mil millones de pesos.
El 14 de abril 2009, el entonces director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Jesús Reyes Heroles, informó que el complejo sería instalado en Tula, en el centro del país, a pesar de que por menos siete estados habían levantado la mano para que la refinería Bicentenario se construyera en su jurisdicción.
El 11 de agosto de 2009 el gobernador de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong, contrajo con Banamex un crédito de mil 500 millones de pesos que ocupó para comprar a campesinos de Tula sus parcelas, bajo la falsa promesa de fuentes de empleo, concesiones de transporte público y permisos para abrir bares y restaurantes en los alrededores de la nueva planta.
En 2014 la refinería fue definitivamente cancelada y ya se habían invertido recursos fiscales por más de nueve mil millones de pesos, que culminaron en la construcción de una barda.
El 26 de mayo de 2016, Pemex se vio obligado a asumir los pasivos generados por el pago de los terrenos comprados por el gobierno hidalguense, que entonces ascendían a más de mil 451 millones de pesos, indica el informe 446-DE de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en su revisión a la Cuenta Pública de 2020.
Entre 2009 y el 31 de diciembre de 2019 el gobierno hidalguense había pagado mil 643 millones 516 mil 223.75 pesos tanto por el crédito inicial como por el refinanciamiento, de acuerdo con emeequis.com.
El tres de febrero de 2022 el presidente López Obrador informó que parte del terreno adquirido para la construcción de la refinería sería la nueva sede del hospital del IMSS.
El 26 de marzo de 2022, Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, indicó que en el resto del predio podría instalarse un parque industrial.
El 13 de julio de 2024 se formalizó la entrega del terreno al IMSS.
En síntesis, el Poder Legislativo, durante cinco años aprobó recursos para construcción de la Refinería Bicentenario, pero la obra jamás se concretó y solo se construyó una barda que costó al erario 500 millones de pesos.
La barda representó de alguna manera todo el saqueo que se hizo de Pemex durante las décadas neoliberales. Ahora el hospital quizá signifique no solo el intento de curar a esa paraestatal, sino que con una obra de saneamiento, para que el pasado de la deshonra quede atrás.
Dice el filósofo del metro: una barda es una puerta cerrada, un hospital es un acceso a la salud.
Roberto Fuentes Vivar
Columnista y periodista fundador del UnoMásUno y la Jornada. Estudió Periodismo en la reconocida escuela Carlos Septién García y cursó la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente es periodista independiente, conocido como “El Filósofo del Metro”.
Colaborador desde el 6 de marzo de 2022.
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