EXPRESIONES.- Se ha puesto en boga la seguridad y protección a los periodistas para el ejercicio de su trascendente oficio.
Y al igual que los derechos humanos, la equidad de género y los grupos vulnerables, lo primero que se les ocurre a las autoridades es crear una ley especial para protección y fomento de la actividad periodística. Acaba el Presidente Felipe Calderón de dar cauce a una y ya se prepara en el Congreso de Oaxaca la suya.
Sin embargo, la seguridad y protección de los periodistas va implícita en la seguridad y protección de una sociedad cada vez más inerme y preocupada por la impunidad y la facilidad con que se perpetra un atentado.
Así lo hemos sufrido en el ejercicio periodístico, ya sea en una marcha, un bloqueo o un enfrentamiento de los múltiples que se suceden en la entidad y principalmente en la capital del Estado.
Buscar información, tomar una fotografía, escribir una nota o un artículo en cualquier medio de comunicación, conlleva ya un riesgo inminente ante un sistema de seguridad e impartición de justicia que se distingue como corrupto e ineficiente.
Quizá se ha mejorado en la operatividad policiaca, pero en la administración de justicia se evidencia la incapacidad y la facilidad con que se manipula la justicia, desde la denuncia ante el M.P., la investigación del hecho y la defensa que inmediatamente operan los infractores.
Como resulta en diversos casos en que se han visto afectados reporteros y periodistas oaxaqueños.
El más reciente hecho, el del atentado a Said Hernández, joven director de la Revista Tucán que fue agredido por tres sujetos que lo esperaban a la entrada de su domicilio, al cual apuñalaron sin causa aparente, por lo que ahora está postrado en el Hospital del Seguro Social.
Se espera que en el caso, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca actúe con responsabilidad y prontitud, sin desvíos ni manipulaciones políticas, muy dados a cometer cuando de por medio está la imagen de un gobierno más preocupado por negociar, que por resolver los problemas de tajo.
En este hecho, todos los periodistas exigimos ¡justicia!, nada de remiendos ni asistencialismos, sólo la verdad ante situaciones que no pueden quedar impunes y menos ocultos a una sociedad cada vez más estupefacta y desconfiada.
Nuestra solidaridad con Rafael Hernández, profesional y amigo en el oficio periodístico. Deseo sinceramente una pronta recuperación de Said, su apreciado hijo…..
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