OAXACA, OAX., enero 12.- La corona, el rostrillo con valiosa esmeralda y una azucena que tenía en las manos, fueron los objetos robados a la Virgen de La Soledad la madrugada del 10 de enero de 1991, presuntamente por individuos enjaulados en el coro de la hoy Basílica Menor.
A pesar del acontecimiento que conmovió a la comunidad católica y al pueblo de Oaxaca, por considerar a la Virgen como la reina y patrona de los oaxaqueños, el hecho no se investigó, por lo que han pasado 26 años sin que hasta el momento las autoridades hayan esclarecido el robo.
Momentos después del hurto, se dijo que 3 sujetos se habían escondido en la parte alta del templo desde la noche del miércoles 9 de enero o en las primeras horas del jueves 10, y al darse cuenta que ya no había nadie en el templo, descendieron de su escondite y se dirigieron al altar mayor donde permanecía la Virgen en su nicho, una vez ahí, violaron la chapa, ingresaron e iniciaron su premeditada tarea de robar las joyas de la Virgen.
La diadema o la “Corona del Jubileo” como fue llamada, fue elaborada por orfebres oaxaqueños dirigidos por el conocido maestro José María Ortiz, y le fue colocada a la Virgen el 18 de enero de 1959 por el arzobispo Fortino Gómez León y el rector de la Basílica, Guillermo Álvarez Varela, quien es recordado por su humildad y trato amable para los feligreses que se le acercaban.
La corona también se elaboró con las aportaciones de diversas personas que obsequiaron alhajas, perlas y piedras preciosas, de ahí su costosísimo e incalculable valor, cumpliendo así el cincuentenario o jubileo de la coronación pontificia el 18 de enero de 1909.
Sin embargo, desde el jueves 10 de enero de 1991, han pasado 26 años del robo a la Virgen y muchas son las personas que se preguntan y hacen conjeturas sobre quienes podrían ser los autores del robo, por lo que se indignan al saber que el delito no se investigó ni se aclaró.
Ya que se debió investigar al sacerdote encargado en aquel entonces de los cuidados del templo, de su auxiliar o auxiliares, conocidos como sacristán o sacristanes y demás líneas de investigación, incluyendo a policías federales, cuyas oficinas se encontraban sobre Independencia, frente a la puerta de acceso a la hoy Basílica Menor de la Virgen de La Soledad, y que desde un principio se les señaló como los posibles autores del sacrilegio, informaron los aún inconformes.
A pesar del tiempo transcurrido el robo no ha sido olvidado, principalmente por la comunidad católica de Oaxaca, quienes se preguntan ¿se trató de un robo perfecto o del robo del siglo?, pues aunque la Virgen ya tiene otra corona, ésta no se compara en la calidad ni en el valor económico de la que le fue robada, por lo que el hurto sigue vigente en la memoria de las y los oaxaqueños.
No obstante, el caso ya ha sido olvidado y posiblemente archivado por parte de las autoridades responsables y encargadas de investigar este tipo de delitos, acción que demuestra su incapacidad o falta de interés por aclarar y descubrir cuando menos a los autores de tan escandaloso y sonado hecho que trascendió las fronteras de Oaxaca, y que en su momento tuvo resonancia a nivel nacional e internacional.