+ Durante más de 50 años, el investigador aportó luz al estudio de nuestro pasado
CIUDAD DE MÉXICO, enero 29.- El arqueólogo Ángel García Cook, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reconocido por sus trabajos en la región de Tehuacán-Cuicatlán y en la zona arqueológica de Cantona, Puebla, falleció la madrugada de este domingo a los 79 años de edad.
Nacido el 17 de agosto de 1937 en Teotitlán del Camino, Oaxaca, hoy Teotitlán de Flores Magón, en la región de la Cañada, Ángel García Cook fue un arqueólogo de campo que hizo importantes hallazgos, entre éstos el descubrimiento de los granos de maíz más antiguos de América.
Con una trayectoria de 56 años, el arqueólogo inició sus primeras investigaciones de campo al lado de Richard S. MacNeish en una investigación sobre el origen de la agricultura en el Valle de Tehuacán, aunque siempre sostuvo que llegó a esta especialidad por accidente, pues en la infancia su sueño era ser ingeniero y construir carreteras.
Ángel García Cook el se vio inmerso en un mundo que lo atrapó: el de la historia y la arqueología, al que dedicó más de cinco décadas de trabajo ininterrumpido, como lo demuestran sus más de 200 libros y artículos, entre los que destacan Análisis tipológico de artefactos y La producción alfarera en el México antiguo.
El investigador se dedicó a realizar amplias investigaciones en la región de Tehuacán-Cuicatlán, reserva de la biósfera en los límites de Puebla y Oaxaca, las cuales contribuyeron a la inscripción de la zona en la Lista del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como Bien Mixto.
Desde 1993 se dedicó al estudio de Cantona, que el especialista describió como “una ciudad enorme, ubicada al pie de una loma, de mil 453 hectáreas, con numerosas estructuras y donde se han encontrado 27 juegos de pelota.
La población, al parecer de clase media y alta, vivía en unidades cerradas que se comunicaban por calles construidas. Tuvo una vida larga que empezó en el año 1000 a.C. y llegó hasta el 900 d.C. Es importante señalar que toda su vida dependió de la producción de obsidiana.
García Cook colaboró en proyectos de investigación en Tehuacán y Ayacucho-Huantla, así como en el corredor Puebla-Tlaxcala, Huaxteca y en la Cuenca Baja del Pánuco, Suroeste de Puebla y Norte de la Cuenca Oriental, además intervino en trabajos regionales de salvamento arqueológico de varias presas en Chiapas, Michoacán y Guerrero.
El arqueólogo fue pilar en la creación de los métodos y técnicas para el salvamento arqueológico, muchos derivados de la construcción de presas y gasoductos en la región de Puebla-Tlaxcala y la Huasteca.
En el ámbito administrativo, el especialista fue jefe del Departamento de Salvamento Arqueológico del INAH (1978-1980), presidente del Consejo de Arqueología de 1979 a 1981, director de Monumentos Prehispánicos (1980-1983), y director de Arqueología (1989-1992), hoy Coordinación Nacional de Arqueología.
Desde 1965 fue profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y desde 2012 fue nombrado profesor emérito. En 2014, el INAH y la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) crearon la Cátedra Ángel García Cook y recibió la Medalla UNESCO.
Un año después, el INAH le otorgó el Pectoral de Juego de Pelota, por su valiosa labor que ya rebasaba el medio siglo.
La secretaria de Cultura (SC), María Cristina García Cepeda, manifestó sus condolencias a través de su cuenta de Twitter, donde escribió: “Lamento el deceso de Ángel García Cook, notable arqueólogo que por más de 50 años aportó luz al estudio de nuestro pasado”.