+ Ni autoridades ni pobladores velan por el patrimonio de la humanidad; ambiciosos unos y otros, se acusan mutuamente y no ofrecen soluciones
OAXACA, OAX., mayo 10.- En las primeras horas del lunes 8 de abril, comuneros de San Martin Mexicapam se manifestaron de manera pacífica tomando las instalaciones de la Delegación del Centro INAH Oaxaca, cuyo representante Joel Omar Vázquez preparaba ese día una serie de acciones junto con la Procuraduría Agraria, Registro Agrario Nacional y el Instituto Nacional de Adquisiciones y Bienes Nacionales, un madruguete no sólo a vecinos de ese núcleo agrario, sino a comuneros de Santa Cruz Xoxocotlán.
Amparados en su ya veinteañero conflicto agrario tratan ahora de que el Gobierno federal les “expropie” voluntariamente más de 200 hectáreas, previamente invadidas y dentro de la poligonal de Monte Albán.
La historia de este conflicto es vieja, opaca y sobre todo deshonesta, desde 1992 los comuneros y ejidatarios, vieron a la poligonal como un cheque al portador para sus intereses económicos, la llegada de la malla ciclónica en el gobierno de José Murat Casab no hizo más que avivar las ambiciones, y en el caso de Xoxocotlán y Mexicapam, empezar un ciclo interrumpible de ventas fraudulentas al paso de grupos y comisariados apócrifos, con papeles de otros periodos vencidos, como es el caso de las colonias Panorámica o Santa Elena.
Como cínicas han sido las declaraciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia por los manifestantes, pues mientras ahora se sientan redentoramente a la mesa de negociación como salvadores del patrimonio, atrás quieren dejar las órdenes de aprehensión, el hostigamiento o simplemente la indiferencia de aquellos que en el pasado los denunciaron, por ejemplo, por poner un puesto de aguas en la entrada del sitio arqueológico cuyo dueño fue encarcelado por alteración de suelo arqueológico, o los comuneros de Santa Cruz Xoxocotlán que aún permanecen en la cárcel por el mismo delito, irónicamente en el área que se plantea adquirir por la federación.
Lo que es un hecho es que en la poligonal de Monte Albán ni autoridades ni pobladores ven por el patrimonio, se acusan mutuamente y poca solución se propone, la situación es resultado de la incapacidad del INAH para detener las invasiones y hacer ojos omisos ante la evidente destrucción del patrimonio arqueológico nacional, dejando en manos de astutos la posesión de la tierra. Mientras siga la falta de un argumento legal real, de a pie, que incluya a los tres órdenes de gobierno y a la sociedad no se vislumbrara solución alguna.