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Mikel, o cómo la falta de principios políticos lleva a algunos a convertir atavismos en banderas de campaña

Quién sabe en qué estaba pensando —o qué tan mal asesorado está— el candidato priista a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Mikel Arriola Peñalosa, cuando decidió lanzarse, en su cierre de precampaña, en contra de algunos de los temas más sensibles para los habitantes de la Ciudad de México: los matrimonios entre personas del mismo sexo, la adopción por parejas homosexuales y la posibilidad de legalización de algunos usos de la marihuana, entre ellos el recreativo. Quizá Arriola quiere ser un pequeño Donald Trump intentando decir lo que algunas personas quieren escuchar, para cautivarlas como votantes. El problema es que no es lo mismo hablar de economía que de derechos humanos.

En efecto, Mikel Arriola dejó clara su postura en su cierre de precampaña y unción como candidato del PRI a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México: está en contra de los matrimonios entre parejas del mismo sexo y que estos puedan adoptar, así como del uso recreativo de la marihuana.

“Nuestros gobernantes han promovido la ruptura del núcleo familiar y el desprecio, profundo desprecio, por los valores, y esto nos ha llevado al caos en que hoy estamos metidos [en la capital del país]. Como ejemplo, los gobiernos del PRD y Morena han impuesto la idea de que la legalización de la marihuana para fines recreativos va a ayudar a los jóvenes, postura que nosotros habremos de combatir bajo un principio de prevención de las adicciones y blindar al núcleo familiar. No a la marihuana para el uso recreativo, sí a la medicinal.

“La familia será mi prioridad, la Ciudad de México será la Ciudad de los valores, de la familia. Claramente les digo: Mikel Arriola está en contra de la adopción entre parejas del mismo sexo”; y dijo que de ganar las elecciones, en su primer día como jefe de Gobierno, someterá a consulta pública “todos los temas que nos dividen como ciudadano, como son la marihuana recreativa, el aborto, la adopción y el matrimonio entre parejas del mismo sexo, para que ahora sí todas las voces sean escuchadas”.

De entrada, Arriola es un pequeño Andrés Manuel y puede convertirse en un émulo mexicano de Donald Trump, ¿por qué? Respecto al primero, porque el único en México que ha propuesto que algunos temas sensibles relacionados con derechos de las personas sean sometidos a consulta pública, fue López Obrador —y eso ocurrió antes de que fuera promulgada la Constitución de la Ciudad de México, en la que están establecidos algunos de esos derechos sin haber sido controvertidos por nadie.

En algún momento, cuando se le pidió al tabasqueño su opinión respecto al llamado matrimonio igualitario, o sobre la legalización del aborto, éste dijo que serían temas que se someterían a la opinión de los ciudadanos. Luego vino Marcelo Ebrard Casaubón —un verdadero, y quizá el único, gobernante de espíritu verdaderamente progresista en México— que reconoció la vocación de avanzada de la Ciudad de México y empujó temas sustantivos como la legalización del aborto voluntario, el llamado divorcio exprés, o el reconocimiento a los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Luego vino el gobierno de Miguel Ángel Mancera, en el que varios de esos derechos se llevaron de manera expresa a la Constitución de la Ciudad de México que, además, hizo suyos los principios generales que rigen a los derechos humanos incluyendo otros como el de la no regresividad y el de la integralidad, que complementan a los de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad ya contemplados en la Constitución federal.

DERECHOS

Además, la Constitución de la CDMX reconoció expresamente los derechos que ahora fallidamente pretende controvertir Mikel Arriola: en el numeral 1 del apartado F del artículo 6 de la Constitución capitalina (sobre el derecho de las mujeres a abortar libremente), se establece: “Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, voluntaria e informada tener hijos o no, con quién y el número e intervalo entre éstos, de forma segura, sin coacción ni violencia, así como a recibir servicios integrales para acceder al más alto nivel de salud reproductiva posible y el acceso a información sobre reproducción asistida.”

Sobre el reconocimiento de todas las formas de familia, incluyendo las conformadas por personas del mismo sexo, la Constitución de la CDMX, establece: Todas las estructuras, manifestaciones y formas de comunidad familiar son reconocidas en igualdad de derechos, protegidas integralmente por la ley y apoyadas en sus tareas de cuidado (numeral 2, apartado D, artículo 6).

Luego, sobre los derechos de las parejas del mismo sexo, los numerales 1 y 2 del apartado H del artículo 11, dispone: 1. Esta Constitución reconoce y protege los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, travesti, transexuales e intersexuales, para tener una vida libre de violencia y discriminación. 2. Se reconoce en igualdad de derechos a las familias formadas por parejas de personas LGBTTTI, con o sin hijas e hijos, que estén bajo la figura de matrimonio civil, concubinato o alguna otra unión civil.

Con todos estos derechos reconocidos en la Constitución de la CDMX, podemos estar de acuerdo o no. Lo que no podemos contravenir es el hecho de que ya son derechos expresamente reconocidos en una Constitución, y que éstos se encuentran sujetos a los principios de progresividad, integralidad y no regresividad, que harían no sólo inconstitucional cualquier tipo de consulta respecto a ellos (de hecho, ni siquiera podría realizarse una consulta ciudadana con valor legal, por la naturaleza de esos temas), sino también controvertible cualquier tipo de reforma que pudiera realizarse a la propia Constitución de la CDMX, a la luz de los principios establecidos en ella misma, en la Constitución federal, y en los tratados internacionales firmados y ratificados por México, que prohíben cualquier tipo de modificación regresiva a los derechos fundamentales.

Por eso quizá puede ser que Mikel Arriola pretenda cautivar a los núcleos conservadores de la Ciudad de México, a pesar de manifestar una postura francamente reaccionaria, desinformada (quizá, de forma deliberada) o abiertamente populista por irrealizable. Aunque pudiera lograr ese primer cometido y llegar a la jefatura de gobierno (algo que se ve muy lejano, en el contexto electoral de la capital del país), lo cierto es que no podría en automático cumplir con nada de lo que ahora sugiere. Más bien, está tratando de decir lo que algunos quieren decir, a ver si con eso le roba un poco de votos a los panistas que ahora se sienten “progres” al aliarse con el PRD.

TIP DEL VERDE

¿Por qué no también hace suya aquella vieja campaña del Partido Verde: “pena de muerte a secuestradores”? Va en la misma sintonía de los dislates lanzados el domingo, y tendría también su mismo destino. En fin…

Tomado de la Columna Al Margen: https://columnaalmargen.mx/2018/02/14/mikel-o-como-la-falta-de-principios-politicos-lleva-a-algunos-a-convertir-atavismos-en-banderas-de-campana/

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