OAXACA, OAX., marzo 7.- El presidente del PAN Gustavo Madero no tiene el pulso de la realidad de Oaxaca, porque no vive aquí, no padece nuestros problemas cotidianos, sólo habla desde la comodidad de su vida citadina y de sus encuentros en la Ciudad de México, expresa el diputado local, Francisco García López.
Entrevistado sobre las críticas del dirigente panista a los gobiernos del PRI y sus elogios a una administración que sus propios aliados dejaron sola, el coordinador de los diputados estatales priistas señaló:
“Lo que tendría que atender Gustavo Madero son las disidencias internas y las críticas de sus propios correligionarios que no le perdonan que diga una cosa y haga otra, como haberse reunido con Elba Esther en Baja California para ultimar los detalles de una alianza y después oportunistamente aplauda su detención”.
Pero sobre todo, dice, el dirigente panista no tiene el diagnóstico real de lo que ocurre en Oaxaca, los desencuentros públicos en el propio equipo gobernante, la falta de solidaridad de los representantes de los partidos coaligados con un gobierno que les dio posiciones de privilegio, la falta de avances en lo que presentaron como su plan rector de desarrollo, los bloqueos cotidianos en la capital del estado y el clima de hartazgo que comienza a generarse.
El dirigente panista no sabe, recalca García López, que su propio presidente estatal, Juan Ivan Mendoza Reyes, hasta fines del año pasado se quejaba de que su partido no se sentía representado por este gobierno estatal, por lo que veía inviable reeditar la alianza del 2010.
El dirigente panista no sabe que desde la tribuna parlamentaria los diputados aliancista, un día unos, otro día otros, han sido los principales impugnadores del gobierno emanado de sus filas, exigentes de incrementar sus cuotas y canonjías gubernamentales para sus agrupaciones afines.
El dirigente panista no sabe que su partido en Oaxaca es hoy una lejana tercera fuerza y que con una alianza se puede convertir en una fuerza testimonial, luego del fracaso monumental de los gobiernos federales panistas que él mismo ha reconocido.
Por eso el PRI se perfila a la victoria, con alianzas o sin ellas, pero que cuando llega al poder, sabe gobernar, porque conforma equipos de trabajo con personas comprometidas con el desarrollo de Oaxaca, no lo hace por compromisos, posiciones reclamadas o pago de facturas, tal y como sucedió con los aliancistas en el 2010, y ahora los oaxaqueños están pagando los resultados de un gabinete fallido y descoordinado.