ISONOMÍA
No hay datos suficientes para determinar la naturaleza y profundidad de los impactos que la pandemia causará en el mundo y en nuestro país.
Sin embargo, sabemos que la crisis de salud pública impondrá condiciones nacionales e internacionales favorables a la protesta social, al cuestionamiento del modelo económico neoliberal y en favor de modelos más responsables con el bienestar integral de las sociedades. Malas noticias para los conservadores.
Con todo, desde el momento y la perspectiva temporal que nos impone la fecha actual, última semana de abril, se puede suponer que no habrá escenario catastrófico desde el punto de vista político.
Al margen de los daños en materia de salud y de la magnitud de efectos perniciosos en la economía, es remoto que se genere la bancarrota de la 4T, al tiempo que repunte el capital de los contrincantes políticos al proyecto de cambio.
El movimiento estudiantil de 1968 o el terremoto del 85 son ejemplos de acontecimientos ruptura que convulsionaron a la sociedad y que generaron procesos organizativos y de lucha política que cuestionaron los núcleos autoritarios y las deficiencias burocráticas de gobiernos que no estaban hechos para atender la demanda social y las expectativas democráticas de la población.
Ahí se impulsaron movimientos políticos de protesta y de reivindicación democrática.
La historia de la humanidad registra la ocurrencia de grandes fenómenos naturales o sociales que cimbraron a las sociedades en la medida que develaron sus contradicciones esenciales y se convirtieron en catalizadores de la movilización y las reivindicaciones sociales.
Son fenómenos contingentes que han generado situaciones de crisis que exhiben las grandes debilidades del sistema que son responsables del mal manejo de las coyunturas de urgencia.
En el caso de nuestro país es peculiar. La pandemia que azota al mundo hace su aparición en el momento que México despliega el segundo año de un proceso de transformación estructural en sus instancias políticas, económicas y sociales.
La pandemia se presenta cuando ya se está instalando en nuestro país el Estado de Bienestar con las consecuentes políticas de amplios apoyos económicos a sectores vulnerables y fortalecimiento del sistema público de salud.
La pandemia se despliega en un entorno de cambios favorables para el mejoramiento del sistema de salud que se ponen a prueba con la emergencia sanitaria, como un contexto afortunado para la atención y manejo de la crisis de salud.
Si este es el caso, el fenómeno Covid-9, no llevará al escepticismo ni a la revuelta social o política, y sí profundizará en la toma de conciencia sobre los grandes pendientes en el país.
Se abre un escenario favorable para proyectos progresistas en el mundo como consecuencia de la bancarrota del modelo de capitalismo salvaje. Habrá condiciones para propiciar cambios de fondo en las correlaciones políticas en el nivel mundial.
Sin embargo, no hay que olvidar que son los hombres y las mujeres quienes hacen girar la rueda de la historia. Son las y los actores individuales y colectivos los que pueden materializar los grandes proyectos de transformación social.