Utopía
Las remesas enviadas a México por los paisanos que viven y laboran en Estados Unidos, en forma documentada e indocumentada, en el primer trimestre de 2021, de acuerdo con el autónomo Banco de México, duplicaron el monto de las salidas del país del capital foráneo en lo que va del año.
Mientras los inversionistas extranjeros decidieron vender sus posiciones en bonos gubernamentales por un total de 104 mil 138 millones de pesos, los “héroes y heroínas” –como les llama el presidente Andrés Manuel en agradecimiento muy bien merecido–, enviaron a 1.8 millones de familias de su país de origen, México, durante el primer trimestre de 2021 –el dato más actual disponible–, 10 mil 623 millones de dólares, equivalentes a 213 mil 500 millones de pesos, nivel sin precedente en la economía nacional, de acuerdo al mismo Banxico. Las remesas son envíos de dinero por parte de los emigrantes a sus países de origen, y en el caso mexicano constituyen un motor de la economía.
Son varias las razones que tienen los inversores extranjeros para mover su dinero: la percepción de riesgo global producto de la pandemia mantiene a la baja el apetito por instrumentos de México, afirman especialistas; el incremento de las tasas de interés en Estados Unidos y otras naciones desarrolladas; además de que algunas iniciativas del gobierno de López Obrador causan “incertidumbre entre los inversionistas”. Mas no puede omitirse la causa clave, el gran capital se desplaza de manera natural a donde se reproduce más pronto y mejor. Esto no es ideología sino realidad constatable a lo largo de la historia del capitalismo.
Lo anterior pareciera avalar las afirmaciones de columnistas que sí analizan como René Delgado y Jorge Zepeda Patterson que plantean la imperiosa necesidad de que AMLO deje de “polarizar al país”, como si las campañas electorales no fueran por definición tiempos de confrontación política donde todo se reduce al blanco y el negro y los matices brillan por ausentes. Amén de que la polarización socioeconómica que padece la nación es milenaria y también la madre de todas las polarizaciones.
Naturalmente que el incremento trimestral sin precedente de la recepción en México de remesas procedentes del país que está arriba del Bravo –frontera de Matamoros-Brownsville en la que viví durante tres lustros y parte de ellos a unos metros del río–, tiene que ver con una mayor recuperación de los empleos de mexicanos en Estados Unidos, además de los apoyos fiscales del gobierno de Joseph Biden. Sólo durante enero-marzo del presente año, la economía estadunidense generó 256 mil empleos para trabajadores mexicanos inmigrantes. Y de acuerdo con datos oficiales, en Estados Unidos residen cerca de 12 millones de migrantes mexicanos, de los que 3.3 millones tienen la ciudadanía estadunidense y 3.3 millones más la residencia permanente. Todo lo anterior con base al Foro de Remesas de América Latina y el Caribe del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos.
Lo más trascendente de todo lo anterior es que pone en un primer plano –no me refiero al cada vez más predecible programa de Canal 11.1–, dos percepciones y conductas muy distintas, hasta contrapuestas, entre los agentes del gran capital y la mayoría de los trabajadores mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos debido a que el modelo económico todavía dominante los expulsó de su país. Mientras los que optaron por invertir sus capitales en USA defienden y protegen sus harto estrechos intereses, colocando a mejor resguardos sus capitales.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.