EXPRESIONES.- La presentación de la propuesta de reforma energética que dio a conocer el presidente Enrique Peña Nieto al inicio de semana, causó escozor entre los políticos del “no” permanente y los izquierdosos que quieren seguir en su postura tradicionalista de seguir siendo una izquierda revolucionaria y populista.
Nada que ver con las necesidades de un país inmerso en la globalización, con carencias y limitaciones que impiden su desarrollo y su capacidad para salir de la pobreza, que no está aprovechando de buena manera sus riquezas para generar un bienestar sólido y creciente y no improductivo a través de una visión asistencialista y populista.
Los políticos de ahora se hallan inmersos en la vorágine politiquera de que en las grandes decisiones, los partidos políticos son los que deben sacar mayor ventaja que una sociedad metida en la incertidumbre.
Eso sí es miopía.
Hoy con las propuestas presentadas por parte del PAN y el PRI, se espera la del PRD, es momento de realizar un análisis serio en vez de seguir buscándole tres pies al gato, sin denostar al contrario ni descalificarlo porque se les adelantó mediáticamente, como ocurrió con el PRI cuando en su propuesta energética el presidente Peña Nieto se apegó a la visión Cardenista para sustentarlo.
Ahora llaman a EPN “profeta”, “tímido”, “miope” y hasta “traidor a la patria”, cuando debieran prepararse para presentar otra vía y argumentar que le conviene al país, no a cada partido político o a un empecinado “mesías”.
Como dice Héctor Aguilar Camín: “La izquierda tiene que hacer lo que su tradición le dice que no debe hacer: volverse una izquierda funcional para la lógica de la economía de mercado que domina el mundo, tiene que dejar de ser izquierda revolucionaria y populista y volverse una izquierda moderna, abierta a la realidad del mundo” y de esa forma aportar su visión de país y no sólo oponerse por antonomasia.
Las propuestas energéticas que se presenten deben ser analizadas seriamente en el Congreso y consensuadas entre la sociedad civil, no dirimidas a través de partidarismos ni politiquerías inocuas.
En estos momentos, la clase política mexicana está ante su oportunidad de definirse como mediocre o como capaz para pasar a la historia.
Oaxaca de Juárez, Oax., miércoles 14 de agosto/2013
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