Utopía
En este espacio formulamos la siguiente pregunta el 30 de agosto: ¿La CNTE contra Obrador? La respuesta se produjo el fin de semana durante la Asamblea Nacional Representativa, realizada en Morelia, Michoacán, y concluyó con una marcha y mitin de apenas “más de mil” personas, si nos atenemos al corresponsal de La Jornada, Ernesto Martínez Elorriaga, el diario que desde 1984 mejor cobertura brinda al movimiento social.
Los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación dieron una demostración de limitada capacidad de convocatoria, justo en el momento en que resolvieron aumentar los decibeles de su discurso para apuntalar exigencias al presidente Andrés Manuel.
En circunstancias en que reciben agresiones de sus excompañeros, alrededor de 2 000, agrupados en Poder de Base –afiliados al Frente Nacional de Lucha por el Socialismo–, y quienes el 1 de octubre incendiaron la sede de la sección 18 y mantienen bloqueadas las vías del ferrocarril en Caltzontzin (Uruapan) desde hace 100 días, para presionar al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla que tomó posesión del cargo hace menos de tres semanas, a resolver los pendientes que dejó el corruptísimo e incompetente Silvano Aureoles, amigo de Enrique Peña y aliado de grupos feministas anti Cuarta Transformación.
Mas el liderazgo de la CNTE precisa que los problemas que tiene el magisterio mexicano “no son sólo heredados sino generados con la implementación de la nueva reforma educativa”, a la que no dudan en calificar: “el proyecto de educación neoliberal sigue vigente”. Por lo visto tardaron mucho tiempo en descubrirlo y hacerlo del conocimiento de la opinión pública, donde predomina la idea de que López Obrador concertó la reforma con la CNTE y que hasta agosto contaban con más de 50 diputados federales.
Lo cierto es que los líderes de Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca, que son las secciones más grandes, y una debilitada sección 9 capitalina, demandan se pague a los profesores de Michoacán las cinco quincenas que dejó pendientes el pillo de Aureoles. Y que mientras tanto no regresarán a las aulas, con lo cual se va por los suelos el pretexto de la salud de los niños, con el que la CNTE se opuso al retorno a clases y fracasó porque dejó el campo abierto al SNTE.
Sin embargo, llama la atención que la dirigencia reacciona con los reflejos de sexenios idos, al advertir en sus viejos estilos verbales que “todo parece indicar que tendremos que volver a las calles, porque se debe garantizar el pago de salarios, así como contratar de inmediato a normalistas”. Además de que “convinieron buscar no sólo el trato amable con la Federación, sino lograr compromisos tangibles y claros a favor de un magisterio que cada vez recibe peor trato” (sic confundido). Y advierten: “No vamos a aceptar reuniones nacionales que tengan como eje central ser bien atendidos y bien escuchados; requerimos soluciones a los problemas nacionales que tiene este magisterio”.
Sentencian lo que es una obligación de la dirigencia: “Por eso decimos al gobierno federal y a los estatales: no vamos a descansar, gobierne quien gobierne, en la lucha por nuestros derechos laborales”. ¿Esperaban un día de campo?
La autonomía de las organizaciones y del movimiento social es un requisito básico frente a cualesquiera gobiernos. Y amagan con crear grupos de autodefensa para enfrentar a “grupos paramilitares” que los agreden en supuesto contubernio con el gobierno. Se procede, señores, no con anuncios y amagos que sirven para dos cosas, para nada y para nada.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.
