Utopía
La extendida idea de que “no se le puede quitar ni una coma” a la iniciativa de ley enviada por el titular del Ejecutivo federal sobre la reforma eléctrica –para que el Estado mexicano recupere la rectoría en el sector y constituya una palanca para el desarrollo de México en beneficio de las mayorías–, es una argucia del puñado de propietarios del oligopolio de los medios de comunicación –también conocido como dictadura mediática–, con el propósito de mostrar al presidente Andrés Manuel como un autócrata, incapaz de tomar en cuenta las opiniones expresadas en el Parlamento Abierto organizado por la Cámara de Diputados.
Ni las comas, puntos y comas, puntos y seguido y aparte conforman la sustancia de la iniciativa de ley presidencial, como bien interpreta la vicecoordinadora de la bancada de Morena en San Lázaro, Aleida Alavez y otros que trabajan para construir una mayoría de dos tercios, indispensable para cualesquier reforma constitucional y que en el caso de los diputados implican 50 votos más de los que reúne Morena y sus aliados de los partidos del Trabajo, Verde y Encuentro Solidario.
Construir mayoría calificada sobre una iniciativa de ley que implica reformar la Constitución y, por ello, resulta de gran calado, ya que contempla además al litio como mineral propiedad de la nación, es tarea harto compleja que requiere debate, estudio y negociación parlamentarios, más ahora que forman parte del pasado la compra de votos o la permuta por concesiones y servicios que administra el Estado. Tal y como resultaba habitual en tiempos del PRIAN hecho gobierno y aun antes, cuando las oposiciones eran súper minoritarias.
Mas no faltan los que desde ahora dan por hecho, sin la presentación de pruebas periodísticas como ya es costumbre en tiempos de las “voladas”, como las que practica desde hace décadas Raymundo Riva Palacio, entre muchos, que la gubernatura de Hidalgo fue negociada para otorgarla al Revolucionario Institucional y sus aliados de Acción Nacional y los restos del Partido de la Revolución, en la persona de Carolina Viggiano Austria, esposa de Rubén Moreira, coordinador de los diputados del tricolor.
No es preciso ser legislador para compartir la aseveración de Alavez en cuanto a que una reforma constitucional nunca ha salido como entra, e interpretar que quizá López Obrador se refiere a la parte medular de la restructuración del sector eléctrico. Por supuesto, de lo contrario sería tanto como desde hoy asegurar, como lo hace sin inmutarse Federico Arreola –quien presume a los cuatro vientos su amistad con AMLO–, que éste “perderá ganando”. O bien, los que como el simpatías pero también asertivo David Páramo juran que la reforma eléctrica nació “muerta”. Confundiendo sus tóxicos deseos ideologizados, bien aprendidos de su maestro, amigo y difunto Luis Enrique Mercado Sánchez, con la realidad política y parlamentaria de nuestros días.
Lo último que Obrador afirmó con toda claridad, pues no se le da al tabasqueño de Macuspana (Tepetitán) aquello de las “medias tintas”, es que con la reforma constitucional en materia eléctrica nadie saldrá perjudicado, dijo en Cuernavaca, Morelos, el viernes 25. Y expresó su confianza en que el mes entrante se vote y “se apruebe en los términos enviados” por su gobierno al Congreso de la Unión.
“Términos enviados” que no implican negativa al debate y la negociación política para construir una mayoría legislativa. Salvo que se busque lo contrario y que muchos lamentaremos, en primer lugar por los intereses nacionales.
Eduardo Ibarra Aguirre
Autor de Utopía. Coordinador del Grupo María Cristina. Perseguido por la Sedena (1993-2002) por difundir la propuesta del ombudsman militar. Demandante laboral del CEN del PRI (1992-93). Editor de Forum en Línea desde diciembre de 1993. Redactor de cinco libros y coautor de ocho. Corresponsal en Moscú (1977-79) y becario en Berlín (1967-68).
Colaborador desde el 12 de abril de 2021.