Libros de ayer y hoy
Crisis en nuestro maíz, regalo de los dioses. Después de leer que junto a la tortilla de maíz, el refresco de cola corresponde a la mitad del gasto de ese pan mexicano en el campo, se derrumba la idea de que México es básicamente un país de maíz. Y menos puede seguir siéndolo ante los gastazos de importación del grano y la precaria situación que se anuncia para el cultivo maicero en las próximas zafras.
La tortilla ya rebasa los 30 pesos en algunos sitios, pese a que hay control de precios. La propiedad privada de la tierra, aún acumulada en pocas manos, limita el control de los cultivos y la derivación de éstos se desliza ya con rapidez en cultivos que no son fundamentales para la alimentación.
Lo hemos visto en informes sobre el desarrollo en algunas zonas de los famosos berries, esas frutillas muy diversas que son muy ricas, pero no sirven para hacer un taco. Otros destinos son peores porque están fincados en arboledas, como sucede en zonas del Valle del Yaqui donde se levantan impertérritos, centenares de nogales, árboles de nuez para exportación.
Menos maíz y deformaciones urbanas en la canasta básica rural
El maíz en la comida diaria del mexicano, sigue siendo importante, pero ya no es prioritario para muchos. Se puede sustituir con pan de trigo y con otros cereales. Tampoco parece serlo la tortilla, transformado el maíz en totopos, tostadas, churritos y otras decantaciones, que en algunos países se usan como botanas.
En los datos que da el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se hace un comparativo entre lo que se consume a nivel básico en las ciudades y en el campo. Y la verdad es que el campo parece haber introducido en su forma de vida, situaciones que son comunes en las ciudades, como la comida fuera de casa.
Respecto a esta, en un gasto mensual por persona de mil 544 se menciona un gasto familiar de 321 pesos para desayunos y comidas foráneas. Es interesante comprobar con esos datos que la carne y el pollo son viandas pasajeras y no constantes en la pobreza, ya que la familia rural invierte al mes 85 pesos en bistec de res y 78.35 en pollo que no incluye pechuga, pierna ni muslo.
Eso sí, junto a los 132 pesos mensuales para comprar tortilla, se gastan 65 pesos en refrescos de cola y otras bebidas. Ante estos datos que evidencian las grandes carencias de los mexicanos, en un país de más 60 millones de pobres, los esfuerzos oficiales corren en lucha denodada, más cuando el maíz se escapa en altos precios y en las ralas cosechas que se vaticinan.
Los dioses del maíz advierten para cuidar nuestra cultura y origen
Como una admonición, una advertencia, el joven dios del maíz maya apareció en nuestras vidas en el momento en que nuestro principal cereal está en crisis. La escultura que recorrió con su imagen el mundo el pasado mes de junio, pero que fue descubierta desde 2021, se les debe de haber hecho agua la boca a los malandros que venden nuestra historia en Francia.
Fue un hallazgo impresionante de los expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el Complejo Arqueológico de Palenque en Chiapas. Fue como una especie de llamado para advertir sobre los secretos de recuperar la esplendidez de la planta, ya que se encontraba recostado en situación este-oeste, desde donde despunta el sol que hace crecer al maíz.
La llegada de la bella escultura removió la conciencia de millones que hemos sido dueños de un regalo de los dioses. Así lo manejaba nuestro otro dios, el azteca Centéol, que se extendía a muchos dioses dándoles su nombre final, para mostrar no solo el tipo de maíz, sino la etapa en que estaba.
Un ejemplo es Tlatlauhquicentéotl, dios del maíz rojo. Los dioses, como parte de las conciencias de los que los crearon, advierten cuando el ser humano se desvía. En esta pobreza maicera salen en nuestra defensa y debemos escucharlos: ¡Sembremos maíz!
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.
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