OAXACA, OAX., enero 23.- A partir de 1856, cuando se crea la Ley de Desamortización de los Bienes del Clero, los habitantes de Putla de Guerrero comienzan una pelea con los mestizos para abarrotar y explotar las tierras fértiles de esa comunidad, lo que también sirvió como el inicio de una cultura que con el paso del tiempo fue adquiriendo reconocimiento nacional e internacional.
Héctor Carrizosa, cronista de Putla de Guerrero, dijo que a partir de ese momento los 22 sones putlecos comenzaron a ser el parteaguas de una preservación de la cultura y la tradición.
Las chilenas, por ejemplo, narran el modo de actuar de los animales al querer aparearse, principalmente se refiere al caso del gallo con la gallina, que a partir de los coqueteos comienzan a interactuar para que formen sus descendientes.
“En este caso, dijo el cronista, las mujeres y los hombres durante el disfrute del baile de las chilenas, se miran y se mueven con el objetivo de que los caballeros conquisten a las damas de tierra caliente”.
A la Casa de la Cultura de Putla de Guerrero los niños de entre seis y siete años asisten a las clases de baile para que, con el paso del tiempo, sepan que sus sones son una tradición y una cultura de su comunidad.
Otro caso muy particular del acervo cultural de los putlecos, es la Comparsa de los Viejos o los llamados ‘Tiliches’, un baile muy peculiar en donde al principio de su creación únicamente la interpretaban los hombres, pero en la actualidad las mujeres también participan.
En esta comparsa los participantes ocupan trajes extravagantes, creados a partir de telas que rompen y desgarran para figurar la ropa vieja, las máscaras las hacen de la piel de conejos y tigrillos que matan, mientras que para el sombrero utilizan la palma y en la mano un garrote.
Hombres y mujeres que participan en la Comparsa de los Viejos, a su paso por las principales calles del centro de Putla de Guerrero, bailan al son que tocan la guitarra, el violín y un cajón.