La Suave Patria
*Estos árboles siempre requieren de cuidados especiales. *Son muchos, además del famoso árbol del Tule, el más grande del país. *El estado tiene al “Ahuelito”, sabino de más mil 500 años de edad. *Podría ser uno de los seres vivos más longevos del mundo
El estado de Oaxaca, bello y siempre exuberante por la magnificencia de sus lugares y su gente, se precia de contar con árboles históricos y notables, categoría en la que figuran veinte ahuehuetes, localizados a lo largo y ancho de la caprichosa orografía.
Sin embargo, poseer ahuehuetes milenarios, sanos y consentidos, no es sencillo, sobre todo ante la falta de presupuestos y carencia de agua, derivado del crecimiento de zonas urbanas y el cambio climático.
Estas son especies notables por sus características de extraordinario porte, singularidad o valor científico, representan un patrimonio natural de incalculable valor y belleza.
El árbol del Tule, considerado uno de los ahuehuetes más antiguos en la entidad, se ubica en el municipio conurbado de Santa María del Tule, a doce kilómetros al oriente de la capital de Oaxaca, donde la vida económica y cultural depende de su lozanía.
Este árbol milenario tiene hijuelos en el mundo, como en el parque El Retiro, de Madrid, España, considerado por sus habitantes el árbol más antiguo de la ciudad madrileña.
Helena Iturribarría Rojas, secretaria del Medio Ambiente, Energías y Desarrollo Sustentable de Oaxaca, explicó que los ahuehuetes históricos representan un patrimonio natural, cultural e histórico, han sido testigos de los cambios que ha experimentado la entidad, desde aquellos parajes de sembradíos regados por el río Atoyac, hasta el espacio urbano de la capital.
“Este árbol, que puede llegar a ser longevo y de grandes dimensiones, es el árbol nacional, se encuentra en todo el país y en cada lugar en el que se localiza la gente lo ha unido a su historia personal, religiosa y popular’’, resaltó.
Los ahuehuetes o sabinos (taxodium mucronatum) oaxaqueños son importantes, pero; uno de los más destacados, no podría ser de otra manera, es el también conocido como Árbol del Tule, que con su majestuosa presencia da vida al municipio conurbado de Santa María del Tule.
“El Árbol del Tule, está entre los árboles más famosos del mundo. Sujeto a cuidados especiales, ha visto pasar a centenares de generaciones bajo su sombra, personas destacadas en el mundo científico, político y cultural, lo han visto y preocupado por él”, comentó Rodolfo Alfredo Hernández Rea, maestro investigador del Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca (ITVO).
En 2003, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) lo nombró patrimonio cultural de la humanidad y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, el árbol más grande del país. Fue el primer árbol oaxaqueño que recibió la declaratoria de Notable’
Hernández Rea encontró al ‘Ahuelito’ del coloso de Santa María del Tule con una edad estimada de mil 566 años, ubicado en el Barrio del Marquesado, en el perímetro del Centro Histórico.
El especialista encabezó los trabajos dendrocronológicos, que consisten en el conteo de los anillos de crecimiento aplicables a determinadas especies arbóreas (tanto a especímenes actuales como a troncos fósiles), actividad que, además rinde frutos para el conocimiento de la variación del clima a lo largo del tiempo.
El proceso de rescate del ‘Ahuelito’, ejemplar olvidado en la antigua estación del ferrocarril de Oaxaca, cristalizó con un plan de manejo efectivo que dio como resultado el registro AHNE-IEEO-016, como árbol notable decretado en el Periódico Oficial del Estado en 2009.
Entre sus características físicas, tiene una cobertura de copa de 16.48 metros y un diámetro de tronco de 4.62 metros.
Sí, este sabino es el ser vivo más viejo de Oaxaca y puede ser considerado ‘el ahuelito’, de los oaxaqueños”, indicó, y longevo, puede admirarse en el Museo Infantil de Oaxaca o antigua estación de ferrocarril, en el Barrio Marquesado.
Luis Alberto Adrián García Aguirre
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en donde estudió dos licenciaturas: Periodismo y Comunicación Colectiva (1968-72) y Relaciones Internacionales (1973-77). De 1995 a 2002, colaboró con Reporteros Sin Fronteras (RSF) de París y el Comité de Protección a Periodistas (CPJ) de Nueva York. En los años 2000 y 2015, obtuvo el Premio Nacional de Periodismo.
Colaborador desde el 5 de febrero de 2020.
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