Libros de ayer y hoy
La detención del que es uno de los principales líderes de lo que se llama Cártel Inmobiliario, Christian von Roehrich, obliga a dar cuenta no solo de sus fechorías utilitarias, sino cómo fueron afectados buena parte de los cerca de 450 mil habitantes que hay en la alcaldía panista Benito Juárez. La ilegalidad, el abuso y el aprovechamiento de la función pública, se extiende a lo que más afecta en esos casos: a la propia ciudadanía.
Con la multitud de conjuntos inmobiliarios que crearon, la mayoría en entredicho, ¿Cuántas personas fueron afectadas no solo por la misma compraventa, el alto precio, sino por todos los efectos que causa una construcción en los entornos?
Fueron miles y miles los afectados por el cierre de calles para el ciudadano general de la CDMX y el consumo de agua y de energía, que se contabiliza globalmente en la ciudad. Entraría también la alteración del diseño de la ciudad, la invasión a espacios privados y públicos y la destrucción de espacies vivientes como árboles y fauna local
La pesadilla del monstruo que se construía al lado
Miles en la alcaldía Benito Juárez deben de haber vivido o quizá vivirán todavía, la misma pesadilla de la construcción de una torre vecina como en el condominio donde vivo. Yo estuve haciendo crónicas sobre lo que nos tocó vivir a los de ese condominio en la colonia Santa María Nonoalo de esa alcaldía, terrible circunstancia que duró más de dos años. Se levantó ahí un enorme edificio en la esquina de Revolución, que a cuatro años después de su culminación, permanece en su mayoría vacío.
Aparte, en la misma cuadra había otro, como el mencionado primero y en la siguiente cuadra en la esquina, otro enorme que en mucho nos veló la visión de los volcanes. Cuatro en dos cuadras. Pero en medio de las dos cuadras, donde sale la angosta calle Wateau, se construyeron en una sola cuadra, ¡seis condominios! O sea, en tres cuadras diez condominios que a excepción del mío, se levantaron casi al mismo tiempo.
Enfrente del construido en Revolución, pasando la avenida, acaba de terminarse otro monstruo en este caso habitacional. A cuadrita y media hacia el norte se construyó uno de los casos más lamentables, una enorme torre para oficinas que está casi desocupada y que en algunas veces he visto que destruyen paredes en el interior. Las construcciones de ese tipo pululan por todos lados y hacia el sur, obscurecen la parte baja del Ajusco.
Cerraban calles, trabajaban en la madrugada y destruían paredes
Cada construcción se instalaba o instala como si fuera dueño del lugar. En el monstruo que se instaló en Holbein y Revolución avasallaron nuestro condominio de tres torres de cuatro pisos, y todo giró en más de dos años, como si nosotros no existiéramos. Cerraban la calle de día y de noche y trabajaban de madrugada con máquinas ruidosas que transitaban por la calle.
Aparte estaba el día cotidiano y el movimiento permanente que afectaba al nuestro como estuviera temblando y uno de los efectos se expresó en el sismo de septiembre de 2017, cuando varios departamentos resultaron muy afectados, uno de ellos el mío.
Otro perdió las paredes pegadas al vecino, de una recámara en que pudieron haber muerto los que ahí dormían. El agua escaseaba y la luz se iba cuando ellos necesitaban usar la energía, a su antojo. Pusieron unos cuartos que lanzaban humo al nuestro y colocaron la basura para este lado. Pocos protestaron como suele suceder, aunque se quejaban en privado y solo yo y unos pocos participábamos en las quejas.
Denuncié los hechos en la alcaldía Benito Juárez sobre todo por el peligro de los trabajos, cuando pasábamos por la calle. Con Protección Civil pusimos un anuncio advirtiendo del peligro, pero por la tarde el anuncio ya no estaba. Según los trabajadores, fueron los mismos de Protección Civil los que vinieron a quitarlo. El contubernio estaba claro.
Teresa de Jesús Gil Gálvez
Nací en La Colorada, Sonora, estudié en la Universidad de Sonora que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En la UNAM hice estudios de maestría en Ciencias penales. En medios sonorenses trabajé, desde la adolescencia, en los más importantes del estado y en julio de 1972 salí en un tren hacia la gran capital, donde he trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo entre ellos una corresponsalía en España.
Colaboradora desde enero de 2017.
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