OAXACA, OAX., marzo 15.− Reaparece el artista Markoa Vásquez, este peculiar y controvertido personaje que realizó una huelga de hambre en protesta por la “restauración y rehabilitación” que realizan en el Museo del Ferrocarril Mexicano del Sur (MFMS).
Ahora su petición principal es que restituyan el otrora jardín de arte Labastida a los artistas plásticos de Oaxaca.
Aunque no ceja en sus peticiones relacionadas con el MFMS, pues también solicita al presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Javier Villacaña Jiménez, que el “consejo que administrará” aquel espacio –según versión del mismo Markoa Vásquez− sea seleccionado a través de una “consulta ciudadana”.
Amén que le pide que haga público el “certificado de propiedad a nombre del municipio de Oaxaca de Juárez” del inmueble.
Respecto al jardín de arte Labastida, indica que, sobre todo si se toma en cuenta que muchos artistas no tienen acceso a galerías y otros espacios, éste resulta necesario para que “expongan su obra pictórica, musical o literaria, y el público en general pueda apreciar y/o adquirir piezas a precios directos”, sin intermediarios.
Sugiere también contar con un censo de los artistas que participarían en dicho jardín de arte, así como con un consejo constituido por ellos mismos para que “haya un buen uso del espacio y no repitamos los vicios y actos del pasado”.
En los portales del Zócalo, Markoa Vásquez se reúne con jóvenes para conversar sobre algún proyecto editorial. Saluda a “mil personas”. Es protagonista. Según algunos conocidos suyos puede ser extravagante, “pero atina” en lo que denuncia.
Markoa Vásquez informa que sigue en pie la iniciativa que promueve para evitar el acaparamiento de inmuebles vía el comodato dentro o fuera del Centro Histórico: “se están haciendo bien las cosas para evitar que puedan revertir la cuestión”, precisa.
Se le comenta que hay suspicacia respecto a su activismo, sospechas de que algún político podría estar atrás de su persona, y se le pregunta que por qué la sociedad habría de confiar en él y, por otro lado, se le cuestiona sobre sus fuentes de información.
Éstas se las reserva, dice, porque “si me han dado su voto de confianza hay que respetar”.
El tiempo, señala, “me va a dar la razón” ante la sociedad porque “mi movimiento es una lucha, un trabajo justo”.
En relación con que podría estar atrás de él algún político, responde que eso “es una gran mentira. Pero todos tenemos el libre albedrío para pensar y decir lo que queramos: yo soy una persona transparente y mi información está al alcance de todos. Saludo a mil personas, sí, mas eso no quiere decir que estoy siendo apoyado. Pertenezco a un Frente por la Defensa del Petróleo que estoy dejando”, precisamente para dedicarme de lleno a las peticiones que realizo.
En el movimiento que efectúo, continúa, “no hay ni un factor político ni empresarial, todo es resultado de un hartazgo y de un reclamo de la sociedad”. Y propone que se investigue a todos los actores de sus denuncias, incluyendo a él mismo.
“Oaxaca es de todos, no nada más del grupo de poder. Éste hace y deshace porque nosotros lo permitimos. Por eso solicito que se realice una consulta ciudadana para otorgar en comodato cualquier inmueble dentro o fuera del Centro Histórico. De ahora en adelante, voy a promover un nuevo orden de conciencia social, por dignidad, por amor y por convicción”.
−Eso suena a “república amorosa”…
−Bueno, pues quitamos lo de amor.
