Diario Ejecutivo
La palabra “Terrorismo” ha sido utilizada en días recientes con una trivialidad absoluta, sin tomar en cuenta las consecuencias que pueden ocasionar. Sobre todo por el Estado de Israel a nivel global y aquí en México por miles de personas que en la mayoría de las ocasiones no saben de lo que hablan y sólo escupen esa palabra porque el Gobierno federal actual no condenó “únicamente” a Hamas, sino que se mantuvo en contra de la guerra y de los bandos que la promueven.
Lamentablemente esas consecuencias son tan graves que nada más este jueves, en La Jornada se exponían tres casos que pueden considerarse terroríficos, motivados por la aversión al “terrorismo” que tanto e ha propagado en los medios de comunicación.
1.-Un individuo asesinó en Illinois, Estados Unidos, con 26 puñaladas a un niño palestino que acababa de cumplir seis años. Su madre recibió 12 puñaladas, pero sobrevivió. El homicida dijo que estaba obsesionado por el terrorismo y la guerra de Israel contra Hamás.
2.- El caricaturista Steve Bell denunció que fue despedido del diario británico The Guardian por haber dibujado una viñeta del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, preparando el ataque sobre la franja de Gaza.
3.- En la Feria del Libro de Fráncfort fue cancelada la entrega del premio LiBeraturpreis 2023, a la escritora Adania Shibli, por su novela Eine Nebensache (Un detalle menor). Su delito, ser palestina. Por eso una docena de escritores, entre ellos varios Premios Nobel firmaron una carta en apoyo de la literata.
En síntesis, el abuso de la palabra “terrorismo” ha provocado que parte de la sociedad global considere que ser palestino es sinónimo de terrorista y que criticar al estado israelí se convierta en antisemitismo o hasta terrorismo.
Lamentablemente no existe una acepción universal para esta palabra. Al respecto algunas opiniones:
La Unión Europea considera que: “El terrorismo es la intimidación con un propósito: el terror se utiliza para provocar que otros hagan cosas que de otra manera no harían. El terrorismo es otro de esos términos que todo el mundo parece estar listo a utilizar, pero sobre el que no se puede estar de acuerdo en su definición exacta. Incluso los expertos continúan discutiendo sobre la forma en que el término debería aplicarse, y se dice que hay más de cien definiciones diferentes de terrorismo, ninguna de las cuales es universalmente aceptada”.
La Organización de las Naciones Unidas ha sido incapaz de adoptar una convención contra el terrorismo, a pesar de tratar de hacerlo durante más de 60 años, debido a que sus Estados miembros no logran ponerse de acuerdo sobre cómo definir el término. La Asamblea General de las Naciones Unidas tiende a utilizar la siguiente definición en sus pronunciamientos sobre el terrorismo: “Actos delictivos concebidos o planeados para provocar un estado de terror en la población en general, en un grupo de personas o en determinadas personas que son injustificables en todas las circunstancias, cualesquiera que sean las consideraciones políticas, filosóficas, ideológicas, raciales, étnicas, religiosas o de cualquier otra índole que se hagan valer para justificarlos”.
La Real Academia Española de la Lengua, define el terrorismo como: “1. m. Dominación por el terror. 2. m. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. 3. m. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos”.
José Zalaquett, ex director de Amnistía Internacional señala: “Hoy en día, terrorismo es un término de uso corriente que conlleva una carga valorativa negativa de carácter absoluto. Se estima que el terrorismo no se justifica bajo ninguna circunstancia y, de hecho, es objeto siempre de la más enérgica condena. Incluso aquéllos que son acusados de practicar el terrorismo no se llaman a sí mismos, ni a la violencia que cometen, terroristas, confirmando o implícitamente aceptando, de este modo, la irrecuperable connotación negativa de esta palabra”.
La Fundeu (Fundación del Español Urgente), explica un caso más específico: “Queda claro que es incorrecto hablar de «terrorismo islámico», puesto que no hay un tipo de terrorismo propugnado por esa religión, que, como todas, lo que promueve es la paz, por lo que se da una contradicción de términos. En ese caso se tiene que decir «terrorismo islamista», ya que proviene de las posturas radicales del movimiento islamista”.
Umberto Eco dice: “El terrorismo es un fenómeno de nuestra época, de la época de los medios de comunicación de masas”.
El Consejo Europeo, en un manual para jóvenes y derechos humanos señala: “La palabra terrorismo se utilizó por primera vez para describir el “régimen de la terreur” (el régimen del terror) en Francia, en la última década del siglo XVIII, y en particular, el período de 1793-1794 de Maximilien Robespierre. Estos años se caracterizaron por el uso de métodos violentos de represión, incluyendo las ejecuciones en masa autorizadas por el Tribunal Revolucionario, un tribunal encargado de juzgar los delitos políticos. Hacia el final de esta época en particular, las personas fueron a menudo condenadas solo sobre la base de la sospecha y sin la pretensión de un juicio justo. Todo lo anterior dio lugar a un ambiente general de terror: un estado en el que la gente ya no podía sentirse segura de la amenaza de la violencia arbitraria. A partir de esos comienzos, el concepto de terrorismo entró en el vocabulario”.
Wikipedia expone el caso español: “El Código Penal Español de 1995 en el artículo 573 tipifica el delito de terrorismo: 1. Se considerarán delito de terrorismo la comisión de cualquier delito grave contra la vida o la integridad física, la libertad, la integridad moral, la libertad e indemnidad sexuales, el patrimonio, los recursos naturales o el medio ambiente, la salud pública, de riesgo catastrófico, incendio, contra la Corona, de atentado y tenencia, tráfico y depósito de armas, municiones o explosivos, previstos en el presente Código, y el apoderamiento de aeronaves, buques u otros medios de transporte colectivo o de mercancías, cuando se llevaran a cabo con cualquiera de las siguientes finalidades: 1.ª Subvertir el orden constitucional, o suprimir o desestabilizar gravemente el funcionamiento de las instituciones políticas o de las estructuras económicas o sociales del Estado, u obligar a los poderes públicos a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo. 2.ª Alterar gravemente la paz pública. 3.ª Desestabilizar gravemente el funcionamiento de una organización internacional. 4.ª Provocar un estado de terror en la población o en una parte de ella.
Estados Unidos, desde 1983 con propósitos estadísticos y analíticos, ha utilizado las siguientes definiciones referentes al terrorismo que se recogen en el Título 22 del Código de los Estados Unidos, sección 2656f(d): “Terrorismo: Violencia premeditada y con motivos políticos perpetrada contra objetivos civiles por grupos subnacionales o agentes clandestinos, generalmente con la intención de influenciar a un público determinado”.
Como puede observarse, las definiciones de “terrorismo” son disímbolas y a veces hasta contradictorias, por lo que el término debe utilizarse con cuidado, sobre todo por parte de los medios, para evitar acciones terroríficas como asesinar a un niño de seis años por ser palestino, que no terrorista.
Dice el filósofo del metro: ni todos los palestinos son terroristas, ni todos los judíos son beligerantes.
Roberto Fuentes Vivar
Columnista y periodista fundador del UnoMásUno y la Jornada. Estudió Periodismo en la reconocida escuela Carlos Septién García y cursó la Licenciatura en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente es periodista independiente, conocido como “El Filósofo del Metro”.
Colaborador desde el 6 de marzo de 2022.
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