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Foto: reynagrande.com
Foto: reynagrande.com

Reyna Grande, la migrante mexicana que ha triunfado como escritora

+ Cuando llegó a Estados Unidos, Reyna Grande tenía 9 años de edad y tuvo que aprender el idioma inglés “a fuerza”, ya que en su escuela no había clases en español. Hoy es una migrante que ha triunfado como escritora.

Por Ernestina Gaitán Cruz

Reyna Grande es una escritora mexicana que emigró a Estados Unidos desde hace cuatro décadas. Como varios niños llevados a ese país, vivió la pobreza, la discriminación y el resquebrajamiento de su núcleo familiar. Las experiencias las llevó a escribir cuentos y novelas por los cuales ha obtenido varios premios, además de ser finalista del prestigioso National Book Critics Circle Award.

Con un trabajo literario de más de 30 años y cuatro libros publicados con los que se ha hecho un lugar entre los autores estadounidenses, buscó acercarse al público latinoamericano y en su idioma natal con su libro “La distancia entre nosotros” (Editorial Vergara y Riba Editoras SA de CV).

La autora de “A través de cien montañas”, “Bailando con las mariposas”, “La Distancia Entre Nosotros” (finalista del Premio Nacional del Círculo de Críticos en la categoría de autobiografía) y “Corrido de amor y gloria” (2022), empezó a escribir a los 13 años de edad y nunca le pasó por la mente ser escritora profesional.

Además pensaba que los latinos no escribían “no los veía por ningún lado”, ya que en las bibliotecas y en su escuela, le daban libros escritos por “puros gringos”, hasta que su maestra Diana Sabas le regaló “La Casa en la calle de Mango” de la autora chicana Sandra Cisneros, que narra la adolescencia de una niña latina en los arrabales de Chicago y entonces, Reyna supo que ella podía ser escritora.

La escritora migrante

La escritora México-americana dijo en entrevista, que desde la administración de Barack Obama y luego con la de Donald Trump, en ese país hubo interés por los temas de migrantes y por la discriminación que sufren en territorio estadounidense.

“En Estados Unidos se interesan mucho por esta literatura porque quieren saber más y lo que les gusta mucho de mi libro es que fue escrito por una migrante y trata sobre la inmigración. También he tenido la fortuna de que mi trabajo lo lean mucho en las universidades; están muy interesadas en educar a sus estudiantes en este tema”.

En entrevista dijo que cada vez hay más latinos en ese país. “Vamos a ser la mayoría muy pronto en los Estados Unidos, por eso hay más racismo, porque la gente tiene miedo a ese cambio”.

“Los güeros están preocupados de que el país esté cambiando, se está haciendo más y más latino y los latinos en general creo que somos más. Votamos más por los demócratas que por los republicanos y eso, creo, causa un poco de miedo a los republicanos”.

A la conquista cultural de Estados Unidos

Se dice que los mexicanos en Estados Unidos recuperarán, mediante la cultura, el territorio que pertenecía a México, se le cuestiona.

“Espero que en la literatura eso pase, porque me gustaría ver que en la cultura latina se celebre más y más la literatura. Que tengamos más libros en casa y que motivemos más a nuestros hijos a que sean lectores. Eso me gustaría ver”.

Sin embargo reflexiona que a veces es un poco difícil motivar a que la gente lea más y se interese en los libros. Aquí en México, los libros son muy caros, a veces las personas no tienen mucho acceso a ellos, especialmente la gente pobre que no tiene para comer menos para gastar comprando libros, eso es un lujo”.

En cuanto a su libro “La distancia entre nosotros”, espera que tal vez haga pensar diferente a los mexicanos sobre lo que es la migración, cómo afecta a la familia el llegar a otro país y los retos para abrirse paso allá.

“Creo que a veces en México hay romanticismo de lo que es vivir allá y a veces los propios migrantes cuando regresan te lo cuentan bonito y no te quieren decir bien la realidad. Pero en mi libro traté de mostrar esa realidad, lo que es ser migrante. Y al público americano el libro le muestra un poco lo que es ser pobre viviendo en una situación en que tienes que tomar decisiones muy difíciles que terminan destruyendo tu hogar”.

Reyna Grande Rodríguez (Iguala, Guerrero 7 de septiembre 1975) narra en “La distancia entre nosotros” (2017 en español), sus vivencias como niña “abandonada” por sus padres Natalio Grande Cruz y Juana Rodríguez Benítez quienes se fueron “al otro lado” para ganar dólares y construir para sus hijos Mago, Carlos y Reyna, “una casa, una casa de verdad hecha de ladrillos y concreto”.

Sin embargo, dice en su libro: “Nuestros padres nos abandonaron en México cuando vinieron a los Estados Unidos en busca de mejores trabajos. Los años pasaban y nuestra desesperación y miedo crecía. ¿Qué tal si se habían olvidado de nosotros? O peor, ¿qué tal si nos habían reemplazado por unos niños estadounidenses? ¿Qué tal si nunca más los fuéramos a ver?”

En entrevista comentó que su trabajo brota mucho del dolor. “Porque todavía siento mucho dolor por mis experiencias, por lo que me pasó, de ahí sale mi trabajo. Me gusta escribir mucho sobre la pobreza, las familias rotas, sobre niños vulnerables, sobre el tener que irse, tener que dejar sus hogares. Me gusta escribir sobre las relaciones complicadas entre padres e hijos; ese es el mundo que yo he vivido”.

En el mensaje a los lectores de su libro señala: “En los últimos años, alrededor de 200 mil niños llegaron a la frontera de los Estados Unidos con el fin de pedir permiso para quedarse. La mayoría provenía de lugares como Honduras, El Salvador y Guatemala, así como de mi propio país: México.

La mayor parte escapaba de la violencia, pobreza, opresión, corrupción, pero otros solo lo hacían para reencontrarse con sus padres. Verás, en países con extrema pobreza y tan pocas oportunidades, la gran mayoría de los padres se ven obligados a abandonar a sus hijos para marcharse a un lugar en el que puedan encontrar una vida mejor. La mayor parte de esos niños pasan años y años sin saber si en algún momento podrán ver a sus padres otra vez”.

Una inmigrante en Estados Unidos

Comentó que cuando llegó a Estados Unidos, a los 9 años de edad, tuvo que aprender el idioma, ya que en su escuela no había clases en español. “A fuerza me metieron a la clase donde la maestra hablaba sólo en inglés. Fue muy traumático no entender nada y me enfoqué mucho en aprender el idioma. Después, la única razón por la que todavía podía hablar español era porque mis padres no hablaban inglés.

Luego reaprendió el idioma español, primero hablado, no escrito. Cuando llegó a la Universidad tomó clases para hispano hablantes que necesitaban desarrollar más su español y le gustó porque poco a poco aprendió palabras olvidadas, otras que no sabía y también pudo leer libros en español que nunca hubiera leído.

Sin embargo, dice, “no conozco mucho a escritores mexicanos y eso es algo que me gustaría tener más acceso a esos trabajos de literatura mexicana, pero me interesa mucho. Tal vez algún día lo pueda hacer. Me gustaría mucho hacer una comparación o análisis entre las escritoras chicanas y las escritoras mexicanas para estudiar los temas que escriben”.

Actualmente, cuenta, hay algunas universidades que tienen más programas en español. Y cita que en El Paso Texas, hay uno de escritura creativa en español y muchos mexicanos interesados en ir a estudiar allá, pueden sacar su maestría, estudiando en español.

“Yo tomé esas clases porque aunque crecí hablando español, dejé de practicarlo desde el tercer grado de primaria cuando me fui a Estados Unidos y mi español no se desarrolló completamente especialmente en la escritura. Aprendí dónde van los acentos, cómo conjugar verbos y fue sorprendente para mi estudiar el español”.

El sueño americano

Reyna Grande Rodríguez es una migrante que ha triunfado en Estados Unidos. Su principal logro, dice, es haber obtenido títulos universitarios: licenciatura y maestría en Escritura Creativa en la Universidad de California en la ciudad de Santa Cruz.

“Mi padre nada más llegó al tercer año de primaria y mi madre, el sexto y yo, me siento muy orgullosa, ya fui a la Universidad. Soy la primera en toda mi familia en los Estados Unidos y en México”.

“Soy la primera que se graduó en la universidad y para mí es un logro, porque yo sé que ahora la segunda generación va a tener un poco más de oportunidad para ir a la universidad, sé que mis hijos van a ir y mis nietos van a ir. Yo ya rompí ese ciclo y espero que de verdad de ahora en adelante, las próximas generaciones saquen sus estudios universitarios. Eso para mí es un sueño americano.

El sueño americano, dice, sigue vigente porque para mí no es acumular cosas materiales, que digas voy a tener una casota bien grande, un carro último modelo, lujos, eso no lo considero sueño americano, sino el poder tener un trabajo que te dé para cuidar a tu familia con dignidad, poder tener un trabajo que te dé para pagarle la escuela a tus hijos para que puedan seguir adelante.

El sueño americano es poder realizar tus talentos, tus pasiones por cualquier interés que tengas, poder perseguirlo y también es poder alcanzar a ser la persona que tú quieres ser, eso para mí es el sueño americano.

Me gusta quien soy, me gusta como soy. Lo que he logrado y me siento satisfecha, para mí eso es. Creo que sí existe, lo que no existe son los sueños tontos que dicen me voy a hacer millonaria voy a vivir en una mansión, me voy a hacer famosa, eso para mí, es bájate un poquito. Hay que seguir soñando, pero seguir soñando sueños no exagerados”.

¿Regresaría a vivir a México?

Ya no regresas porque, no voy a hablar por todo mundo, pero por ejemplo en Iguala, mis primos ganan 100 pesos al día, menos de cinco dólares. Vas allá (Estados Unidos) y el salario mínimo por hora son más de 15 dólares. Entonces llegas allá y depende del inmigrante qué trabajo encuentre, pero vas a ganar más de lo que estás ganando aquí, y no digo que vas a vivir en lujo, pero allá, aunque seas pobre tienes agua potable, electricidad, tu techo y paredes sólidas, no vives en una chocita hecha de techos de cartón. La pobreza allá, no es la de aquí. 

Ernestina Gaitán Cruz

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Reportera, articulista y free lance en La Jornada, Notimex, El Nacional, El Día Latinoamericano, Revistas FEM y Mira; Noticias de Oaxaca y Tiempo de Oaxaca. También llegó a colaborar en los Gobiernos de Guerrero y de Oaxaca.

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